/ lunes 5 de septiembre de 2022

Economía 4.0 | Optimismo en Banco de México

El Banco de México dio una nueva muestra de optimismo al estimar que México crecerá 2.2% en 2022 y 1.6% en 2023. Un escenario factible pero que deja de lado la desaceleración económica que se registra en Estados Unidos.

Contrario a lo que comienzan a exhibir algunas cifran en el sector de las manufacturas y al débil crecimiento del sector servicios, Banxico considera que el segundo semestre del 2022 tendrá un crecimiento cercano al 2.5%, una cifra superior al 1.9% (con cifras originales) que el PIB alcanzó durante los primeros seis meses del año.

Lo primero que se puede señalar es que el banco central estima, de forma implícita, que el aumento aplicado en sus tasas de interés no frenará el desempeño del consumo y la inversión: es la única forma de considerar que el PIB será superior al observado en la primera parte del 2022.

Una consideración similar se tendría para las manufacturas vinculadas a la exportación, particularmente en la parte automotriz, de maquinaria y equipo, equipo eléctrico y electrónico: Banxico estaría considerando que no se reducirán a pesar del menor crecimiento de la economía de Estados Unidos.

¿Cómo se alcanzará lo anterior? Será una pregunta que tendrá respuesta en los meses por venir.

La solución a la interrogante es fundamental para México, esencialmente porque los resultados del mercado laboral en Estados Unidos apuntan a que la Reserva Federal continuará elevando sus tasas de interés, algo que incidirá en las acciones que Banxico instrumentará en el país.

De igual forma se debe tener presente la evolución del mercado interno que se sintetiza en el crecimiento del sector servicios: su crecimiento promedio de los últimos nueve meses no alcanza el 1.0%: su contribución al aumento del PIB nacional es marginal.

Banxico tiene una prospectiva que considera que el mayor impacto de la desaceleración ocurrirá durante 2023 pero que el mismo será limitado porque México crecerá 1.6%.

¿Qué ocurrirá si los supuestos para el cierre del 2022 no se cumplen, particularmente en el sector que ha sido el motor del crecimiento y que, en el corto plazo, no se encuentra en el ámbito de la política económica nacional: las manufacturas de exportación?

Algo similar ocurre en el análisis de la inflación: el pronóstico para el cierre de año es de 8.1% (un incremento de 1.7% respecto a la prospectiva previa) pero en donde se mantiene la perspectiva de un aumento en la inflación de solo 3.2% para el 2023.

En esencia Banxico presenta un escenario de crecimiento económico que convivirá con un descenso en la inflación: se considera que la economía podrá sortear sin sobresaltos los choques que asolan a la Unión Europea (recesión), a la desaceleración de Estados Unidos, los conflictos geoeconómicos entre este país y China, así como la guerra en Ucrania.

Si la prospectiva del banco central es correcta durante el 2023 México alcanzará resultados que le permitirán regresar al nivel que tenía a finales del 2018. Si no ocurre así el país tendrá que esperar otro año para converger a dicho estado.

Todo ello ocurrirá al mismo tiempo que otras naciones aplican ambiciosos programas de reactivación económica para enfrentar el cambio estructural provocado por el Covid-19 y el Nuevo Orden Global.

México deberá considerar esta situación y su realidad para incrustarse en el grupo de países de liderean un cambio que propiciará mayor desarrollo para quienes han observado el futuro de la economía mundial.

El Banco de México dio una nueva muestra de optimismo al estimar que México crecerá 2.2% en 2022 y 1.6% en 2023. Un escenario factible pero que deja de lado la desaceleración económica que se registra en Estados Unidos.

Contrario a lo que comienzan a exhibir algunas cifran en el sector de las manufacturas y al débil crecimiento del sector servicios, Banxico considera que el segundo semestre del 2022 tendrá un crecimiento cercano al 2.5%, una cifra superior al 1.9% (con cifras originales) que el PIB alcanzó durante los primeros seis meses del año.

Lo primero que se puede señalar es que el banco central estima, de forma implícita, que el aumento aplicado en sus tasas de interés no frenará el desempeño del consumo y la inversión: es la única forma de considerar que el PIB será superior al observado en la primera parte del 2022.

Una consideración similar se tendría para las manufacturas vinculadas a la exportación, particularmente en la parte automotriz, de maquinaria y equipo, equipo eléctrico y electrónico: Banxico estaría considerando que no se reducirán a pesar del menor crecimiento de la economía de Estados Unidos.

¿Cómo se alcanzará lo anterior? Será una pregunta que tendrá respuesta en los meses por venir.

La solución a la interrogante es fundamental para México, esencialmente porque los resultados del mercado laboral en Estados Unidos apuntan a que la Reserva Federal continuará elevando sus tasas de interés, algo que incidirá en las acciones que Banxico instrumentará en el país.

De igual forma se debe tener presente la evolución del mercado interno que se sintetiza en el crecimiento del sector servicios: su crecimiento promedio de los últimos nueve meses no alcanza el 1.0%: su contribución al aumento del PIB nacional es marginal.

Banxico tiene una prospectiva que considera que el mayor impacto de la desaceleración ocurrirá durante 2023 pero que el mismo será limitado porque México crecerá 1.6%.

¿Qué ocurrirá si los supuestos para el cierre del 2022 no se cumplen, particularmente en el sector que ha sido el motor del crecimiento y que, en el corto plazo, no se encuentra en el ámbito de la política económica nacional: las manufacturas de exportación?

Algo similar ocurre en el análisis de la inflación: el pronóstico para el cierre de año es de 8.1% (un incremento de 1.7% respecto a la prospectiva previa) pero en donde se mantiene la perspectiva de un aumento en la inflación de solo 3.2% para el 2023.

En esencia Banxico presenta un escenario de crecimiento económico que convivirá con un descenso en la inflación: se considera que la economía podrá sortear sin sobresaltos los choques que asolan a la Unión Europea (recesión), a la desaceleración de Estados Unidos, los conflictos geoeconómicos entre este país y China, así como la guerra en Ucrania.

Si la prospectiva del banco central es correcta durante el 2023 México alcanzará resultados que le permitirán regresar al nivel que tenía a finales del 2018. Si no ocurre así el país tendrá que esperar otro año para converger a dicho estado.

Todo ello ocurrirá al mismo tiempo que otras naciones aplican ambiciosos programas de reactivación económica para enfrentar el cambio estructural provocado por el Covid-19 y el Nuevo Orden Global.

México deberá considerar esta situación y su realidad para incrustarse en el grupo de países de liderean un cambio que propiciará mayor desarrollo para quienes han observado el futuro de la economía mundial.