/ lunes 5 de octubre de 2020

Economía 4.0 | Segunda ola de Covid-19: el mensaje

La segunda ola del Covid-19 avanza en Europa: Alemania, Francia, España y Gran Bretaña enfrentan las consecuencias: nuevas restricciones inhiben la movilidad social y ponen en claro la fragilidad de su recuperación.

A diferencia de lo que ocurre en China, Vietnam o Nueva Zelanda, Europa se encuentra en la ruta de un nuevo confinamiento que prolongará su recesión.

“Los peores meses del Covid-19 están por llegar” afirmó Angela Merkel en Alemania. El Covid-19 se encuentra “fuera de control en Gran Bretaña” indicó el asesor científico de Boris Johnson. Oliver Veran, Ministro de Sanidad en Francia señaló que París podría ser declarada “zona de alerta máxima” por la enfermedad.

Portugal y Rusia reportan los mayores contagios desde abril y mayo respectivamente. Polonia alcanzó un récord diario el pasado viernes. El gobierno de los Países Bajos anunció “severas” medidas para enfrentar al Covid-19 y el de Austria declaró formalmente que la segunda ola comenzó en su país.

Las nuevas restricciones mantendrán la actividad industrial y comercial de Europa en zona negativa, por lo que sus gobiernos seguirán instrumentando medidas de fomento económico y financiero para intentar aminorar las afectaciones, particularmente la caída en la inversión y el empleo.

Una consecuencia será el aumento de las medidas proteccionistas y de atracción de capitales para salvaguardar las fuentes de trabajo y garantizar que los apoyos fiscales y monetarios tengan el mayor efecto posible en la zona europea.

La historia no será diferente en Estados Unidos, Canadá y América Latina.

Brasil y Argentina, los motores de Sudamérica están inmersos en su perene crisis política, ahora exacerbada por la recesión asociada al Covid-19.

Venezuela, Perú, Bolivia y Ecuador siguen enfrascados en la lucha contra su propia historia, inmersos en un vórtice de pobreza, dependencia y sin nuevas ideas para liberarse de los fantasmas del pasado y dar paso al crecimiento económico.

Chile y Colombia no cuentan con los fundamentos endógenos para librar la recesión.

América del Norte llega dividida. Canadá no tendrá acercamiento con Estados Unidos hasta conocer el resultado de la elección presidencial, un proceso político que se ha contaminado tanto por la enfermedad del presidente Trump como por la sombra de un conflicto postelectoral que no se vive desde el año 2000.

Un potencial triunfo de Biden no cambiará el fondo de la estrategia norteamericana: reducir la dependencia frente a China, aumentar el contenido nacional de sus manufacturas, poca atención a los acuerdos multinacionales y dar prioridad a la generación de empleo en su país constituyen parte de la plataforma del candidato demócrata.

Por ello, México debería reorientar su estrategia. Evitar los escollos visibles que enfrentan gobiernos que no han terminado de resolver su pasado y dar paso a la generación de una estrategia de política económica que permita aprovechar el T-MEC y la sustitución de importaciones que ello implica.

Una alianza interna es necesaria, no hay otra forma de crear confianza y orientar las inversiones que se requieren para modernizar la depreciada infraestructura nacional.

La creación de empleo y el impulso a la inversión deberían ser el GPS de los acuerdos: concentran el bienestar social y los intereses público-privados más básicos. De otra forma México deberá esperar el resultado de las estrategias que implementan los países desarrollados para salir de la recesión.

Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico

La segunda ola del Covid-19 avanza en Europa: Alemania, Francia, España y Gran Bretaña enfrentan las consecuencias: nuevas restricciones inhiben la movilidad social y ponen en claro la fragilidad de su recuperación.

A diferencia de lo que ocurre en China, Vietnam o Nueva Zelanda, Europa se encuentra en la ruta de un nuevo confinamiento que prolongará su recesión.

“Los peores meses del Covid-19 están por llegar” afirmó Angela Merkel en Alemania. El Covid-19 se encuentra “fuera de control en Gran Bretaña” indicó el asesor científico de Boris Johnson. Oliver Veran, Ministro de Sanidad en Francia señaló que París podría ser declarada “zona de alerta máxima” por la enfermedad.

Portugal y Rusia reportan los mayores contagios desde abril y mayo respectivamente. Polonia alcanzó un récord diario el pasado viernes. El gobierno de los Países Bajos anunció “severas” medidas para enfrentar al Covid-19 y el de Austria declaró formalmente que la segunda ola comenzó en su país.

Las nuevas restricciones mantendrán la actividad industrial y comercial de Europa en zona negativa, por lo que sus gobiernos seguirán instrumentando medidas de fomento económico y financiero para intentar aminorar las afectaciones, particularmente la caída en la inversión y el empleo.

Una consecuencia será el aumento de las medidas proteccionistas y de atracción de capitales para salvaguardar las fuentes de trabajo y garantizar que los apoyos fiscales y monetarios tengan el mayor efecto posible en la zona europea.

La historia no será diferente en Estados Unidos, Canadá y América Latina.

Brasil y Argentina, los motores de Sudamérica están inmersos en su perene crisis política, ahora exacerbada por la recesión asociada al Covid-19.

Venezuela, Perú, Bolivia y Ecuador siguen enfrascados en la lucha contra su propia historia, inmersos en un vórtice de pobreza, dependencia y sin nuevas ideas para liberarse de los fantasmas del pasado y dar paso al crecimiento económico.

Chile y Colombia no cuentan con los fundamentos endógenos para librar la recesión.

América del Norte llega dividida. Canadá no tendrá acercamiento con Estados Unidos hasta conocer el resultado de la elección presidencial, un proceso político que se ha contaminado tanto por la enfermedad del presidente Trump como por la sombra de un conflicto postelectoral que no se vive desde el año 2000.

Un potencial triunfo de Biden no cambiará el fondo de la estrategia norteamericana: reducir la dependencia frente a China, aumentar el contenido nacional de sus manufacturas, poca atención a los acuerdos multinacionales y dar prioridad a la generación de empleo en su país constituyen parte de la plataforma del candidato demócrata.

Por ello, México debería reorientar su estrategia. Evitar los escollos visibles que enfrentan gobiernos que no han terminado de resolver su pasado y dar paso a la generación de una estrategia de política económica que permita aprovechar el T-MEC y la sustitución de importaciones que ello implica.

Una alianza interna es necesaria, no hay otra forma de crear confianza y orientar las inversiones que se requieren para modernizar la depreciada infraestructura nacional.

La creación de empleo y el impulso a la inversión deberían ser el GPS de los acuerdos: concentran el bienestar social y los intereses público-privados más básicos. De otra forma México deberá esperar el resultado de las estrategias que implementan los países desarrollados para salir de la recesión.

Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico