/ lunes 31 de agosto de 2020

Economía 4.0 | Segundo Informe: el día después

El primero de septiembre el presidente Andrés Manuel López Obrador dirigirá un mensaje a la nación con el que definirá el resto de su administración.

¿Cómo evaluará los 21 meses que han transcurrido desde su ascenso al poder? ¿Cuál es su prospectiva de lo que viene y de lo que se debe de hacer en un momento en el que se vive una profunda recesión? ¿Qué modificaciones realizará en la estructura de la administración pública más allá de la desaparición de algunas subsecretarias?

Como se puede recordar el titular del Poder Ejecutivo fue claro y contundente en la noche del primero de julio cuando afirmó: “quiero pasar a la historia”. Con ello puso la métrica con la cual calificará su gestión y cuya columna vertebral es lo que llamó la Cuarta Transmisión.

Las referencias históricas e implicaciones de su directriz son evidentes: movimientos disruptivos que marcaron etapas en la vida de México cuyos resultados presentan hoy un país con un gran potencial, pero fragmentado.

El producto de las tres primeras “transformaciones” es heterogéneo y se resume en el país en donde vivimos: grande en población, cultura, historia y por el tamaño de su economía. Cuenta con múltiples historias de éxito, muchas de ellas de nivel global.

No obstante, la nación también se encuentra marcada por la pobreza, la precarización de su mercado laboral, la informalidad y por la minusvalía de su sistema educativo y productivo: durante 50 años el Estado no ha encontrado la fórmula del crecimiento y desarrollo. Representa su deuda con la sociedad mexicana.

El marco institucional y la administración pública aún deben entrar en un proceso de reforma para elevar su eficacia: no se pueden alcanzar metas de desarrollo y progreso superiores sin ello, particularmente en un entorno de austeridad y recursos limitados.

México tiene un gran acervo de histórico, pero: ¿es suficiente para construir un futuro de prosperidad?

Además, el 2020 tenía guardado un desafío que ha modificado la estructura mundial: el Covid-19 ha puesto a prueba a gobiernos y sociedades: sus estrategias, capacidades y unidad. Únicamente algunos están pasando la prueba, el resto transitará por un largo periodo de recuperación.

En este sentido, el Segundo Informe del presidente López Obrador no sólo implica que está por concluir la tercera parte del sexenio, un periodo de tiempo en donde los resultados económicos difieren de la prospectiva que se planteó tanto en los Criterios Generales de Política Económica del 2019 y el 2020 como del Plan Nacional de Desarrollo.

El Segundo Informe también constituye la posibilidad de presentar una iniciativa de programa contracíclico que abra la posibilidad de evitar una mayor afectación al sistema social y productivo de México y con ello de alcanzar una recuperación más rápida.

El mensaje a la nación puede construir puentes de diálogo y concertación que se concreten con la presentación del paquete presupuestal y la puesta en marcha de un programa de infraestructura que tenga al contenido nacional, lo Hecho en México, como núcleo que acelere el crecimiento.

En este momento los efectos de la recesión ya son tangibles al igual que las primeras afectaciones. No obstante, todavía es tiempo de acotarlas, todo dependerá de la estrategia que se implemente y la eficacia con la que se realice. El mensaje presidencial marcará el rumbo de México.




Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico



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El primero de septiembre el presidente Andrés Manuel López Obrador dirigirá un mensaje a la nación con el que definirá el resto de su administración.

¿Cómo evaluará los 21 meses que han transcurrido desde su ascenso al poder? ¿Cuál es su prospectiva de lo que viene y de lo que se debe de hacer en un momento en el que se vive una profunda recesión? ¿Qué modificaciones realizará en la estructura de la administración pública más allá de la desaparición de algunas subsecretarias?

Como se puede recordar el titular del Poder Ejecutivo fue claro y contundente en la noche del primero de julio cuando afirmó: “quiero pasar a la historia”. Con ello puso la métrica con la cual calificará su gestión y cuya columna vertebral es lo que llamó la Cuarta Transmisión.

Las referencias históricas e implicaciones de su directriz son evidentes: movimientos disruptivos que marcaron etapas en la vida de México cuyos resultados presentan hoy un país con un gran potencial, pero fragmentado.

El producto de las tres primeras “transformaciones” es heterogéneo y se resume en el país en donde vivimos: grande en población, cultura, historia y por el tamaño de su economía. Cuenta con múltiples historias de éxito, muchas de ellas de nivel global.

No obstante, la nación también se encuentra marcada por la pobreza, la precarización de su mercado laboral, la informalidad y por la minusvalía de su sistema educativo y productivo: durante 50 años el Estado no ha encontrado la fórmula del crecimiento y desarrollo. Representa su deuda con la sociedad mexicana.

El marco institucional y la administración pública aún deben entrar en un proceso de reforma para elevar su eficacia: no se pueden alcanzar metas de desarrollo y progreso superiores sin ello, particularmente en un entorno de austeridad y recursos limitados.

México tiene un gran acervo de histórico, pero: ¿es suficiente para construir un futuro de prosperidad?

Además, el 2020 tenía guardado un desafío que ha modificado la estructura mundial: el Covid-19 ha puesto a prueba a gobiernos y sociedades: sus estrategias, capacidades y unidad. Únicamente algunos están pasando la prueba, el resto transitará por un largo periodo de recuperación.

En este sentido, el Segundo Informe del presidente López Obrador no sólo implica que está por concluir la tercera parte del sexenio, un periodo de tiempo en donde los resultados económicos difieren de la prospectiva que se planteó tanto en los Criterios Generales de Política Económica del 2019 y el 2020 como del Plan Nacional de Desarrollo.

El Segundo Informe también constituye la posibilidad de presentar una iniciativa de programa contracíclico que abra la posibilidad de evitar una mayor afectación al sistema social y productivo de México y con ello de alcanzar una recuperación más rápida.

El mensaje a la nación puede construir puentes de diálogo y concertación que se concreten con la presentación del paquete presupuestal y la puesta en marcha de un programa de infraestructura que tenga al contenido nacional, lo Hecho en México, como núcleo que acelere el crecimiento.

En este momento los efectos de la recesión ya son tangibles al igual que las primeras afectaciones. No obstante, todavía es tiempo de acotarlas, todo dependerá de la estrategia que se implemente y la eficacia con la que se realice. El mensaje presidencial marcará el rumbo de México.




Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico



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