/ lunes 13 de julio de 2020

Economía 4.0 | TMEC: ¿Déjàvu? Parte II

La respuesta a la profunda recesión que México enfrenta se encuentra en la instrumentación de una verdadera Política Industrial, la estabilización de las finanzas públicas y el comercio exterior no tienen la capacidad para resolver el problema.

¿Cuál es la dimensión del retroceso que vive la segunda economía de América Latina?

El INEGI acaba de confirmar la magnitud: en mayo la industria nacional retrocedió (-) 29.7%, una cifra similar a la de abril pasado.

Constituyen la mayor caída de la industria en un bimestre desde 1934.

¿Cuál es la consecuencia?: la industria de México se encuentra en un nivel similar al alcanzado a finales de 1995, hace prácticamente un cuarto de siglo.

La afectación es mayor si se considera la situación en términos per cápita, en esencia de casi 40 años. ¿Cómo se resolverá?

La apertura de la economía ante el avance del Covid-19 tendrá un efecto heterogéneo. Casi la mitad del país se encuentra con el semáforo en rojo y el viernes pasado la autoridad de salud pública federal no pudo actualizarlo.

En sus palabras: “porque identificamos que la información que se transfiere para evaluar el semáforo no es consistente en todos los estados”.

Dicho proceso se da al mismo tiempo que el T-MEC ha visto la luz, pero confiar en él como motor de reactivación chocará con la realidad de una recesión industrial que sigue frenando el avance de América del Norte.

¿Qué significa esto para el caso de México? Hay una contracción de su capacidad potencial: ya no se cuenta con la misma capacidad productiva en las empresas (recorte de personal, menor inversión en maquinaria, equipo y construcción, depreciación de sus activos, por ejemplo). Peor aún: cierre definitivo de empresas.

Al igual que el TLCAN, el T-MEC tendrá un alcance positivo pero limitado en materia de crecimiento y desarrollo si se sigue confundiendo la política comercial con la industrial.

En México menos del 10% de su población gana más de 5 salarios mínimos (18.5 mil pesos al mes) y menos de 5% percibe un ingreso superior a los 10 salarios mínimos (37 mil pesos al mes).

Por su parte el T-MEC impone la restricción de salarios de 16 dólares la hora (más de 80 mil pesos al mes) para una parte de la fabricación de automóviles.

¿Cuál es la política laboral, de productividad y competitividad para lograr la convergencia salarial?

En 40 años la apertura de la economía no lo logró. En 1974 un trabajador mexicano en el sector de las manufacturas representaba un costo de compensación equivalente al 24% de su homólogo en Estados Unidos. En este momento, con todos los acuerdos firmados y como resultado de las recurrentes crisis, constituye solo 10%.

Como se citó en la columna de la semana pasada: la promesa del TLCAN, de la entrada a la OMC y hoy del T-MEC es crecimiento, empleo e inversión. Pero ¿qué instrumentos de política económica se emplearán para lograrlo?

El cambio estructural que México enfrenta es profundo y el T-MEC enfrenta una realidad que no existía cuando fue concebido en Estados Unidos y negociado con México y Canadá.

Por ello, México tendrá que aplicar una estrategia de política industrial moderna si desea superar el desafío y convertirlo en una oportunidad-

Una política industrial acorde con el siglo XXI, como la que se aplica exitosamente en los países que dominan el desarrollo industrial, económico y social del orbe.



Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico



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La respuesta a la profunda recesión que México enfrenta se encuentra en la instrumentación de una verdadera Política Industrial, la estabilización de las finanzas públicas y el comercio exterior no tienen la capacidad para resolver el problema.

¿Cuál es la dimensión del retroceso que vive la segunda economía de América Latina?

El INEGI acaba de confirmar la magnitud: en mayo la industria nacional retrocedió (-) 29.7%, una cifra similar a la de abril pasado.

Constituyen la mayor caída de la industria en un bimestre desde 1934.

¿Cuál es la consecuencia?: la industria de México se encuentra en un nivel similar al alcanzado a finales de 1995, hace prácticamente un cuarto de siglo.

La afectación es mayor si se considera la situación en términos per cápita, en esencia de casi 40 años. ¿Cómo se resolverá?

La apertura de la economía ante el avance del Covid-19 tendrá un efecto heterogéneo. Casi la mitad del país se encuentra con el semáforo en rojo y el viernes pasado la autoridad de salud pública federal no pudo actualizarlo.

En sus palabras: “porque identificamos que la información que se transfiere para evaluar el semáforo no es consistente en todos los estados”.

Dicho proceso se da al mismo tiempo que el T-MEC ha visto la luz, pero confiar en él como motor de reactivación chocará con la realidad de una recesión industrial que sigue frenando el avance de América del Norte.

¿Qué significa esto para el caso de México? Hay una contracción de su capacidad potencial: ya no se cuenta con la misma capacidad productiva en las empresas (recorte de personal, menor inversión en maquinaria, equipo y construcción, depreciación de sus activos, por ejemplo). Peor aún: cierre definitivo de empresas.

Al igual que el TLCAN, el T-MEC tendrá un alcance positivo pero limitado en materia de crecimiento y desarrollo si se sigue confundiendo la política comercial con la industrial.

En México menos del 10% de su población gana más de 5 salarios mínimos (18.5 mil pesos al mes) y menos de 5% percibe un ingreso superior a los 10 salarios mínimos (37 mil pesos al mes).

Por su parte el T-MEC impone la restricción de salarios de 16 dólares la hora (más de 80 mil pesos al mes) para una parte de la fabricación de automóviles.

¿Cuál es la política laboral, de productividad y competitividad para lograr la convergencia salarial?

En 40 años la apertura de la economía no lo logró. En 1974 un trabajador mexicano en el sector de las manufacturas representaba un costo de compensación equivalente al 24% de su homólogo en Estados Unidos. En este momento, con todos los acuerdos firmados y como resultado de las recurrentes crisis, constituye solo 10%.

Como se citó en la columna de la semana pasada: la promesa del TLCAN, de la entrada a la OMC y hoy del T-MEC es crecimiento, empleo e inversión. Pero ¿qué instrumentos de política económica se emplearán para lograrlo?

El cambio estructural que México enfrenta es profundo y el T-MEC enfrenta una realidad que no existía cuando fue concebido en Estados Unidos y negociado con México y Canadá.

Por ello, México tendrá que aplicar una estrategia de política industrial moderna si desea superar el desafío y convertirlo en una oportunidad-

Una política industrial acorde con el siglo XXI, como la que se aplica exitosamente en los países que dominan el desarrollo industrial, económico y social del orbe.



Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico



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