/ martes 3 de marzo de 2020

Economía USA | Pandemia y Trump

Y bien, esta fue la respuesta del equipo del presidente Donald Trump y sus aliados al coronavirus, al menos hasta el momento: en realidad es bueno para Estados Unidos. Asimismo, es un engaño perpetrado por los medios informativos y los demócratas. Además, no es tan grave, y la gente debería comprar acciones. De todos modos, todo estará bajo control gracias al liderazgo de un hombre que no cree en la ciencia.

De hecho, la historia de la respuesta de Trump frente a la pandemia comenzó hace varios años. Casi en cuanto asumió la presidencia comenzó a recortar el financiamiento de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés), lo cual a su vez produjo una reducción de 80 por ciento de los recursos que la agencia le dedica a los brotes de enfermedades en el mundo.

Donald Trump también terminó con toda la división de seguridad de salud mundial del Consejo de Seguridad Nacional.

Los expertos advirtieron que estas maniobras hacían que Estados Unidos se expusiera a graves riesgos. Hace más de dos años, Tom Frieden, un exdirector muy admirado de los CDC declaró: “Les dejaremos el campo abierto a los microbios”.

Por lo tanto, llegamos a la crisis actual en una condición, de por sí, debilitada. Y llegaron los microbios.

La primera reacción de los “trumpistas” fue considerar al coronavirus como un problema de los chinos, y pensar que lo que sea malo para China es bueno para nosotros. Wilbur Ross, el secretario de Comercio, lo aclamó como un acontecimiento que iba a “acelerar el regreso de los trabajos a Norteamérica”.

La historia cambió en cuanto quedó claro que el virus se estaba propagando mucho más allá de China. En este punto parece que el gobierno finalmente se dio cuenta de que tal vez tenía que hacer algo más que insistir en que las cosas estaban bien.

Trump sostuvo una conferencia de prensa sobre el virus, buena parte de la cual la dedicó a lanzar ataques incoherentes en contra de los demócratas y los medios. Sin embargo, anunció al líder de la respuesta del gobierno frente a la amenaza.

No obstante, en vez de poner a cargo a un profesional de la atención médica, le dio el trabajo al vicepresidente Mike Pence, quien tiene una interesante relación con las políticas de salud y la ciencia.

A inicios de su carrera política, Pence adoptó una postura peculiar sobre la salud pública, al declarar que fumar no mata personas. En repetidas ocasiones, también ha insistido en que la evolución es sólo una teoría.

Como gobernador de Indiana, bloqueó un programa de intercambio de agujas que pudo haber prevenido un brote significativo de VIH, y prefirió pedir que se hiciera una plegaria.

Y ahora, según The New York Times , los científicos del gobierno de Estados Unidos tendrán que obtener la aprobación de Pence antes de realizar declaraciones públicas sobre el coronavirus.

Por lo tanto, la respuesta trumpiana a la crisis es totalmente egocéntrica, enfocada por completo en hacer que Trump se vea bien en vez de proteger a Estados Unidos.

Y bien, esta fue la respuesta del equipo del presidente Donald Trump y sus aliados al coronavirus, al menos hasta el momento: en realidad es bueno para Estados Unidos. Asimismo, es un engaño perpetrado por los medios informativos y los demócratas. Además, no es tan grave, y la gente debería comprar acciones. De todos modos, todo estará bajo control gracias al liderazgo de un hombre que no cree en la ciencia.

De hecho, la historia de la respuesta de Trump frente a la pandemia comenzó hace varios años. Casi en cuanto asumió la presidencia comenzó a recortar el financiamiento de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés), lo cual a su vez produjo una reducción de 80 por ciento de los recursos que la agencia le dedica a los brotes de enfermedades en el mundo.

Donald Trump también terminó con toda la división de seguridad de salud mundial del Consejo de Seguridad Nacional.

Los expertos advirtieron que estas maniobras hacían que Estados Unidos se expusiera a graves riesgos. Hace más de dos años, Tom Frieden, un exdirector muy admirado de los CDC declaró: “Les dejaremos el campo abierto a los microbios”.

Por lo tanto, llegamos a la crisis actual en una condición, de por sí, debilitada. Y llegaron los microbios.

La primera reacción de los “trumpistas” fue considerar al coronavirus como un problema de los chinos, y pensar que lo que sea malo para China es bueno para nosotros. Wilbur Ross, el secretario de Comercio, lo aclamó como un acontecimiento que iba a “acelerar el regreso de los trabajos a Norteamérica”.

La historia cambió en cuanto quedó claro que el virus se estaba propagando mucho más allá de China. En este punto parece que el gobierno finalmente se dio cuenta de que tal vez tenía que hacer algo más que insistir en que las cosas estaban bien.

Trump sostuvo una conferencia de prensa sobre el virus, buena parte de la cual la dedicó a lanzar ataques incoherentes en contra de los demócratas y los medios. Sin embargo, anunció al líder de la respuesta del gobierno frente a la amenaza.

No obstante, en vez de poner a cargo a un profesional de la atención médica, le dio el trabajo al vicepresidente Mike Pence, quien tiene una interesante relación con las políticas de salud y la ciencia.

A inicios de su carrera política, Pence adoptó una postura peculiar sobre la salud pública, al declarar que fumar no mata personas. En repetidas ocasiones, también ha insistido en que la evolución es sólo una teoría.

Como gobernador de Indiana, bloqueó un programa de intercambio de agujas que pudo haber prevenido un brote significativo de VIH, y prefirió pedir que se hiciera una plegaria.

Y ahora, según The New York Times , los científicos del gobierno de Estados Unidos tendrán que obtener la aprobación de Pence antes de realizar declaraciones públicas sobre el coronavirus.

Por lo tanto, la respuesta trumpiana a la crisis es totalmente egocéntrica, enfocada por completo en hacer que Trump se vea bien en vez de proteger a Estados Unidos.