/ jueves 26 de octubre de 2017

Ecos de un homenaje

¿Cuántas emociones entremezcladas puede resistir el músculo de menos de 300 gramos que sostiene la vida, llamado corazón? Sin duda muchas más de las que podía imaginarme antes del miércoles 18, cuando se llevó a cabo el homenaje a mi madre, Margarita Michelena por el centenario de su nacimiento en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

El espacio entero destinado a esta colaboración no alcanzaría para agradecer a todos: autoridades, poetas, artistas escénicos, músicos, familiares, amigos y amantes de la poesía que llenaron la bella sala —mi favorita— de Bellas Artes y que por espacio de casi dos horas fueron un solo ser reunido en torno a la poesía y figura de Margarita.

Valió la pena todo el esfuerzo realizado junto con el de la Secretaría de Cultura del estado de Hidalgo, en la organización de esta conmemoración tan emotiva y merecida para una de las más importantes figuras de la poesía mexicana del siglo XX. Y esto lo digo no como la hija, sino como una enamorada lectora de este género literario que, desafortunadamente, tiene muchos menos adeptos de los que debiera.

La asistencia sobrepasó las expectativas; el recinto se llenó completamente. Me sorprendió porque mi madre hubiera cumplido 100 años el pasado 21 de julio, sus amigos y colegas contemporáneos ya no están en este plano de la existencia; el día, miércoles; la hora, las siete de la noche y la ubicación, Bellas Artes, en pleno centro histórico, no eran tampoco las más propicias para que hubiera una gran asistencia. Pero ocurrió el milagro y no quedó ni una butaca vacía. La familia de sangre y la elegida —como dije en mi mensaje— y los amigos generosos y solidarios acudieron al llamado.

Las espléndidas voces de Beatriz Falero, Gabriela Cañetas, Venancio Morten Neriah y Paul Berssey supieron imprimir la esencia de cada poema atinadamente elegido para la ocasión y estuvieron acompañadas maravillosamente por el Cuarteto de Guitarras del Estado de Hidalgo.

Generoso en su ofrecimiento, el maestro Antonio Crestani, director general de Vinculación Cultural de la Secretaría de Cultura del gobierno federal, con la representación de su titular, María Cristina García Cepeda, expresó que se hará todo lo posible por que antes de que termine la presente administración salga el primer volumen de las obras reunidas de Michelena, tal como lo propuse: un volumen con su poesía, otro —en edición bilingüe— con sus traducciones, incluida la inédita de “Las sabihondas” de Molière que hizo en verso y que había extraviado; el tercer volumen contendría una selección de artículos periodísticos agrupados por temas. 

Gracias infinitas a Jorge Ruiz Dueñas, Efraín Bartolomé, Miguel Sabido, a mi adorada Chinita Mendoza y Alfonso Valencia por haber participado. ¡Cuántas palabras luminosas, amorosas, pronunciaron en honor a la Miche!

A Hidalgo, y en especial a Olaf Hernández Sánchez, mi gratitud incondicional y la de mi familia. Estamos muy contentos, además, porque en el Centro de Información Cultural del Estado, el archivo de Margarita quedará resguardado para las futuras generaciones. Más de cinco mil documentos que incluyen guiones, artículos, traducciones, poema y fotografías podrán ser consultados en la página web de dicho centro.

Un homenaje es para recordar, del latín “re-cordis”, volver a pasar por el corazón y dejar que anide el antónimo del olvido combatiendo la finitud terrena. ¡Vida eterna en el corazón a Margarita Michelena!

andreacatano@gmail.com

¿Cuántas emociones entremezcladas puede resistir el músculo de menos de 300 gramos que sostiene la vida, llamado corazón? Sin duda muchas más de las que podía imaginarme antes del miércoles 18, cuando se llevó a cabo el homenaje a mi madre, Margarita Michelena por el centenario de su nacimiento en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

El espacio entero destinado a esta colaboración no alcanzaría para agradecer a todos: autoridades, poetas, artistas escénicos, músicos, familiares, amigos y amantes de la poesía que llenaron la bella sala —mi favorita— de Bellas Artes y que por espacio de casi dos horas fueron un solo ser reunido en torno a la poesía y figura de Margarita.

Valió la pena todo el esfuerzo realizado junto con el de la Secretaría de Cultura del estado de Hidalgo, en la organización de esta conmemoración tan emotiva y merecida para una de las más importantes figuras de la poesía mexicana del siglo XX. Y esto lo digo no como la hija, sino como una enamorada lectora de este género literario que, desafortunadamente, tiene muchos menos adeptos de los que debiera.

La asistencia sobrepasó las expectativas; el recinto se llenó completamente. Me sorprendió porque mi madre hubiera cumplido 100 años el pasado 21 de julio, sus amigos y colegas contemporáneos ya no están en este plano de la existencia; el día, miércoles; la hora, las siete de la noche y la ubicación, Bellas Artes, en pleno centro histórico, no eran tampoco las más propicias para que hubiera una gran asistencia. Pero ocurrió el milagro y no quedó ni una butaca vacía. La familia de sangre y la elegida —como dije en mi mensaje— y los amigos generosos y solidarios acudieron al llamado.

Las espléndidas voces de Beatriz Falero, Gabriela Cañetas, Venancio Morten Neriah y Paul Berssey supieron imprimir la esencia de cada poema atinadamente elegido para la ocasión y estuvieron acompañadas maravillosamente por el Cuarteto de Guitarras del Estado de Hidalgo.

Generoso en su ofrecimiento, el maestro Antonio Crestani, director general de Vinculación Cultural de la Secretaría de Cultura del gobierno federal, con la representación de su titular, María Cristina García Cepeda, expresó que se hará todo lo posible por que antes de que termine la presente administración salga el primer volumen de las obras reunidas de Michelena, tal como lo propuse: un volumen con su poesía, otro —en edición bilingüe— con sus traducciones, incluida la inédita de “Las sabihondas” de Molière que hizo en verso y que había extraviado; el tercer volumen contendría una selección de artículos periodísticos agrupados por temas. 

Gracias infinitas a Jorge Ruiz Dueñas, Efraín Bartolomé, Miguel Sabido, a mi adorada Chinita Mendoza y Alfonso Valencia por haber participado. ¡Cuántas palabras luminosas, amorosas, pronunciaron en honor a la Miche!

A Hidalgo, y en especial a Olaf Hernández Sánchez, mi gratitud incondicional y la de mi familia. Estamos muy contentos, además, porque en el Centro de Información Cultural del Estado, el archivo de Margarita quedará resguardado para las futuras generaciones. Más de cinco mil documentos que incluyen guiones, artículos, traducciones, poema y fotografías podrán ser consultados en la página web de dicho centro.

Un homenaje es para recordar, del latín “re-cordis”, volver a pasar por el corazón y dejar que anide el antónimo del olvido combatiendo la finitud terrena. ¡Vida eterna en el corazón a Margarita Michelena!

andreacatano@gmail.com

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