Sólo es capaz de realizar los sueños el que, cuando llega la hora, sabe estar despierto.
León Daudí
Y no es muy fácil que estén despiertos, máxime cuando el poder los ha rebasado: tal parece ser el caso de Andrés Manuel López quien se ha dejado llevar por sus deseos pensando que es la realidad... cómo es posible que en la presentación del segundo informe afirme que el próximo 1 de diciembre quedarían sentadas las bases de la Cuarta Transformación; cualquier movimiento de transformación lleva muchos años, él, a dos años de gobierno dice que “los cimientos del México del porvenir” habrán quedado colocados en dos meses y medio más.
Irresponsable declaración –como muchas que ha hecho-, luego de la crítica situación que vivimos ante la pandemia que no acaba de ser controlada, y la peor crisis económica en un siglo. Qué mejor momento para pedir tiempo en el cumplimiento de las tareas y no aferrarse a intentar convencernos de que “las bases de la transformación” quedarán en tiempo y forma, justo en el tiempo programado, dos años.
Ciertamente, “el cambio” que López pretende realizar desde que empezó a construir su llegada a la Presidencia, se basa en la necesidad de mejores condiciones de vida para la población, lo cual evidentemente todos querríamos; sin embargo, el prometer no empobrece y, desafortunadamente, tarde o temprano la realidad lo hará despertar y, al hacer cuentas, tan solo el covid-19 que en un momento “nos vino como anillo al dedo” –así lo declaró a principios de abril-, será un imponderable que no habrá de ajustarse a su proyecto…
Es indudable la habilidad de Andrés López para mantener su discurso que hábilmente además ha perfeccionado al paso de los años; es más, muy probablemente las elecciones del próximo año le darán oportunidad de continuar polarizando a la sociedad culpando a “los conservadores” de intentar destruir la “transformación”: la realidad supera a su ficción y, tarde o temprano, la gente no vive ni come de palabras, la Cuarta Transformación tendrá que mostrar algo tangible no solo esperanzas, ni estadísticas tramposas, algo palpable que implique y se refleje en su calidad de vida.
Hay más: recorte de recursos, menos subsecretarías y más renuncias... Austeridad, ajuste de cuentas, órdenes a la Secretaría de Hacienda para pedir a las dependencias que planeen su presupuesto, que se ajusten el cinturón, recuerda que la suya será una administración austera, que habrán de hacer más con menos…
Veamos, en un simple ejercicio analítico se puede concluir un ahorro en el recorte de subsecretarías por alrededor de mil 600 millones de pesos, pero además, López Obrador presumió que su gobierno ha ahorrado 560 mil millones de pesos, pero entre enero y junio de este año, el ahorro apenas suma 553 millones, los “ahorros” reportados son gastos, que se han dejado de hacer pese a la urgencia de algunos como las medicinas, por ejemplo: así pues, los “ahorros” en este país como México no nos dan ni para prevenir un mínimo plazo de atención a pacientes con coronavirus, el problema real siempre ha sido y seguirá siendo la falta de ingresos.
Sabemos que para ganar una elección se requiere tener expectativas, no obstante, el gobierno funciona con hechos y los resultados reflejan las acciones concretas. López Obrador ha prometido austeridad, lo está haciendo con recorte de plazas, menos recursos y más desconfianza, así de fácil…
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