/ jueves 14 de enero de 2021

¿Educación virtual vs presencial?

El secretario de Educación Pública anunció, durante la última “mañanera” del Presidente, que se autorizó el regreso a clases presenciales para este ciclo escolar 2020-2021 en los Estados que tienen semáforo verde; añadiendo que a partir del lunes 11 iniciarán sus clases 30 millones 466 mil 339 alumnos, de manera mixta, es decir, en algunas escuelas se dará “la posibilidad presencial y en otras seguirá a distancia”.

Pero la educación virtual, sostuvo, será el principal recurso educativo en el país. O sea, continuará la educación virtual en los Estados con semáforo rojo. Al margen de los números el hecho concreto es que un gran número de alumnos, de manera mixta, participará de una educación presencial y otro gran número aunque no de manera mixta recibirá una educación virtual. Lo cual implicará una diferencia radical en el trabajo educativo de profesores y alumnos.

En otros términos, los alumnos de una misma generación de educandos tendrán una concepción no uniforme del mundo y de la vida. ¿Por qué? Porque no es lo mismo dar o recibir clases de manera presencial que por computadora. Ni se enseña igual ni se aprende igual. Cambia la atención y participación del alumno, la capacidad de exposición del profesor, la bibliografía manejada y presentada, las tareas y su calificación. Bien sé que se trata de un reto enorme en esta época de pandemia. Pero lo innegable es que así se formarán seres humanos con una educación diferente, en cuanto a México y en cuanto al mundo. Se dirá que lo mismo puede pasar en el ámbito universitario. Lo cierto es que toda proporción guardada, sí: pero con las diferencias de forma y fondo que marcan las distintas especialidades o materias.

En suma, generaremos educativamente dos países. No es lo mismo, por ejemplo, que convivan los dos sexos en el proceso educativo de que se trata, a que no. La percepción ya sea femenina o masculina es algo básico en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Y así por el estilo muchas cosas más. Yo preferiría en el extremo, y lo reconozco, optar por un sistema virtual que además nos va abriendo las puertas cotidianamente a infinidad de rutas a seguir. Cambio enorme éste que requerirá de la participación de los padres. Preguntémonos hasta qué grado los padres han estado alejados de la educación de sus hijos, y con qué consecuencias. Se debe acrecentar el vínculo escuela-padres. Además, de los artículos 3º y 4º constitucionales se deduce e infiere que el desarrollo de la familia es inconcebible si niños y niñas, en su primera educación, no viven y conviven. La complementación entre el hombre y la mujer comienza a edad muy tierna, en la casa o en la escuela. En conclusión, no enfrentemos la educación virtual con la presencial porque el gran riesgo será unas generación rota, cortada, viviendo en el mismo país y heredera de la misma cultura pero con visiones existenciales diferentes. Ojo señor Secretario de Educación pues en las condiciones actuales de pandemia hay que asegurar un futuro uniforme para los educandos de hoy. Lo contrario es discordia y desunión. Es la hora, sin duda, de garantizar la permanencia de un México que cambia pero que debe ser inspirado e impulsado por la misma herencia y por los mismos valores. Otra cosa es desperdiciar el tesoro más grande, la educación, que es lo único que nos da identidad. Educar, lo decía Justo Sierra, es conservar la herencia y llevarla al futuro.

PROFESOR EMÉRITO DE LA UNAM

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Y Facebook: www.facebook.com/despacho.raulcarranca

El secretario de Educación Pública anunció, durante la última “mañanera” del Presidente, que se autorizó el regreso a clases presenciales para este ciclo escolar 2020-2021 en los Estados que tienen semáforo verde; añadiendo que a partir del lunes 11 iniciarán sus clases 30 millones 466 mil 339 alumnos, de manera mixta, es decir, en algunas escuelas se dará “la posibilidad presencial y en otras seguirá a distancia”.

Pero la educación virtual, sostuvo, será el principal recurso educativo en el país. O sea, continuará la educación virtual en los Estados con semáforo rojo. Al margen de los números el hecho concreto es que un gran número de alumnos, de manera mixta, participará de una educación presencial y otro gran número aunque no de manera mixta recibirá una educación virtual. Lo cual implicará una diferencia radical en el trabajo educativo de profesores y alumnos.

En otros términos, los alumnos de una misma generación de educandos tendrán una concepción no uniforme del mundo y de la vida. ¿Por qué? Porque no es lo mismo dar o recibir clases de manera presencial que por computadora. Ni se enseña igual ni se aprende igual. Cambia la atención y participación del alumno, la capacidad de exposición del profesor, la bibliografía manejada y presentada, las tareas y su calificación. Bien sé que se trata de un reto enorme en esta época de pandemia. Pero lo innegable es que así se formarán seres humanos con una educación diferente, en cuanto a México y en cuanto al mundo. Se dirá que lo mismo puede pasar en el ámbito universitario. Lo cierto es que toda proporción guardada, sí: pero con las diferencias de forma y fondo que marcan las distintas especialidades o materias.

En suma, generaremos educativamente dos países. No es lo mismo, por ejemplo, que convivan los dos sexos en el proceso educativo de que se trata, a que no. La percepción ya sea femenina o masculina es algo básico en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Y así por el estilo muchas cosas más. Yo preferiría en el extremo, y lo reconozco, optar por un sistema virtual que además nos va abriendo las puertas cotidianamente a infinidad de rutas a seguir. Cambio enorme éste que requerirá de la participación de los padres. Preguntémonos hasta qué grado los padres han estado alejados de la educación de sus hijos, y con qué consecuencias. Se debe acrecentar el vínculo escuela-padres. Además, de los artículos 3º y 4º constitucionales se deduce e infiere que el desarrollo de la familia es inconcebible si niños y niñas, en su primera educación, no viven y conviven. La complementación entre el hombre y la mujer comienza a edad muy tierna, en la casa o en la escuela. En conclusión, no enfrentemos la educación virtual con la presencial porque el gran riesgo será unas generación rota, cortada, viviendo en el mismo país y heredera de la misma cultura pero con visiones existenciales diferentes. Ojo señor Secretario de Educación pues en las condiciones actuales de pandemia hay que asegurar un futuro uniforme para los educandos de hoy. Lo contrario es discordia y desunión. Es la hora, sin duda, de garantizar la permanencia de un México que cambia pero que debe ser inspirado e impulsado por la misma herencia y por los mismos valores. Otra cosa es desperdiciar el tesoro más grande, la educación, que es lo único que nos da identidad. Educar, lo decía Justo Sierra, es conservar la herencia y llevarla al futuro.

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