/ domingo 19 de septiembre de 2021

El aborto ante la moralidad y su vigencia

@cons_gentil


Los encabezados recientes han sido testigos de resoluciones muy distintas sobre las limitaciones legales impuestas al aborto. En nuestro país, la Suprema Corte de Justicia de la Nación decidió despenalizar el aborto. Por otro lado, en Texas, se implementó una ley que prohibe el acceso al aborto después de 6 semanas de embarazo. Esta es una de las medidas más estrictas que se han tomado, pues es altamente improbable que una mujer pueda tener certeza de que está embarazada en este periodo de tiempo.

Desde el apoyo hasta el escrutinio, ambas medidas han generado reacciones polémicas, a pesar de ser muy distintas.

Al discutir el aborto dentro de instituciones legales, deja de ser un debate puramente ético y se convierte en un debate legal. Esto le otorga cualidades distintas.

La moralidad y la legalidad se ven afectadas por las convenciones sociales de la era en la que existen. Ninguna de las dos es estática. La historia nos ha enseñado que el hecho de que ciertas normas sean legales no significa que sean éticas, sino que responden a la norma moral de la época y sociedad en la que existen. Algunas, como el homicidio, han logrado sobrevivir la prueba del tiempo por la magnitud del daño y porque siguen sujetas a un gran escrutinio moral. Pero otras como la esclavitud, el derecho a la propiedad y, entre ellas, el aborto (en el gran marco de la igualdad de género) fueron legales o ilegales, respectivamente, pues la manera en la que existían en la sociedad iba de acuerdo a la norma moral, hasta que ésta cambió.

Por ejemplo, el quemar combustibles fósiles para generar electricidad fue socialmente aceptado hasta que se hizo más conocido el impacto negativo que generaban en el medio ambiente. De alguna manera, la “carga moral” de este proceso cambió de acuerdo a la norma social de la época, y actualmente existen alternativas de energías limpias para sustituirlo. El generar energía mayoritariamente con combustibles fósiles, sabiendo el impacto que tienen en el calentamiento global, ya no es aceptado por una buena parte de la opinión pública. Y eso también ha afectado las normas legales a nivel internacional.

En el caso del aborto, no es únicamente cuestión de ciencia (ya que existen debates al respecto) ni solo de laicidad, sino de que el prohibir el aborto ya no es moralmente aceptable en una era en la que la norma moral comienza a aceptar a la mujer como un ser con derechos y con derecho a propiedad, de las cuales la más importante es su propio cuerpo. No es aceptable en una época en la que las mujeres ya no toleran que su credibilidad sea menor por el hecho de ser mujeres y no por el peso de su argumento.

La ley es un producto humano que responde al espacio y tiempo de su creación. A partir de su comportamiento, la sociedad misma sienta el precedente para el establecimiento de una ley. Por lo tanto, la ley responde a las costumbres y demandas de la sociedad y su entorno y es de acuerdo a la pertinencia de estos cambios que debería modificarse también.

@cons_gentil


Los encabezados recientes han sido testigos de resoluciones muy distintas sobre las limitaciones legales impuestas al aborto. En nuestro país, la Suprema Corte de Justicia de la Nación decidió despenalizar el aborto. Por otro lado, en Texas, se implementó una ley que prohibe el acceso al aborto después de 6 semanas de embarazo. Esta es una de las medidas más estrictas que se han tomado, pues es altamente improbable que una mujer pueda tener certeza de que está embarazada en este periodo de tiempo.

Desde el apoyo hasta el escrutinio, ambas medidas han generado reacciones polémicas, a pesar de ser muy distintas.

Al discutir el aborto dentro de instituciones legales, deja de ser un debate puramente ético y se convierte en un debate legal. Esto le otorga cualidades distintas.

La moralidad y la legalidad se ven afectadas por las convenciones sociales de la era en la que existen. Ninguna de las dos es estática. La historia nos ha enseñado que el hecho de que ciertas normas sean legales no significa que sean éticas, sino que responden a la norma moral de la época y sociedad en la que existen. Algunas, como el homicidio, han logrado sobrevivir la prueba del tiempo por la magnitud del daño y porque siguen sujetas a un gran escrutinio moral. Pero otras como la esclavitud, el derecho a la propiedad y, entre ellas, el aborto (en el gran marco de la igualdad de género) fueron legales o ilegales, respectivamente, pues la manera en la que existían en la sociedad iba de acuerdo a la norma moral, hasta que ésta cambió.

Por ejemplo, el quemar combustibles fósiles para generar electricidad fue socialmente aceptado hasta que se hizo más conocido el impacto negativo que generaban en el medio ambiente. De alguna manera, la “carga moral” de este proceso cambió de acuerdo a la norma social de la época, y actualmente existen alternativas de energías limpias para sustituirlo. El generar energía mayoritariamente con combustibles fósiles, sabiendo el impacto que tienen en el calentamiento global, ya no es aceptado por una buena parte de la opinión pública. Y eso también ha afectado las normas legales a nivel internacional.

En el caso del aborto, no es únicamente cuestión de ciencia (ya que existen debates al respecto) ni solo de laicidad, sino de que el prohibir el aborto ya no es moralmente aceptable en una era en la que la norma moral comienza a aceptar a la mujer como un ser con derechos y con derecho a propiedad, de las cuales la más importante es su propio cuerpo. No es aceptable en una época en la que las mujeres ya no toleran que su credibilidad sea menor por el hecho de ser mujeres y no por el peso de su argumento.

La ley es un producto humano que responde al espacio y tiempo de su creación. A partir de su comportamiento, la sociedad misma sienta el precedente para el establecimiento de una ley. Por lo tanto, la ley responde a las costumbres y demandas de la sociedad y su entorno y es de acuerdo a la pertinencia de estos cambios que debería modificarse también.