/ jueves 5 de mayo de 2022

El affaire autoabastos: solución a la vista 

Por Ana Lilia Moreno *


La solución al tema de los autoabastos en el mercado eléctrico es más sencilla de lo que parece. Hablamos de los contratos que surgieron en 1992 al amparo de la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica –hoy abrogada–, que se plantearon en un inicio como una solución a los problemas de inversión eléctrica del país. Sin embargo, este esquema molesta mucho a la CFE, y por ello alega su cancelación inmediata. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha avalado recientemente la facultad de las autoridades para auditar a los autoabastos y revocar sus permisos si encuentra algún fraude a la ley. Sin embargo, las empresas que ejercen los permisos y contratos bajo la figura de autoabasto son reconocidas por las leyes vigentes y, por cierto, han resultado ser competitivas. ¿Cuál es entonces la solución? Veamos.

En 2013, con la reforma energética, se abrió un nuevo mercado eléctrico mayorista (MEM), en el que las empresas, incluyendo a la CFE, compiten para proveer energía más barata y limpia. Sin embargo, sabedores de los beneficios que el esquema de autoabasto había traído al país, y de los acuerdos de inversión que ya se tenían con el sector privado –como otorgar tarifa preferencial de transmisión a cambio de inversiones en infraestructura, que fueron donadas a la CFE–, los legisladores de 2013 permitieron que esos ‘particulares’ autoabastecidos siguieran siendo independientes del MEM hasta el término de la vigencia de sus permisos.

La operación de los autoabastos en México brinda a sus beneficiados costos mucho más bajos. Se trata de plantas generadoras que aportan el 12% de la electricidad del país, para beneficio de empresas que participan en el PIB nacional hasta en un 14%, muchas de las cuales han podido trasladar esas eficiencias a sus respectivos mercados, con precios más bajos, mayor oferta de bienes y servicios, nuevas inversiones, empleos y crecimiento económico. En los últimos 29 años, el sector atrajo cerca de 44 mil millones de dólares en inversión privada, con un 43% de ese monto dirigido a energías renovables. Empero, los autoabastos también producen anomalías. La CFE, quien opera exclusivamente la red de transmisión y distribución, argumenta que la tarifa preferencial de porteo que le pagan es tan baja que le implica pérdidas económicas. Asimismo, es un hecho que operar ‘por fuera’ del MEM frena la maduración del mercado mismo, es decir, no abona al objetivo de dar a los consumidores finales mejores precios, energía más limpia, segura y continua.

Recientemente, el presidente López Obrador comunicó su interés de negociar uno a uno con los autoabastos, y afirmó que de no llegar a acuerdos habría juicios contra ellos. Por su parte, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) ha negado la posibilidad de migrar al MEM a los autoabastos que se lo han solicitado, mismos que se han amparado. Lo que observamos, entonces, es un panorama en el sector cargado de judicialización.

Desde México Evalúa, con la colaboración de especialistas como el matemático Eleazar Castro, consideramos que en los mismos instrumentos que la ley vigente ofrece está la solución a las anomalías. El más claro sería la puesta en marcha de una subasta de mediano plazo operada por el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), con la cual todos los autoabastos migrarían al MEM al mismo tiempo, de tal manera que en un periodo de tres a cuatro meses la oferta y la demanda se podrían reasignar y reubicar geográficamente mediante nuevos contratos de potencia y energía, con vigencia de uno a tres años. Los beneficios de este mecanismo serían sorprendentes; por ejemplo, se podría descongestionar la red de transmisión nacional que, entendemos, se encuentra muy saturada (otra queja recurrente de CFE).

Hay que aspirar a un MEM más robusto y competitivo y migrar los autoabastos de forma ordenada, transparente, al tiempo de que conserven su valor. De lo que se trata finalmente es de tener energía más barata, más limpia y de mejor calidad, lo antes posible. La solución está ahí. Activémosla.

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*Ana Lilia Moreno es coordinadora del programa de Regulación y Competencia Económica de México Evalúa.

Por Ana Lilia Moreno *


La solución al tema de los autoabastos en el mercado eléctrico es más sencilla de lo que parece. Hablamos de los contratos que surgieron en 1992 al amparo de la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica –hoy abrogada–, que se plantearon en un inicio como una solución a los problemas de inversión eléctrica del país. Sin embargo, este esquema molesta mucho a la CFE, y por ello alega su cancelación inmediata. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha avalado recientemente la facultad de las autoridades para auditar a los autoabastos y revocar sus permisos si encuentra algún fraude a la ley. Sin embargo, las empresas que ejercen los permisos y contratos bajo la figura de autoabasto son reconocidas por las leyes vigentes y, por cierto, han resultado ser competitivas. ¿Cuál es entonces la solución? Veamos.

En 2013, con la reforma energética, se abrió un nuevo mercado eléctrico mayorista (MEM), en el que las empresas, incluyendo a la CFE, compiten para proveer energía más barata y limpia. Sin embargo, sabedores de los beneficios que el esquema de autoabasto había traído al país, y de los acuerdos de inversión que ya se tenían con el sector privado –como otorgar tarifa preferencial de transmisión a cambio de inversiones en infraestructura, que fueron donadas a la CFE–, los legisladores de 2013 permitieron que esos ‘particulares’ autoabastecidos siguieran siendo independientes del MEM hasta el término de la vigencia de sus permisos.

La operación de los autoabastos en México brinda a sus beneficiados costos mucho más bajos. Se trata de plantas generadoras que aportan el 12% de la electricidad del país, para beneficio de empresas que participan en el PIB nacional hasta en un 14%, muchas de las cuales han podido trasladar esas eficiencias a sus respectivos mercados, con precios más bajos, mayor oferta de bienes y servicios, nuevas inversiones, empleos y crecimiento económico. En los últimos 29 años, el sector atrajo cerca de 44 mil millones de dólares en inversión privada, con un 43% de ese monto dirigido a energías renovables. Empero, los autoabastos también producen anomalías. La CFE, quien opera exclusivamente la red de transmisión y distribución, argumenta que la tarifa preferencial de porteo que le pagan es tan baja que le implica pérdidas económicas. Asimismo, es un hecho que operar ‘por fuera’ del MEM frena la maduración del mercado mismo, es decir, no abona al objetivo de dar a los consumidores finales mejores precios, energía más limpia, segura y continua.

Recientemente, el presidente López Obrador comunicó su interés de negociar uno a uno con los autoabastos, y afirmó que de no llegar a acuerdos habría juicios contra ellos. Por su parte, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) ha negado la posibilidad de migrar al MEM a los autoabastos que se lo han solicitado, mismos que se han amparado. Lo que observamos, entonces, es un panorama en el sector cargado de judicialización.

Desde México Evalúa, con la colaboración de especialistas como el matemático Eleazar Castro, consideramos que en los mismos instrumentos que la ley vigente ofrece está la solución a las anomalías. El más claro sería la puesta en marcha de una subasta de mediano plazo operada por el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), con la cual todos los autoabastos migrarían al MEM al mismo tiempo, de tal manera que en un periodo de tres a cuatro meses la oferta y la demanda se podrían reasignar y reubicar geográficamente mediante nuevos contratos de potencia y energía, con vigencia de uno a tres años. Los beneficios de este mecanismo serían sorprendentes; por ejemplo, se podría descongestionar la red de transmisión nacional que, entendemos, se encuentra muy saturada (otra queja recurrente de CFE).

Hay que aspirar a un MEM más robusto y competitivo y migrar los autoabastos de forma ordenada, transparente, al tiempo de que conserven su valor. De lo que se trata finalmente es de tener energía más barata, más limpia y de mejor calidad, lo antes posible. La solución está ahí. Activémosla.

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*Ana Lilia Moreno es coordinadora del programa de Regulación y Competencia Económica de México Evalúa.