/ lunes 18 de febrero de 2019

El avance de la precarización laboral

La precarización del mercado laboral aceleró su marcha en el cuarto trimestre de 2018. Según cifras que dio a conocer el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) el porcentaje de población con un ingreso inferior al costo de la canasta alimentaria (pobreza laboral) aumentó por segundo trimestre.

El Coneval informó que 39.8 por ciento de la población ocupada no puede superar la Línea de Pobreza Extrema por Ingresos (canasta alimentaria). En otras palabras: son personas que tienen una ocupación, pero su ingreso no es suficiente para adquirir el alimento que el ser humano requiere para evitar los estragos del hambre.

Lo anterior ocurre a pesar de que durante 2018 el IMSS reportó la creación de 661 mil plazas. Junto con la ocupación en el sector informal, el país generó un millón de puestos de trabajo. Pero las cifras del Coneval indican que los ingresos obtenidos son insuficientes, al menos para casi 40 por ciento de los mexicanos ocupados.

El avance de la precarización ocurrió en la mitad del país. El Coneval señaló que “en 15 de las 32 entidades federativas aumentó el porcentaje de población que no puede adquirir la canasta alimentaria con su ingreso laboral. Destacan los estados de Chiapas, Jalisco y Veracruz con aumentos de 2.5, 2.2 y 2.1 puntos porcentuales entre el tercer y cuarto trimestre de 2018, respectivamente”.

El avance de la precarización se ha presentado aun con la cuestionable metodología que se le mide.

Para enero de 2019, el valor por persona de la Línea de Pobreza Extrema por Ingresos rural fue de mil 120.44 pesos y en el entorno urbano de mil 568.07 pesos.

¿Qué implica lo anterior? Casi 40 por ciento de los mexicanos ocupados no tiene un ingreso suficiente para superar las cifras mencionadas. En el entorno formal, es decir, en el empleo registrado ante el IMSS, se paga al menos un salario mínimo. En principio ello debería permitir que en el entorno rural al menos dos personas pudieran superar la Línea de Pobreza Extrema por Ingresos.

Así, la informalidad representa uno de los retos a vencer: ahí no se cumple con el pago mínimo que marca la ley. En segunda instancia está la generación de empleo que paga, en el mejor de los casos, hasta tres salarios mínimos: es insuficiente para una familia.

Dicho tipo de ocupación fue la que se creó durante los últimos años, aun en el sector formal. Ello es la causa de que las familias mexicanas, en promedio de cuatro personas, tengan problemas para alimentarse a pesar de contar con una ocupación laboral.

La desaparición de empleo que paga más de cinco salarios mínimos representa la causa de dicho problema y es uno de los verdaderos retos que deberá superar el gobierno del presidente López Obrador.

El problema se ha exacerbado desde mediados de 2008, cuando la crisis dañó al mercado laboral mexicano.

Lo segundo a considerar es que ello es atribuible a la precarización del sistema productivo nacional y del entorno que enfrentan las empresas. Inseguridad, energéticos caros, la competencia desleal y la ausencia de una política económica e industrial que tenga al crecimiento económico como objetivo son parte de lo que debe modificarse para revertir lo descrito.

El gasto social asistencial puede ser un paliativo, pero no funciona para atender las verdaderas causas.

La precarización del mercado laboral aceleró su marcha en el cuarto trimestre de 2018. Según cifras que dio a conocer el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) el porcentaje de población con un ingreso inferior al costo de la canasta alimentaria (pobreza laboral) aumentó por segundo trimestre.

El Coneval informó que 39.8 por ciento de la población ocupada no puede superar la Línea de Pobreza Extrema por Ingresos (canasta alimentaria). En otras palabras: son personas que tienen una ocupación, pero su ingreso no es suficiente para adquirir el alimento que el ser humano requiere para evitar los estragos del hambre.

Lo anterior ocurre a pesar de que durante 2018 el IMSS reportó la creación de 661 mil plazas. Junto con la ocupación en el sector informal, el país generó un millón de puestos de trabajo. Pero las cifras del Coneval indican que los ingresos obtenidos son insuficientes, al menos para casi 40 por ciento de los mexicanos ocupados.

El avance de la precarización ocurrió en la mitad del país. El Coneval señaló que “en 15 de las 32 entidades federativas aumentó el porcentaje de población que no puede adquirir la canasta alimentaria con su ingreso laboral. Destacan los estados de Chiapas, Jalisco y Veracruz con aumentos de 2.5, 2.2 y 2.1 puntos porcentuales entre el tercer y cuarto trimestre de 2018, respectivamente”.

El avance de la precarización se ha presentado aun con la cuestionable metodología que se le mide.

Para enero de 2019, el valor por persona de la Línea de Pobreza Extrema por Ingresos rural fue de mil 120.44 pesos y en el entorno urbano de mil 568.07 pesos.

¿Qué implica lo anterior? Casi 40 por ciento de los mexicanos ocupados no tiene un ingreso suficiente para superar las cifras mencionadas. En el entorno formal, es decir, en el empleo registrado ante el IMSS, se paga al menos un salario mínimo. En principio ello debería permitir que en el entorno rural al menos dos personas pudieran superar la Línea de Pobreza Extrema por Ingresos.

Así, la informalidad representa uno de los retos a vencer: ahí no se cumple con el pago mínimo que marca la ley. En segunda instancia está la generación de empleo que paga, en el mejor de los casos, hasta tres salarios mínimos: es insuficiente para una familia.

Dicho tipo de ocupación fue la que se creó durante los últimos años, aun en el sector formal. Ello es la causa de que las familias mexicanas, en promedio de cuatro personas, tengan problemas para alimentarse a pesar de contar con una ocupación laboral.

La desaparición de empleo que paga más de cinco salarios mínimos representa la causa de dicho problema y es uno de los verdaderos retos que deberá superar el gobierno del presidente López Obrador.

El problema se ha exacerbado desde mediados de 2008, cuando la crisis dañó al mercado laboral mexicano.

Lo segundo a considerar es que ello es atribuible a la precarización del sistema productivo nacional y del entorno que enfrentan las empresas. Inseguridad, energéticos caros, la competencia desleal y la ausencia de una política económica e industrial que tenga al crecimiento económico como objetivo son parte de lo que debe modificarse para revertir lo descrito.

El gasto social asistencial puede ser un paliativo, pero no funciona para atender las verdaderas causas.