/ jueves 21 de marzo de 2019

El cambio climático y retroceso de los glaciares

Hoy en día es cada vez más impresionante ver la forma acelerada en que se está transformando nuestro planeta como consecuencia del cambio climático, ya que mientras hay lugares en los que antes no llovía y donde ahora se registran grandes tormentas, existen otros que contaban con regulares precipitaciones que hacían el suelo fértil y que gradualmente se van secando ante la falta de agua, con lo que ello implica en materia de consecuencias para la alimentación.

Hace unas cuantas semanas, ciudades en el centro de Estados Unidos, como Chicago, tuvieron las temperaturas invernales más bajas de su historia, llegando a niveles que se podían considerar incluso polares, rondando hasta los 40 grados bajo cero; eso mientras que en el otro lado del mundo, en el hemisferio sur, concretamente en Australia, las temperaturas del verano austral sobrepasaban los 50 grados centígrados, llevando incluso a que las suelas de caucho de los zapatos se derritieran al pisar el pavimento. En días recientes se ha reportado también el desprendimiento de grandes superficies heladas tanto en los glaciares de la Patagonia chilena que salen al mar, dejando grandes bloques de hielo flotando a modo de icebergs. Algo similar ocurre en la Antártida, donde las capas de hielo que se han desprendido, han llegado a tener la superficie de países enteros, lo que también contribuye a alterar la temperatura de los océanos, con lo que ello implica en impacto a flora y fauna, además de facilitar huracanes que ahora incluso llegan al norte de Estados Unidos y naciones europeas.

Incluso en México vemos ahora cómo los mínimos glaciares que tenían nuestras más elevadas montañas, van retrocediendo. En el caso del Popocatépetl con sus 5,452 metros sobre el nivel del mar, con sus erupciones, acabó con el glaciar que cubría su cara norte; en el Iztaccíhuatl de 5,286 metros, los glaciares ya prácticamente desaparecieron debido al calentamiento global; en cuanto al Pico de Orizaba con sus 5,650 metros, el glaciar de Jamapa, que es el más grande, se hace gradualmente más chico, aunque a menor velocidad, gracias a su lejanía del calor que emite la CDMX.

YolandaDeLaTorreV

@Yoladelatorre

Hoy en día es cada vez más impresionante ver la forma acelerada en que se está transformando nuestro planeta como consecuencia del cambio climático, ya que mientras hay lugares en los que antes no llovía y donde ahora se registran grandes tormentas, existen otros que contaban con regulares precipitaciones que hacían el suelo fértil y que gradualmente se van secando ante la falta de agua, con lo que ello implica en materia de consecuencias para la alimentación.

Hace unas cuantas semanas, ciudades en el centro de Estados Unidos, como Chicago, tuvieron las temperaturas invernales más bajas de su historia, llegando a niveles que se podían considerar incluso polares, rondando hasta los 40 grados bajo cero; eso mientras que en el otro lado del mundo, en el hemisferio sur, concretamente en Australia, las temperaturas del verano austral sobrepasaban los 50 grados centígrados, llevando incluso a que las suelas de caucho de los zapatos se derritieran al pisar el pavimento. En días recientes se ha reportado también el desprendimiento de grandes superficies heladas tanto en los glaciares de la Patagonia chilena que salen al mar, dejando grandes bloques de hielo flotando a modo de icebergs. Algo similar ocurre en la Antártida, donde las capas de hielo que se han desprendido, han llegado a tener la superficie de países enteros, lo que también contribuye a alterar la temperatura de los océanos, con lo que ello implica en impacto a flora y fauna, además de facilitar huracanes que ahora incluso llegan al norte de Estados Unidos y naciones europeas.

Incluso en México vemos ahora cómo los mínimos glaciares que tenían nuestras más elevadas montañas, van retrocediendo. En el caso del Popocatépetl con sus 5,452 metros sobre el nivel del mar, con sus erupciones, acabó con el glaciar que cubría su cara norte; en el Iztaccíhuatl de 5,286 metros, los glaciares ya prácticamente desaparecieron debido al calentamiento global; en cuanto al Pico de Orizaba con sus 5,650 metros, el glaciar de Jamapa, que es el más grande, se hace gradualmente más chico, aunque a menor velocidad, gracias a su lejanía del calor que emite la CDMX.

YolandaDeLaTorreV

@Yoladelatorre