/ viernes 25 de febrero de 2022

El Chamizal y Ucrania, el absurdo nacionalismo

Hoy se cumplen 58 años de una de las "proezas diplomáticas más importantes" en las que haya participado nuestro país. El 25 de febrero de 1964 el Presidente Adolfo López Mateos recibe simbólicamente "El Chamizal", territorio en litigio con los Estados Unidos desde 1866.

El Chamizal se trata de un parque justo en la frontera de Estados Unidos con México, entre Ciudad Juárez y la ciudad de El Paso.

Originalmente el parque se encontraba al sur del Río Bravo, la frontera natural entre ambos territorios, límite internacional en 1848. Sin embargo, en 1884 se acordó que si el río cambiaba su curso por razones naturales, esto podría alterar el límite entre ambos países. Así, el río fue moviéndose con el paso de los años hacia el sur, situando al parque El Chamizal dentro de territorio estadounidense.

En 1911 se estableció un arbitraje para solucionar el problema de los territorios de El Chamizal, pero el país vecino hizo caso omiso.

Entre 1911 y 1963 muchos presidentes de ambos países intentaron solucionar el conflicto sin resultados favorables para nuestro país. Finalmente, en 196 el presidente Keneddy decidió aceptar la resolución del arbitraje de 1911 y ceder gran parte de El Chamizal a México.

Ha servido este territorio como una narrativa de uso histórico, ya que el parque no cuenta con las grandes riquezas naturales; tiene un monumento de Benito Juárez a escasos 30 metros de la línea divisoria con los Estados Unidos y a otros 30 de un muro de más de 7 metros de altura que delimita la división política entre nuestro país y los Estados Unidos.

La disputa por el territorio duró más de un siglo y no fue sino hasta que se firmó la recuperación del territorio entre John F. Kennedy y Adolfo López Mateos.

Este territorio que hoy se conmemora su anexión a nuestro país, tiene una analogía interesante con la problemática que hoy se suscita entre Rusia y Ucrania pues se trata también dentro de una de las múltiples sumas de razonamientos políticos, históricos, sociales y económicos que se remontan a la administración de la última zarina rusa que se tiene registro. Estos territorios formaban parte del gran imperio ruso y ante la caída instaurada por la revolución bolchevique y la creación de la Unión de Repúblicas Soviéticas y Socialistas (URSS), quedó anexada a la federación rusa.

Ante la caída del muro de Berlín y el fin de la guerra fría y la desintegración de los territorios de dicha federación, la independencia y la idea separatista crearon diversas repúblicas, entre ellas Ucrania.

La similitud entre ambas circunstancias, el Chamizal y Ucrania, tienen un alto tinte nacionalista; para unos motivo de orgullo y para otros ausencia de mundo. Yo coincido con la frase de Charles de Gaulle que reza: “patriotismo es cuando el amor por tu propio pueblo es lo primero; nacionalismo, cuando el odio por los demás es lo primero”. Sin duda cualquier conflicto bélico será motivo de rechazo, pero más aún cuando se funda sobre la base de un nacionalismo que raya en el fascismo.

Hoy se cumplen 58 años de una de las "proezas diplomáticas más importantes" en las que haya participado nuestro país. El 25 de febrero de 1964 el Presidente Adolfo López Mateos recibe simbólicamente "El Chamizal", territorio en litigio con los Estados Unidos desde 1866.

El Chamizal se trata de un parque justo en la frontera de Estados Unidos con México, entre Ciudad Juárez y la ciudad de El Paso.

Originalmente el parque se encontraba al sur del Río Bravo, la frontera natural entre ambos territorios, límite internacional en 1848. Sin embargo, en 1884 se acordó que si el río cambiaba su curso por razones naturales, esto podría alterar el límite entre ambos países. Así, el río fue moviéndose con el paso de los años hacia el sur, situando al parque El Chamizal dentro de territorio estadounidense.

En 1911 se estableció un arbitraje para solucionar el problema de los territorios de El Chamizal, pero el país vecino hizo caso omiso.

Entre 1911 y 1963 muchos presidentes de ambos países intentaron solucionar el conflicto sin resultados favorables para nuestro país. Finalmente, en 196 el presidente Keneddy decidió aceptar la resolución del arbitraje de 1911 y ceder gran parte de El Chamizal a México.

Ha servido este territorio como una narrativa de uso histórico, ya que el parque no cuenta con las grandes riquezas naturales; tiene un monumento de Benito Juárez a escasos 30 metros de la línea divisoria con los Estados Unidos y a otros 30 de un muro de más de 7 metros de altura que delimita la división política entre nuestro país y los Estados Unidos.

La disputa por el territorio duró más de un siglo y no fue sino hasta que se firmó la recuperación del territorio entre John F. Kennedy y Adolfo López Mateos.

Este territorio que hoy se conmemora su anexión a nuestro país, tiene una analogía interesante con la problemática que hoy se suscita entre Rusia y Ucrania pues se trata también dentro de una de las múltiples sumas de razonamientos políticos, históricos, sociales y económicos que se remontan a la administración de la última zarina rusa que se tiene registro. Estos territorios formaban parte del gran imperio ruso y ante la caída instaurada por la revolución bolchevique y la creación de la Unión de Repúblicas Soviéticas y Socialistas (URSS), quedó anexada a la federación rusa.

Ante la caída del muro de Berlín y el fin de la guerra fría y la desintegración de los territorios de dicha federación, la independencia y la idea separatista crearon diversas repúblicas, entre ellas Ucrania.

La similitud entre ambas circunstancias, el Chamizal y Ucrania, tienen un alto tinte nacionalista; para unos motivo de orgullo y para otros ausencia de mundo. Yo coincido con la frase de Charles de Gaulle que reza: “patriotismo es cuando el amor por tu propio pueblo es lo primero; nacionalismo, cuando el odio por los demás es lo primero”. Sin duda cualquier conflicto bélico será motivo de rechazo, pero más aún cuando se funda sobre la base de un nacionalismo que raya en el fascismo.