/ martes 15 de mayo de 2018

El delito de ser joven

Por: Abraham Isaac Vergara Contreras

El mayor delito es ser joven, guardando proporciones a la memoria nos llegan las imágenes de los jóvenes masacrados en el ’68 y ’71, distintas circunstancias, mismas víctimas. Un aniversario más en Ayotzinapa, sin respuestas claras, por el contrario, sigue doliendo la herida, padres con su físico y alma desagarrados, representan la realidad de muchos más casos que permanecen en el anonimato o en la imposibilidad de identificación, un tambo con ácido carcome sus esperanzas de ver aparecer por la puerta a sus muchachos.

La justicia lleva un “paso de tortuga”, entre contradicciones y la justificación de que no son los que se buscan, nos damos cuenta que el estado de derecho ha desaparecido en muchas de las regiones del país, muchachos que se convierten en delincuentes, que se ven forzados a formar parte de la delincuencia organizada, teniendo que realizar acciones de las más ruines ya que no encuentran un camino para salir adelante y ayudar al sustento de casa.

Ningún candidato de la próxima elección tiene políticas claras que beneficien a los jóvenes, sin embargo, son utilizados y manipulados para conseguir el voto, que se me permita la expresión, ni son delincuentes, ni son holgazanes; simplemente el Estado no ha podido generar las oportunidades suficientes para que salgan de la pobreza y que tengan un trabajo digno y la posibilidad de realizar estudios.

-Vota por mí, que yo te daré, no mejor vota por mí porque él es más corrupto y yo si te daré; no mucho mejor por mí-; todos prometen sin generar una política contundente que les permita realizarse como jóvenes, que les permita explotar todas sus cualidades y competencias; no quieren dádivas quieren políticas públicas claras, quieren una educación de calidad, donde no se centre en hablar inglés o computación, cuando lo básico se descuida; se requiere de una educación enfocada en su entorno que les permita romper con el círculo vicioso en el que han vivido sus padres y sus abuelos.

El ataque hacia los jóvenes está en ambos lados de la frontera, más de 800 mil “dreamers” sufren las amenazas de la deportación, el vecino del norte no dimensiona lo que perdería, 20 mil millones de dólares anuales provenientes del consumo y 3 mil millones en impuestos; si o si, afectaría su crecimiento económico, la consecuente pérdida de talento afectaría sus procesos de innovación; esa fuga de cerebros y mano de obra repercutirá directamente en su economía.

Desafortunadamente, en México no se tiene la capacidad de recibirlos y ofrecerles oportunidades reales de empleo, para aprovechar su talento e impulsar su liderazgo empresarial que por décadas han desarrollado en los Estados Unidos, un dato, el 40% de las empresas de Fortune 500 han sido fundas por inmigrantes y sus hijos.

Es momento de ponerle un alto a la demagogia, brindar oportunidades que permitan explotar al máximo el talento porque el país los necesita; deben vivir en plenitud, formar una generación libre de corrupción y sobre todo hacer un México mejor.

Coordinador Licenciatura en Contaduría y Gestión Empresarial y Licenciatura en Finanzas Universidad Iberoamericana

Por: Abraham Isaac Vergara Contreras

El mayor delito es ser joven, guardando proporciones a la memoria nos llegan las imágenes de los jóvenes masacrados en el ’68 y ’71, distintas circunstancias, mismas víctimas. Un aniversario más en Ayotzinapa, sin respuestas claras, por el contrario, sigue doliendo la herida, padres con su físico y alma desagarrados, representan la realidad de muchos más casos que permanecen en el anonimato o en la imposibilidad de identificación, un tambo con ácido carcome sus esperanzas de ver aparecer por la puerta a sus muchachos.

La justicia lleva un “paso de tortuga”, entre contradicciones y la justificación de que no son los que se buscan, nos damos cuenta que el estado de derecho ha desaparecido en muchas de las regiones del país, muchachos que se convierten en delincuentes, que se ven forzados a formar parte de la delincuencia organizada, teniendo que realizar acciones de las más ruines ya que no encuentran un camino para salir adelante y ayudar al sustento de casa.

Ningún candidato de la próxima elección tiene políticas claras que beneficien a los jóvenes, sin embargo, son utilizados y manipulados para conseguir el voto, que se me permita la expresión, ni son delincuentes, ni son holgazanes; simplemente el Estado no ha podido generar las oportunidades suficientes para que salgan de la pobreza y que tengan un trabajo digno y la posibilidad de realizar estudios.

-Vota por mí, que yo te daré, no mejor vota por mí porque él es más corrupto y yo si te daré; no mucho mejor por mí-; todos prometen sin generar una política contundente que les permita realizarse como jóvenes, que les permita explotar todas sus cualidades y competencias; no quieren dádivas quieren políticas públicas claras, quieren una educación de calidad, donde no se centre en hablar inglés o computación, cuando lo básico se descuida; se requiere de una educación enfocada en su entorno que les permita romper con el círculo vicioso en el que han vivido sus padres y sus abuelos.

El ataque hacia los jóvenes está en ambos lados de la frontera, más de 800 mil “dreamers” sufren las amenazas de la deportación, el vecino del norte no dimensiona lo que perdería, 20 mil millones de dólares anuales provenientes del consumo y 3 mil millones en impuestos; si o si, afectaría su crecimiento económico, la consecuente pérdida de talento afectaría sus procesos de innovación; esa fuga de cerebros y mano de obra repercutirá directamente en su economía.

Desafortunadamente, en México no se tiene la capacidad de recibirlos y ofrecerles oportunidades reales de empleo, para aprovechar su talento e impulsar su liderazgo empresarial que por décadas han desarrollado en los Estados Unidos, un dato, el 40% de las empresas de Fortune 500 han sido fundas por inmigrantes y sus hijos.

Es momento de ponerle un alto a la demagogia, brindar oportunidades que permitan explotar al máximo el talento porque el país los necesita; deben vivir en plenitud, formar una generación libre de corrupción y sobre todo hacer un México mejor.

Coordinador Licenciatura en Contaduría y Gestión Empresarial y Licenciatura en Finanzas Universidad Iberoamericana