/ lunes 15 de enero de 2018

El demonio está en los detalles

Se acerca la hora cero para que comience en la ciudad de Montreal, Canadá la sexta ronda de negociaciones para la modernización del Tratado de Libre Comercio para America del Norte (TLCAN) entre México, Canadá y los Estados Unidos de Norteamérica.  

Hasta el momento las rondas anteriores nos han traído más incertidumbre que certezas sobre el futuro del pacto comercial más grande de la región, debido a las controvertidas propuestas que ha presentado la delegación estadounidense en la mesa de negociaciones que incluyen la cláusula de terminación automática cada 5 años, el aumento del contenido regional en las reglas de origen para la industria automotriz y la eliminación del Capítulo 19 como mecanismo para la resolución de controversias.

¿Cuáles son los posibles escenarios que nos esperan en esta ronda de negociaciones?

Revisemos primero el escenario más pesimista:    

Un escenario probable que pueda ocurrir es que el mandatario norteamericano atente contra la lógica comercial y denuncie el Tratado invocando el Artículo 2205 del TLCAN, en caso de que este escenario se materialice y se dé la notificación, no necesariamente significa el fin del acuerdo comercial, significa que el presidente estadounidense quiere negociar desde una posición de fuerza para obtener el mayor número de concesiones posibles a costa de sus contrapartes. Una denuncia del tratado podría significar solamente el inicio de la siguiente fase de negociaciones, donde los negociadores norteamericanos tendrían una clara ventaja sobre sus contrapartes.

¿Qué tan viable esta opción?

Recordemos que en la Unión Americana el comercio exterior es una prerrogativa del Congreso, pero ha sido delegada a través de las leyes al poder ejecutivo.

El titular del poder ejecutivo gracias a esta atribución que le da el Congreso a través de una autorización es el encargado de negociar Tratados Internacionales en materia comercial bajo supervisión del mismo Congreso. Si el presidente norteamericano decide emitir una orden ejecutiva para detonar el Artículo 2205 del TLCAN, el Congreso norteamericano tiene las atribuciones constitucionales para revertir esta decisión a través de una votación en la cámara de representantes y de senadores, en caso de que ambas cámaras estén en contra de la decisión del ejecutivo se puede revertir la salida de la Unión Americana del TLCAN.

En caso de que ambas cámaras aprueben el abandono del pacto comercial, a los Estados Unidos de Norteamérica retirarse del acuerdo les ocasionaría una pérdida de aproximadamente 187,000 empleos en los primeros 3 años. Las consecuencias para nuestro país serían mucho más dramáticas.

Revisemos un escenario más moderado:

Prolongar las negociaciones más allá de las rondas pactadas, recordemos que no se puede negociar un acuerdo al vapor, después de todo, negociar tratados de libre comercio normalmente es un proceso que lleva años, y la prisa suela ser un mal consejero, el TLCAN original entró en vigor en 1994, casi tres años después de iniciadas las negociaciones, cuando había voluntad para negociar y no había animosidad hacia nosotros por parte de los estadounidenses.

En este posible escenario la delegación mexicana tiene que ser inteligente y hacer concesiones mínimas para ganar tiempo y extender los plazos de negociación, sin capitular completamente ante las desproporcionadas exigencias de los norteamericanos.   

Si se prolongan de más las negociaciones y el estrambótico presidente norteamericano pierde la paciencia y denuncia el Tratado de igual forma, se abriría una confrontación  de varios meses entre las Cámaras y la Casa Blanca para ver si el mandatario tiene la potestad para hacerlo o no y la disrupción en las cadenas de valor transfronterizas no sería inmediata.

Este escenario significaría que la incertidumbre económica en México aumentaría mucho y el peso se depreciaría.

Tercer escenario; Estar preparados para cualquier cosa

La expectativa ideal en toda negociación es lograr avances, pero especialmente esta se ha caracterizado por ser una negociación sui generis y atípica; en diferentes medios se ha publicado que nuestros socios canadienses están preparados en caso de que los norteamericanos abandonen la mesa de negociaciones, ¿Deberíamos hacer lo mismo?

Recordemos que hace 24 años dentro de la Unión Americana había mucha oposición contra el TLCAN, entre las que se encontraban destacados personajes de la política norteamericana como: Ross Perot , Bernie Sanders, Pat Buchanan, Dick Gephardt, y hasta el propio William Clinton en un principio, pero gracias a un extenso trabajo de cabildeo dentro de la Unión Americana logró aprobarse el Acuerdo en la Cámara de Representantes con 234 votos a favor y 200 en contra. En el Senado norteamericano se aprobó con un margen de 60 votos a favor y 28 en contra. Podríamos repetir la estrategia del cabildeo.

Durante esta sexta ronda de negociaciones las delegaciones mexicana y canadiense deben de estar preparadas para hacer contrapropuestas controversiales a los norteamericanos para contrarrestar la ventaja negociadora que hasta el momento llevan.  

Se acerca la hora cero para que comience en la ciudad de Montreal, Canadá la sexta ronda de negociaciones para la modernización del Tratado de Libre Comercio para America del Norte (TLCAN) entre México, Canadá y los Estados Unidos de Norteamérica.  

Hasta el momento las rondas anteriores nos han traído más incertidumbre que certezas sobre el futuro del pacto comercial más grande de la región, debido a las controvertidas propuestas que ha presentado la delegación estadounidense en la mesa de negociaciones que incluyen la cláusula de terminación automática cada 5 años, el aumento del contenido regional en las reglas de origen para la industria automotriz y la eliminación del Capítulo 19 como mecanismo para la resolución de controversias.

¿Cuáles son los posibles escenarios que nos esperan en esta ronda de negociaciones?

Revisemos primero el escenario más pesimista:    

Un escenario probable que pueda ocurrir es que el mandatario norteamericano atente contra la lógica comercial y denuncie el Tratado invocando el Artículo 2205 del TLCAN, en caso de que este escenario se materialice y se dé la notificación, no necesariamente significa el fin del acuerdo comercial, significa que el presidente estadounidense quiere negociar desde una posición de fuerza para obtener el mayor número de concesiones posibles a costa de sus contrapartes. Una denuncia del tratado podría significar solamente el inicio de la siguiente fase de negociaciones, donde los negociadores norteamericanos tendrían una clara ventaja sobre sus contrapartes.

¿Qué tan viable esta opción?

Recordemos que en la Unión Americana el comercio exterior es una prerrogativa del Congreso, pero ha sido delegada a través de las leyes al poder ejecutivo.

El titular del poder ejecutivo gracias a esta atribución que le da el Congreso a través de una autorización es el encargado de negociar Tratados Internacionales en materia comercial bajo supervisión del mismo Congreso. Si el presidente norteamericano decide emitir una orden ejecutiva para detonar el Artículo 2205 del TLCAN, el Congreso norteamericano tiene las atribuciones constitucionales para revertir esta decisión a través de una votación en la cámara de representantes y de senadores, en caso de que ambas cámaras estén en contra de la decisión del ejecutivo se puede revertir la salida de la Unión Americana del TLCAN.

En caso de que ambas cámaras aprueben el abandono del pacto comercial, a los Estados Unidos de Norteamérica retirarse del acuerdo les ocasionaría una pérdida de aproximadamente 187,000 empleos en los primeros 3 años. Las consecuencias para nuestro país serían mucho más dramáticas.

Revisemos un escenario más moderado:

Prolongar las negociaciones más allá de las rondas pactadas, recordemos que no se puede negociar un acuerdo al vapor, después de todo, negociar tratados de libre comercio normalmente es un proceso que lleva años, y la prisa suela ser un mal consejero, el TLCAN original entró en vigor en 1994, casi tres años después de iniciadas las negociaciones, cuando había voluntad para negociar y no había animosidad hacia nosotros por parte de los estadounidenses.

En este posible escenario la delegación mexicana tiene que ser inteligente y hacer concesiones mínimas para ganar tiempo y extender los plazos de negociación, sin capitular completamente ante las desproporcionadas exigencias de los norteamericanos.   

Si se prolongan de más las negociaciones y el estrambótico presidente norteamericano pierde la paciencia y denuncia el Tratado de igual forma, se abriría una confrontación  de varios meses entre las Cámaras y la Casa Blanca para ver si el mandatario tiene la potestad para hacerlo o no y la disrupción en las cadenas de valor transfronterizas no sería inmediata.

Este escenario significaría que la incertidumbre económica en México aumentaría mucho y el peso se depreciaría.

Tercer escenario; Estar preparados para cualquier cosa

La expectativa ideal en toda negociación es lograr avances, pero especialmente esta se ha caracterizado por ser una negociación sui generis y atípica; en diferentes medios se ha publicado que nuestros socios canadienses están preparados en caso de que los norteamericanos abandonen la mesa de negociaciones, ¿Deberíamos hacer lo mismo?

Recordemos que hace 24 años dentro de la Unión Americana había mucha oposición contra el TLCAN, entre las que se encontraban destacados personajes de la política norteamericana como: Ross Perot , Bernie Sanders, Pat Buchanan, Dick Gephardt, y hasta el propio William Clinton en un principio, pero gracias a un extenso trabajo de cabildeo dentro de la Unión Americana logró aprobarse el Acuerdo en la Cámara de Representantes con 234 votos a favor y 200 en contra. En el Senado norteamericano se aprobó con un margen de 60 votos a favor y 28 en contra. Podríamos repetir la estrategia del cabildeo.

Durante esta sexta ronda de negociaciones las delegaciones mexicana y canadiense deben de estar preparadas para hacer contrapropuestas controversiales a los norteamericanos para contrarrestar la ventaja negociadora que hasta el momento llevan.