/ domingo 22 de septiembre de 2019

El Ejército de todos los días

A 198 años de la entrada triunfante del Ejército Trigarante a la Ciudad de México.


La madrugada del 16 de septiembre, con el frío calando los huesos, luciendo el uniforme militar intacto, botas bien boleadas y marchando a tambor batiente, miles de elementos de las Fuerzas Armadas se aprestaron a acudir al desfile con el que demostrarían a México de qué están hechos y a quién sirven.

Así, horas más tarde y en pleno rayo del Sol, esos mismos militares descenderían en paracaídas, maniobrarían vehículos, marcharían con ahínco, cabalgarían a galope y adiestrarían al águila real para hacer gala de la disciplina, adiestramiento y capacidad con que cuentan para respaldar al Estado mexicano en diversas actividades.

Niños asombrados, adultos agradecidos y militares gallardos. Ésa fue la estampa de aquel lunes 16 de septiembre de 2019 con la que los militares mexicanos honraron la memoria histórica de quienes han contribuido al engrandecimiento de esta nación.

Se trata de la máxima expresión de apoyo y respaldo a la institución pública que genera mayor sentido de pertenencia y de orgullo entre los mexicanos; honor que se ha ganado a pulso.

Ésa sí es la auténtica relación que los militares guardan con la población civil y no aquellas imágenes de personas que motivadas por la delincuencia agreden e insultan a nuestros soldados buscando apoderarse de combustible y bienes robados.

Como las venas en un cuerpo, el Ejército se encuentra desplegado en todo el territorio nacional y sus elementos son los glóbulos que nutren y mantienen sano al cuerpo mexicano, removiendo cualquier peligro de su sistema circulatorio.

Pero no puede solo, necesita que cada una y cada uno de los mexicanos hagamos nuestro trabajo y no promovamos ni nos beneficiemos de actos ilícitos, que lo único a lo que conducen es a la autodestrucción y podredumbre.

No tengo duda que el Ejército es fiel representante de la mexicanidad, de nuestras tradiciones, de nuestros valores y de nuestros anhelos.

Sus integrantes, mujeres y hombres de todas las entidades federativas y de distintos estratos sociales, comandados por el General Luis Cresencio Sandoval, conforman un equipo cuya única bandera es la de México y su porvenir.

Cuerpo institucional, su labor no obedece a colores partidistas, sino a los colores de la insignia patria y de sus instituciones.

Ya sea en un desastre natural o antropogénico, labores de seguridad, protección de grupos vulnerables y comunidades alejadas, sembrando árboles, distribuyendo libros de texto, custodiando zonas estratégicas, construyendo infraestructura, adiestrando a jóvenes del Servicio Militar, controlando la venta de armas, desarrollando labores imprescindibles para la custodia y preservación de la seguridad nacional, cooperando con ejércitos de otros países, protegiendo al Presidente de la República y su familia, atendiendo los llamados de gobiernos locales y municipales o marchando en las calles de las principales ciudades del país, ahí esta el Ejército, el Ejército de todos los mexicanos y de todos los días, que no se cansa ni se acobarda.

Ése es el Ejército de México.

@jlcamachov

camachovargas@prodigy.net.mx

A 198 años de la entrada triunfante del Ejército Trigarante a la Ciudad de México.


La madrugada del 16 de septiembre, con el frío calando los huesos, luciendo el uniforme militar intacto, botas bien boleadas y marchando a tambor batiente, miles de elementos de las Fuerzas Armadas se aprestaron a acudir al desfile con el que demostrarían a México de qué están hechos y a quién sirven.

Así, horas más tarde y en pleno rayo del Sol, esos mismos militares descenderían en paracaídas, maniobrarían vehículos, marcharían con ahínco, cabalgarían a galope y adiestrarían al águila real para hacer gala de la disciplina, adiestramiento y capacidad con que cuentan para respaldar al Estado mexicano en diversas actividades.

Niños asombrados, adultos agradecidos y militares gallardos. Ésa fue la estampa de aquel lunes 16 de septiembre de 2019 con la que los militares mexicanos honraron la memoria histórica de quienes han contribuido al engrandecimiento de esta nación.

Se trata de la máxima expresión de apoyo y respaldo a la institución pública que genera mayor sentido de pertenencia y de orgullo entre los mexicanos; honor que se ha ganado a pulso.

Ésa sí es la auténtica relación que los militares guardan con la población civil y no aquellas imágenes de personas que motivadas por la delincuencia agreden e insultan a nuestros soldados buscando apoderarse de combustible y bienes robados.

Como las venas en un cuerpo, el Ejército se encuentra desplegado en todo el territorio nacional y sus elementos son los glóbulos que nutren y mantienen sano al cuerpo mexicano, removiendo cualquier peligro de su sistema circulatorio.

Pero no puede solo, necesita que cada una y cada uno de los mexicanos hagamos nuestro trabajo y no promovamos ni nos beneficiemos de actos ilícitos, que lo único a lo que conducen es a la autodestrucción y podredumbre.

No tengo duda que el Ejército es fiel representante de la mexicanidad, de nuestras tradiciones, de nuestros valores y de nuestros anhelos.

Sus integrantes, mujeres y hombres de todas las entidades federativas y de distintos estratos sociales, comandados por el General Luis Cresencio Sandoval, conforman un equipo cuya única bandera es la de México y su porvenir.

Cuerpo institucional, su labor no obedece a colores partidistas, sino a los colores de la insignia patria y de sus instituciones.

Ya sea en un desastre natural o antropogénico, labores de seguridad, protección de grupos vulnerables y comunidades alejadas, sembrando árboles, distribuyendo libros de texto, custodiando zonas estratégicas, construyendo infraestructura, adiestrando a jóvenes del Servicio Militar, controlando la venta de armas, desarrollando labores imprescindibles para la custodia y preservación de la seguridad nacional, cooperando con ejércitos de otros países, protegiendo al Presidente de la República y su familia, atendiendo los llamados de gobiernos locales y municipales o marchando en las calles de las principales ciudades del país, ahí esta el Ejército, el Ejército de todos los mexicanos y de todos los días, que no se cansa ni se acobarda.

Ése es el Ejército de México.

@jlcamachov

camachovargas@prodigy.net.mx

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