/ domingo 17 de junio de 2018

El electorado deberá dar la sorpresa

“NO ME HAGAN DECIR SI HAY UN COMPLOT O NO. SÓLO SÉ QUE TENÍAMOS UN ADVERSARIO MAS"

Y no, no se crean que la frase es de @Ya sabes quién; en estos tiempos mundialistas –que para nuestra fortuna distraerán un poco el candente ambiente político que se vive en este México nuestro-, la frase fue pronunciada por Giovanni Trapattoni, técnico de la selección de Italia, tras ser eliminados por Corea del Sur luego de un polémico arbitraje.

El caso es que desde el pasado jueves y hasta el próximo 15 de julio el mundo del futbol nos dará la oportunidad de reivindicarnos y convivir con nuestros allegados, independientemente de colores, partidos, candidatos e ideología política, temas que ya nos tiene bastante confrontados: en el ánimo de los mexicanos –que pretextos no faltan-, se respiran ya los tradicionales preparativos para armar la juerga viendo el partido, dirigir al árbitro, aconsejar a los jugadores, pelear balones a distancia, echar porras y festejar muchos, muchos goles!!! No hablo solo de nuestro Tri, por supuesto… aunque soy fanática y anhelo ese “quinto partido”, hemos de ser realistas –ojalá nos sorprendan-, pero decía, el pretexto es lo de menos y habrá suficientes y apetitosos partidos que se presten a armar pachanga, máxime ahora que ya sabemos que en ocho años –Dios mediante-, tenderemos una nueva oportunidad de gozar el ambiente mundialista en territorio mexicano compartiendo el gusto con Estados Unidos y Canadá –¡qué cosas!-.

En fin, antes de enfocarnos en el balón pié, vayamos a uno de los inevitables temas del acontecer político durante la semana, el tercer debate por la Presidencia, en el que a decir de los expertos y como ha venido sucediendo, el vencedor fue Ricardo Anaya al mostrar claridad en sus propuestas bien estructuradas, fundamentadas y resueltas. Por su parte, Andrés López se mostró incómodo, evasivo y convencido de que la solución para TODOS los problemas de este país es acabar con la corrupción –que si bien es cierto resolvería muchas cosas, no sería suficiente para el terminar de tajo con todos los males que nos aquejan-; pero además, no supo responder a preguntas explícitas de los conductores y de sus adversarios, es inconsistente en sus propuestas -que son inamovibles-, y con ello ratifica su peligrosidad… José Antonio Meade continúa mostrando su experiencia con base en su trayectoria, no únicamente en cuanto a cuestiones económicas sino también a los temas de salud y educación; no obstante, sorprendió porque su campaña ha estado basada en lo que –dice- es su absoluta honestidad, aunque como abogado mintió al atacar a Ricardo Anaya afirmando que está “indiciado”, lo cual es falso dado que un tribunal lo exoneró; acusó a Anaya de lavar dinero de lo cual no hay prueba contundente. Finalmente El Bronco, como es su costumbre lució, le dio aire al evento y nada más.

Como en el caso de los dos anteriores, difícilmente el tercer debate repercutirá en el proceso electoral dado que no se vieron intervenciones brillantes que arrojaran muchos puntos, y ninguno de los candidatos su hundió en sus propias palabras o en su silencio, incluyendo al de Morena que nuevamente calló cuando sus errores fueron señalados por los demás. No obstante, parece que no hay una clara victoria o señalamiento contundente en pro o en contra de ninguno, suficiente para alterare la percepción de los candidatos ante el electorado.

Así las cosas, si bien los debates permitieron conocer a los candidatos en un escenario distinto a su actuar en campaña y han debido confrontar a sus rivales, no respondieron a las expectativas generadas e incumplieron con su supuesta función en un proceso electoral.

No fue un mal debate, solo nos confirmó lo que ya sabíamos de los candidatos, escuchamos nuevos temas, pero no hubo nada radicalmente nuevo: Lo cierto es que, quienes no se han decidido aun por alguno de los candidatos, tiene más razones aun para prevalecer en la indecisión; quienes han decidido ya por quién votar, ratificaron sus argumentos para ello. Los candidatos se ven ya cansados, sin frescura –alguno bronceado pero no fresco-, y no ofrecen nada nuevo.

El 30% o más de los indecisos puede significar un gran abstencionismo o un magno fracaso de las encuestadoras; ojalá y la enorme sorpresa la de el electorado…

Vayamos pues a lo que hoy nos ocupa, Alemania-México que en este Día del Padre podría igualmente sorprendernos: un milagrito pues, Dios lo haga!

Y para esos maravillosos seres que entregan la vida por sus cachorros, un abrazo enorme! El mío, hasta el cielo, Gracias Chat!!!

gamogui@hotmail.com

“NO ME HAGAN DECIR SI HAY UN COMPLOT O NO. SÓLO SÉ QUE TENÍAMOS UN ADVERSARIO MAS"

Y no, no se crean que la frase es de @Ya sabes quién; en estos tiempos mundialistas –que para nuestra fortuna distraerán un poco el candente ambiente político que se vive en este México nuestro-, la frase fue pronunciada por Giovanni Trapattoni, técnico de la selección de Italia, tras ser eliminados por Corea del Sur luego de un polémico arbitraje.

El caso es que desde el pasado jueves y hasta el próximo 15 de julio el mundo del futbol nos dará la oportunidad de reivindicarnos y convivir con nuestros allegados, independientemente de colores, partidos, candidatos e ideología política, temas que ya nos tiene bastante confrontados: en el ánimo de los mexicanos –que pretextos no faltan-, se respiran ya los tradicionales preparativos para armar la juerga viendo el partido, dirigir al árbitro, aconsejar a los jugadores, pelear balones a distancia, echar porras y festejar muchos, muchos goles!!! No hablo solo de nuestro Tri, por supuesto… aunque soy fanática y anhelo ese “quinto partido”, hemos de ser realistas –ojalá nos sorprendan-, pero decía, el pretexto es lo de menos y habrá suficientes y apetitosos partidos que se presten a armar pachanga, máxime ahora que ya sabemos que en ocho años –Dios mediante-, tenderemos una nueva oportunidad de gozar el ambiente mundialista en territorio mexicano compartiendo el gusto con Estados Unidos y Canadá –¡qué cosas!-.

En fin, antes de enfocarnos en el balón pié, vayamos a uno de los inevitables temas del acontecer político durante la semana, el tercer debate por la Presidencia, en el que a decir de los expertos y como ha venido sucediendo, el vencedor fue Ricardo Anaya al mostrar claridad en sus propuestas bien estructuradas, fundamentadas y resueltas. Por su parte, Andrés López se mostró incómodo, evasivo y convencido de que la solución para TODOS los problemas de este país es acabar con la corrupción –que si bien es cierto resolvería muchas cosas, no sería suficiente para el terminar de tajo con todos los males que nos aquejan-; pero además, no supo responder a preguntas explícitas de los conductores y de sus adversarios, es inconsistente en sus propuestas -que son inamovibles-, y con ello ratifica su peligrosidad… José Antonio Meade continúa mostrando su experiencia con base en su trayectoria, no únicamente en cuanto a cuestiones económicas sino también a los temas de salud y educación; no obstante, sorprendió porque su campaña ha estado basada en lo que –dice- es su absoluta honestidad, aunque como abogado mintió al atacar a Ricardo Anaya afirmando que está “indiciado”, lo cual es falso dado que un tribunal lo exoneró; acusó a Anaya de lavar dinero de lo cual no hay prueba contundente. Finalmente El Bronco, como es su costumbre lució, le dio aire al evento y nada más.

Como en el caso de los dos anteriores, difícilmente el tercer debate repercutirá en el proceso electoral dado que no se vieron intervenciones brillantes que arrojaran muchos puntos, y ninguno de los candidatos su hundió en sus propias palabras o en su silencio, incluyendo al de Morena que nuevamente calló cuando sus errores fueron señalados por los demás. No obstante, parece que no hay una clara victoria o señalamiento contundente en pro o en contra de ninguno, suficiente para alterare la percepción de los candidatos ante el electorado.

Así las cosas, si bien los debates permitieron conocer a los candidatos en un escenario distinto a su actuar en campaña y han debido confrontar a sus rivales, no respondieron a las expectativas generadas e incumplieron con su supuesta función en un proceso electoral.

No fue un mal debate, solo nos confirmó lo que ya sabíamos de los candidatos, escuchamos nuevos temas, pero no hubo nada radicalmente nuevo: Lo cierto es que, quienes no se han decidido aun por alguno de los candidatos, tiene más razones aun para prevalecer en la indecisión; quienes han decidido ya por quién votar, ratificaron sus argumentos para ello. Los candidatos se ven ya cansados, sin frescura –alguno bronceado pero no fresco-, y no ofrecen nada nuevo.

El 30% o más de los indecisos puede significar un gran abstencionismo o un magno fracaso de las encuestadoras; ojalá y la enorme sorpresa la de el electorado…

Vayamos pues a lo que hoy nos ocupa, Alemania-México que en este Día del Padre podría igualmente sorprendernos: un milagrito pues, Dios lo haga!

Y para esos maravillosos seres que entregan la vida por sus cachorros, un abrazo enorme! El mío, hasta el cielo, Gracias Chat!!!

gamogui@hotmail.com

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