/ viernes 31 de diciembre de 2021

El enfoque bioeconómico como marco de referencia para el desarrollo de tecnologías de acuicultivos comerciales

Alfredo Hernández Llamas (Cibnor)


El desarrollo de tecnologías para el cultivo de especies acuáticas debe lograrse procurando la menor utilización posible de tiempo y recursos. En esta contribución, se propone que el enfoque bioeconómico puede servir como herramienta en apoyo a ese propósito.

Tratándose de la acuicultura comercial, queda implícita la necesidad de garantizar la rentabilidad económica de la tecnología, por lo que su desarrollo deberá evaluarse sistemáticamente en un contexto económico. En ese sentido, resulta útil el uso de un modelo bioeconómico del cultivo en tanto que, al basarse en un enfoque interdisciplinario, la problemática del desarrollo se aborda considerando integralmente sus aspectos biológicos, técnicos y económicos.

El desarrollo de modelos bioeconómicos requiere de datos de crecimiento de los organismos y de su supervivencia, además de conocer los costos asociados a su producción y a la inversión en equipo e instalaciones, entre otros. Una vez implementado el modelo, es posible realizar un “análisis de sensibilidad” de la rentabilidad del cultivo a cambios en los valores de los componentes del modelo, con el fin de identificar aquellos que tienen mayor impacto en la rentabilidad.

Así, supongamos que, por ejemplo, el análisis indica que entre los factores más importantes se encuentran la tasa de crecimiento de los organismos, el precio del alimento balanceado que se les proporciona, la eficiencia del equipo de aireación artificial que se usa en las unidades de producción, y en el costo de mano de obra para la operación del cultivo. El esfuerzo de desarrollo de la tecnología debiera priorizarse, consiguientemente, hacia los programas de mejoramiento genético para incrementar la tasa de crecimiento, la disminución en los costos de los insumos usados en el alimento balanceado –y en la preparación del mismo–, en la mejora de la eficiencia del equipo de aireación, y en el análisis de tiempos y movimientos del personal o, en su defecto, en la consideración de la posibilidad de automatización de parte de las operaciones.

En contraste, aquellos aspectos que el análisis de sensibilidad indique que son de menor importancia como, por ejemplo, el precio de ciertos insumos y equipos, no debieran estar en la lista de investigaciones prioritarias para mejorarlos. En México, el trabajo realizado por Negrete (1980) es pionero en el uso del análisis de sensibilidad para el desarrollo tecnológico en acuicultura.

El modelo bioeconómico también puede utilizarse para definir en qué medida debieran perfeccionarse aspectos importantes, como los ejemplificados en el párrafo anterior, con el propósito de alcanzar –en un tiempo determinado y mediante el trabajo conjunto de especialistas en las áreas respectivas– un objetivo económico razonable. A la conclusión de dicho tiempo, el modelo se puede volver a usar para evaluar si las mejoras en el desarrollo cumplieron el objetivo trazado y para, eventualmente, identificar nuevas rutas que orienten los esfuerzos de investigación. En tal sentido, el modelo es de utilidad para el trabajo colectivo de todo el grupo de investigadores porque proporciona un marco de referencia que permite ubicar el avance que, al momento, tiene la tecnología.

Los programas de desarrollo tecnológico en acuicultura deberán contar, idealmente, con especialistas en genética, nutrición, sanidad e ingeniería acuícola. No obstante, no todas las organizaciones que llevan a cabo dichos desarrollos cuentan con el personal calificado para llevarlos a cabo, por lo que resulta de la mayor importancia trabajar en colaboración con otras instituciones que cuenten con el personal capacitado que permita suplir las carencias propias.

Deseablemente, el desarrollo de la tecnología debiera alcanzar un punto en el que resulte conveniente llevar a cabo una fase piloto; ello ocurriría cuando el análisis bioeconómico indique que es posible proyectar una rentabilidad mínima atractiva para una determinada escala de producción. En la Figura 1 se presenta un ejemplo teórico de lo que pudiera ser una proyección como la referida.

Si, por ejemplo, la rentabilidad mínima atractiva fuera de 25 %, entonces la dimensión del cultivo piloto debiera ser aquella que requiere la siembra de aproximadamente 3.2 millones de “semillas”. Concebido así, el cultivo piloto constituye un ensayo de la tecnología que resulta representativo, a una escala mínima, de sus aspectos biológicos, técnicos y económicos. Los posibles resultados positivos de la fase piloto pueden llevar a la conclusión de que la tecnología es transferible y a la decisión de escalar hacia una fase comercial. El autor de esta contribución ha realizado proyecciones de ese tipo para un cultivo piloto de la almeja “Catarina” (Hernandez-Llamas, 1997).

Es recomendable desarrollar un modelo bioeconómico en cuanto sea posible. Sin embargo, existen consideraciones que deben realizarse para la toma de decisiones, aun sin contar con un modelo bioeconómico. Por ejemplo, el desarrollo de la tecnología no tiene porqué iniciar con un experimento destinado a medir el crecimiento y la supervivencia de los organismos a cultivar si, aun suponiendo que se va a utilizar la totalidad de la capacidad de las unidades de cultivo y que no se tienen mermas en la producción, resulta que los ingresos obtenibles no alcanzarían para siquiera amortizar el costo de las unidades de cultivo en un tiempo razonable. Se trata de un ejercicio simple que, como en este ejemplo, nos puede indicar que el problema inicial que enfrenta la tecnología no es de producción, sino de costos. La investigación, entonces, debería empezar por buscar la sustitución de las unidades de cultivo por otras más económicas o, en su defecto, diseñar nuevas de menor costo.

A manera de conclusión, el autor recomienda que, en lo posible, el enfoque bioeconómico se adopte como una herramienta auxiliar para la toma de decisiones en el desarrollo tecnológico en acuicultura.

Referencias

HernándezLlamas A. 1997. Management strategies of stocking density and length of culture period for the catarina scallop Argopecten circularis (Sowerby); a bioeconomic approach. Aquaculture Research 28:223-239.

Negrete J. 1980. Análisis de sensibilidad en la producción biológica. Ediciones del Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM, México.

Autor

Alfredo Hernández Llamas es doctor en Biología por la UNAM adscrito como investigador titular C en el Programa de Acuicultura en el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor). Correo de contacto: (ahllamas04@cibnor.mx).

Quienes formamos parte del blog México es ciencia agradecemos que nos hayan seguido a lo largo de este año 2021 que está finalizando y expresamos nuestros mejores deseos de salud, momentos agradables y bienestar a lo largo del año 2022. ¡Feliz inicio de año!

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Alfredo Hernández Llamas (Cibnor)


El desarrollo de tecnologías para el cultivo de especies acuáticas debe lograrse procurando la menor utilización posible de tiempo y recursos. En esta contribución, se propone que el enfoque bioeconómico puede servir como herramienta en apoyo a ese propósito.

Tratándose de la acuicultura comercial, queda implícita la necesidad de garantizar la rentabilidad económica de la tecnología, por lo que su desarrollo deberá evaluarse sistemáticamente en un contexto económico. En ese sentido, resulta útil el uso de un modelo bioeconómico del cultivo en tanto que, al basarse en un enfoque interdisciplinario, la problemática del desarrollo se aborda considerando integralmente sus aspectos biológicos, técnicos y económicos.

El desarrollo de modelos bioeconómicos requiere de datos de crecimiento de los organismos y de su supervivencia, además de conocer los costos asociados a su producción y a la inversión en equipo e instalaciones, entre otros. Una vez implementado el modelo, es posible realizar un “análisis de sensibilidad” de la rentabilidad del cultivo a cambios en los valores de los componentes del modelo, con el fin de identificar aquellos que tienen mayor impacto en la rentabilidad.

Así, supongamos que, por ejemplo, el análisis indica que entre los factores más importantes se encuentran la tasa de crecimiento de los organismos, el precio del alimento balanceado que se les proporciona, la eficiencia del equipo de aireación artificial que se usa en las unidades de producción, y en el costo de mano de obra para la operación del cultivo. El esfuerzo de desarrollo de la tecnología debiera priorizarse, consiguientemente, hacia los programas de mejoramiento genético para incrementar la tasa de crecimiento, la disminución en los costos de los insumos usados en el alimento balanceado –y en la preparación del mismo–, en la mejora de la eficiencia del equipo de aireación, y en el análisis de tiempos y movimientos del personal o, en su defecto, en la consideración de la posibilidad de automatización de parte de las operaciones.

En contraste, aquellos aspectos que el análisis de sensibilidad indique que son de menor importancia como, por ejemplo, el precio de ciertos insumos y equipos, no debieran estar en la lista de investigaciones prioritarias para mejorarlos. En México, el trabajo realizado por Negrete (1980) es pionero en el uso del análisis de sensibilidad para el desarrollo tecnológico en acuicultura.

El modelo bioeconómico también puede utilizarse para definir en qué medida debieran perfeccionarse aspectos importantes, como los ejemplificados en el párrafo anterior, con el propósito de alcanzar –en un tiempo determinado y mediante el trabajo conjunto de especialistas en las áreas respectivas– un objetivo económico razonable. A la conclusión de dicho tiempo, el modelo se puede volver a usar para evaluar si las mejoras en el desarrollo cumplieron el objetivo trazado y para, eventualmente, identificar nuevas rutas que orienten los esfuerzos de investigación. En tal sentido, el modelo es de utilidad para el trabajo colectivo de todo el grupo de investigadores porque proporciona un marco de referencia que permite ubicar el avance que, al momento, tiene la tecnología.

Los programas de desarrollo tecnológico en acuicultura deberán contar, idealmente, con especialistas en genética, nutrición, sanidad e ingeniería acuícola. No obstante, no todas las organizaciones que llevan a cabo dichos desarrollos cuentan con el personal calificado para llevarlos a cabo, por lo que resulta de la mayor importancia trabajar en colaboración con otras instituciones que cuenten con el personal capacitado que permita suplir las carencias propias.

Deseablemente, el desarrollo de la tecnología debiera alcanzar un punto en el que resulte conveniente llevar a cabo una fase piloto; ello ocurriría cuando el análisis bioeconómico indique que es posible proyectar una rentabilidad mínima atractiva para una determinada escala de producción. En la Figura 1 se presenta un ejemplo teórico de lo que pudiera ser una proyección como la referida.

Si, por ejemplo, la rentabilidad mínima atractiva fuera de 25 %, entonces la dimensión del cultivo piloto debiera ser aquella que requiere la siembra de aproximadamente 3.2 millones de “semillas”. Concebido así, el cultivo piloto constituye un ensayo de la tecnología que resulta representativo, a una escala mínima, de sus aspectos biológicos, técnicos y económicos. Los posibles resultados positivos de la fase piloto pueden llevar a la conclusión de que la tecnología es transferible y a la decisión de escalar hacia una fase comercial. El autor de esta contribución ha realizado proyecciones de ese tipo para un cultivo piloto de la almeja “Catarina” (Hernandez-Llamas, 1997).

Es recomendable desarrollar un modelo bioeconómico en cuanto sea posible. Sin embargo, existen consideraciones que deben realizarse para la toma de decisiones, aun sin contar con un modelo bioeconómico. Por ejemplo, el desarrollo de la tecnología no tiene porqué iniciar con un experimento destinado a medir el crecimiento y la supervivencia de los organismos a cultivar si, aun suponiendo que se va a utilizar la totalidad de la capacidad de las unidades de cultivo y que no se tienen mermas en la producción, resulta que los ingresos obtenibles no alcanzarían para siquiera amortizar el costo de las unidades de cultivo en un tiempo razonable. Se trata de un ejercicio simple que, como en este ejemplo, nos puede indicar que el problema inicial que enfrenta la tecnología no es de producción, sino de costos. La investigación, entonces, debería empezar por buscar la sustitución de las unidades de cultivo por otras más económicas o, en su defecto, diseñar nuevas de menor costo.

A manera de conclusión, el autor recomienda que, en lo posible, el enfoque bioeconómico se adopte como una herramienta auxiliar para la toma de decisiones en el desarrollo tecnológico en acuicultura.

Referencias

HernándezLlamas A. 1997. Management strategies of stocking density and length of culture period for the catarina scallop Argopecten circularis (Sowerby); a bioeconomic approach. Aquaculture Research 28:223-239.

Negrete J. 1980. Análisis de sensibilidad en la producción biológica. Ediciones del Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM, México.

Autor

Alfredo Hernández Llamas es doctor en Biología por la UNAM adscrito como investigador titular C en el Programa de Acuicultura en el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor). Correo de contacto: (ahllamas04@cibnor.mx).

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