/ jueves 19 de noviembre de 2020

El enredo pactado

Los crímenes colectivos no comprometen a nadie.

Napoleón Bonaparte


Nadie, con una mínima capacidad de análisis, puede aceptar que la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) detiene al general Cienfuegos el 15 de octubre y el 18 noviembre “descubren” sus jefes que hay que “respetar la soberanía de México”. Ya la DEA le había imputado los delitos de lavado de dinero y narcotráfico (el 30 de octubre llegó a manos del gobierno mexicano la investigación de 743 páginas). Es más, se subrayó que en el expediente se detalla la vinculación del exsecretario con el “Cártel H-2”, célula del grupo de los Beltrán Leyva. Si los gringos poseen los elementos para enjuiciarlo, ¿por qué liberarlo y confiar que la Fiscalía General de la República (FGR) tomará en cuenta el expediente para enjuiciarlo, máxime que en México no existía una investigación contra el militar.


No perdamos de vista, que en su momento, el inquilino de Palacio Nacional se quejó por la falta de información del vecino del norte. Los estadounidenses tenían el propósito tácito de actuar autónomamente, sin la colaboración del gobierno mexicano. Estaba fresca la liberación del hijo del “Chapo” por parte de AMLO. Y ahora, “mágicamente”, en unos días, se estrechan las relaciones de colaboración. ¿En verdad?


En la liberación de Cienfuegos, se pueden apuntar dos hipótesis: en primer lugar, la DEA se fue por la libre sin cuidar formas diplomáticas, ocasionado un incidente con un gobierno mexicano fiel a los dictados de la Casa Blanca; y, la otra, es que las pruebas aducidas eran endebles y no irían muy lejos para la obtención de una sentencia condenatoria y prefirieron sanar las heridas. Agreguemos en el análisis la presión interna de la cúpula castrense mexicana, a sabiendas de que podrían detener a otros militares involucrados.


Una pregunta nuclear es: ¿cuál es el contenido de la carpeta que posee la FGR?, ¿involucra a otros funcionarios mexicanos anteriores y/o actuales? Y, si es así, se puede abrir una ronda de chantajes y presiones en los circuitos del poder mexicano para negociar absoluciones y penitencias al estilo de AMLO. Pero, ¿la DEA dejaría pasar esos suculentos platillos sin actuar con su clásico estilo y colgarse la medallita del combate al narcotráfico? Quizá no entregó todo. Tal vez, le está lanzando una papa caliente al gobierno para medir su vinculación con el narco y la corrupción ¿Será? Quizás estamos presenciando un simple pago de Trump a su más fiel seguidor. El enredo pactado está a la vista. La mecánica subterránea la saben Palacio Nacional y Washington. Veremos qué opina Biden en muy poco tiempo.


pedropenaloza@yahoo.com/Twitter: @pedro_penaloz


Los crímenes colectivos no comprometen a nadie.

Napoleón Bonaparte


Nadie, con una mínima capacidad de análisis, puede aceptar que la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) detiene al general Cienfuegos el 15 de octubre y el 18 noviembre “descubren” sus jefes que hay que “respetar la soberanía de México”. Ya la DEA le había imputado los delitos de lavado de dinero y narcotráfico (el 30 de octubre llegó a manos del gobierno mexicano la investigación de 743 páginas). Es más, se subrayó que en el expediente se detalla la vinculación del exsecretario con el “Cártel H-2”, célula del grupo de los Beltrán Leyva. Si los gringos poseen los elementos para enjuiciarlo, ¿por qué liberarlo y confiar que la Fiscalía General de la República (FGR) tomará en cuenta el expediente para enjuiciarlo, máxime que en México no existía una investigación contra el militar.


No perdamos de vista, que en su momento, el inquilino de Palacio Nacional se quejó por la falta de información del vecino del norte. Los estadounidenses tenían el propósito tácito de actuar autónomamente, sin la colaboración del gobierno mexicano. Estaba fresca la liberación del hijo del “Chapo” por parte de AMLO. Y ahora, “mágicamente”, en unos días, se estrechan las relaciones de colaboración. ¿En verdad?


En la liberación de Cienfuegos, se pueden apuntar dos hipótesis: en primer lugar, la DEA se fue por la libre sin cuidar formas diplomáticas, ocasionado un incidente con un gobierno mexicano fiel a los dictados de la Casa Blanca; y, la otra, es que las pruebas aducidas eran endebles y no irían muy lejos para la obtención de una sentencia condenatoria y prefirieron sanar las heridas. Agreguemos en el análisis la presión interna de la cúpula castrense mexicana, a sabiendas de que podrían detener a otros militares involucrados.


Una pregunta nuclear es: ¿cuál es el contenido de la carpeta que posee la FGR?, ¿involucra a otros funcionarios mexicanos anteriores y/o actuales? Y, si es así, se puede abrir una ronda de chantajes y presiones en los circuitos del poder mexicano para negociar absoluciones y penitencias al estilo de AMLO. Pero, ¿la DEA dejaría pasar esos suculentos platillos sin actuar con su clásico estilo y colgarse la medallita del combate al narcotráfico? Quizá no entregó todo. Tal vez, le está lanzando una papa caliente al gobierno para medir su vinculación con el narco y la corrupción ¿Será? Quizás estamos presenciando un simple pago de Trump a su más fiel seguidor. El enredo pactado está a la vista. La mecánica subterránea la saben Palacio Nacional y Washington. Veremos qué opina Biden en muy poco tiempo.


pedropenaloza@yahoo.com/Twitter: @pedro_penaloz


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