/ viernes 24 de septiembre de 2021

El Espectador | Que no se le ocurra a la 4T

En medio de la contracción económica generada por la pandemia y por diversas decisiones de un gobierno de la 4T que ignora o confronta a la libre empresa, los capitales de riesgo buscan alternativas de rendimiento y ponen sus ojos en las aplicaciones de tecnología. Hablamos de las llamadas startups enfocadas a la cobertura de necesidades de los usuarios, a través de apps o plataformas de comercio electrónico que se instalan en el teléfono celular, un sector que reporta crecimientos en flujos de inversión superiores al 300% en los últimos dos años.

Las mencionadas compañías, del corte de Uber de Gretta González, Kavak de Carlos García y Jüsto de Ricardo Weder, estarán recibiendo para finales de 2021 una inyección de capital que ronda los 3 mil millones de dólares anuales, cuando en 2019 esta cifra se colocaba en 718mdd. En el acumulado, este sector ha recibido unos 8 mil millones de dólares en cinco años, muy oportunos en un mercado en el que, según The Competitive Intelligence Unit, más de 86 millones de mexicanos compran en línea o emplean por lo menos una app, casi 5 millones más que en 2020.

La clave de este crecimiento y atracción de los Ventures Capitals, aseguran los expertos en la materia, es que las aplicaciones y plataformas tecnológicas solucionan problemáticas de consumo entre la población y mejoran las experiencias de compra. El COVID-19 agravó esas problemáticas. En el caso de Uber se solucionaron problemas de transporte público; maximizados en una cuidad como la CDMX con más 9 millones de habitantes y otros 2 millones de población flotante, y con una antigüedad en las unidades de uso colectivo que rebasa en promedio los 15 años.

Con Kavak se buscó eliminar o disminuir los riesgos que conlleva la adquisición de un auto seminuevo, como la presencia de los llamados vicios ocultos o los incontables fraudes y problemas de seguridad, materializados en delitos cometidos por bandas muchas veces vinculadas al crimen organizado. Y finalmente Jüsto, que se mueve en el mercado de alimentos frescos (frutas y verduras), se erigió como una app de primera necesidad; esto luego de que el muy largo periodo de encierro por la contingencia llevara a un importante porcentaje de la población hacia un lugar de la casa que muy pocas veces era visitado: la cocina.

Además de estas soluciones tecnológicas, vienen aparejados diversos proyectos de emprendedores que están dispuestos a aprovechar la inmersión, aunque sea obligada, de los mexicanos en el mundo digital y, sobre todo, el interés de los capitales internacionales en este mercado. Son jóvenes emprendedores que ya no consideran siquiera el apoyo o la intervención de un gobierno, y que han aprendido a crecer y sobrevivir en los tiempos de López Obrador. Siempre y cuando, por supuesto, a la 4T no se le ocurra meter mano en el acceso a la tecnología.


En medio de la contracción económica generada por la pandemia y por diversas decisiones de un gobierno de la 4T que ignora o confronta a la libre empresa, los capitales de riesgo buscan alternativas de rendimiento y ponen sus ojos en las aplicaciones de tecnología. Hablamos de las llamadas startups enfocadas a la cobertura de necesidades de los usuarios, a través de apps o plataformas de comercio electrónico que se instalan en el teléfono celular, un sector que reporta crecimientos en flujos de inversión superiores al 300% en los últimos dos años.

Las mencionadas compañías, del corte de Uber de Gretta González, Kavak de Carlos García y Jüsto de Ricardo Weder, estarán recibiendo para finales de 2021 una inyección de capital que ronda los 3 mil millones de dólares anuales, cuando en 2019 esta cifra se colocaba en 718mdd. En el acumulado, este sector ha recibido unos 8 mil millones de dólares en cinco años, muy oportunos en un mercado en el que, según The Competitive Intelligence Unit, más de 86 millones de mexicanos compran en línea o emplean por lo menos una app, casi 5 millones más que en 2020.

La clave de este crecimiento y atracción de los Ventures Capitals, aseguran los expertos en la materia, es que las aplicaciones y plataformas tecnológicas solucionan problemáticas de consumo entre la población y mejoran las experiencias de compra. El COVID-19 agravó esas problemáticas. En el caso de Uber se solucionaron problemas de transporte público; maximizados en una cuidad como la CDMX con más 9 millones de habitantes y otros 2 millones de población flotante, y con una antigüedad en las unidades de uso colectivo que rebasa en promedio los 15 años.

Con Kavak se buscó eliminar o disminuir los riesgos que conlleva la adquisición de un auto seminuevo, como la presencia de los llamados vicios ocultos o los incontables fraudes y problemas de seguridad, materializados en delitos cometidos por bandas muchas veces vinculadas al crimen organizado. Y finalmente Jüsto, que se mueve en el mercado de alimentos frescos (frutas y verduras), se erigió como una app de primera necesidad; esto luego de que el muy largo periodo de encierro por la contingencia llevara a un importante porcentaje de la población hacia un lugar de la casa que muy pocas veces era visitado: la cocina.

Además de estas soluciones tecnológicas, vienen aparejados diversos proyectos de emprendedores que están dispuestos a aprovechar la inmersión, aunque sea obligada, de los mexicanos en el mundo digital y, sobre todo, el interés de los capitales internacionales en este mercado. Son jóvenes emprendedores que ya no consideran siquiera el apoyo o la intervención de un gobierno, y que han aprendido a crecer y sobrevivir en los tiempos de López Obrador. Siempre y cuando, por supuesto, a la 4T no se le ocurra meter mano en el acceso a la tecnología.