/ lunes 2 de diciembre de 2019

El Espectador | ¿Quienes son los dueños de Cozumel?

En Cozumel rigen otras reglas económicas y otros horarios de servicio, otros idiomas distintos al español, los cajeros automáticos arrojan principalmente billetes verdes, no necesariamente de 200 pesos, y la preferencia por los turistas extranjeros es notoria en el servicio que brindan las grandes cadenas hoteleras que se han apoderado de las playas. Otro de los asuntos que demuestran que allá los empresarios hacen lo que quieren, es el tema de la transportación. Antes de que arrancara el “Buen Fin”, previo al inicio de la temporada alta, Ultramar subió las tarifas de su plan “Quintana Roo”, por lo que los pasajeros que viajan entre Playa del Carmen y la isla que presentan una identificación del estado pagan ahora 150 pesos por el boleto sencillo y 300 por el redondo, en lugar de los 70 y 140 pesos que se cobraban hasta el pasado 18 de noviembre. La tarifa para los cozumeleños pasó de 70 a 95 pesos de ida o vuelta, y 140 y 190 pesos, el traslado redondo.

Mirar a Cozumel, desde el punto de vista económico, hace ver demasiadas situaciones que no cuadran con las reglas de este país. Parece una zona de nadie, o de unos pocos. Tan solo dos días después, Winjet Fast Ferry subió sus tarifas, de 45 a 85 pesos el viaje sencillo para cozumeleños y de 90 a 170 el viaje redondo. El Plan Quintana Roo pasó de 75 a 140 pesos viaje de ida o vuelta, y ambos de 150 a 280 pesos. Ultramar aumentó más de 100 por ciento las tarifas y Winjet más de 80 por ciento.

Estos abusos ya están en la mira de los senadores, que la semana pasada pidieron a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), de Javier Jiménez Espriú, y a la Comisión Federal de Competencia Económica, de Alejandra Palacios, investigar e intervenir para frenar las altas tarifas impuestas por las empresas navieras.

José Luis Pech Várguez, senador por el estado de Quintana Roo, recuerda que por varios años estas dos únicas empresas prestaron el servicio de cruce a la isla de Cozumel, hasta que en febrero de 2015 entró en operaciones Impulsora Marítima de Quintana Roo y del Caribe (Barcos Caribe). Los precios bajaron con la competencia, hasta que en febrero de 2018 se declaró la suspensiones de esta firma, como resultado del presunto atentado con explosivos que sufrió el “Barco Caribe I”, asimismo, por las supuestas conexiones ilegales (presunto lavado de dinero) entre la compañía y el exgobernador Roberto Borge.

“Pagar un cruce diario por motivos de trabajo en la ruta Cozumel-Playa del Carmen-Cozumel con un precio mínimo de 170 pesos diarios, afectaría al trabajador cozumeleño que labora en el sector turístico en Playa del Carmen ganando el salario mínimo, pues apenas lograría cubrir 75 por ciento del costo del transporte”, dice Pech.

Los aumentos a los precios fueron justificados por las empresas argumentando alzas en el costo del combustible. Los senadores acusan prácticas monopólicas, lo que es casi lo mismo, manipulación de precios sin que nadie haga algo, porque no pueden hacer nada. Pocos nombres saltan cuando uno pregunta qué empresario o político está detrás de esto. ¿Ellos son los verdaderos dueños de Cozumel?

En Cozumel rigen otras reglas económicas y otros horarios de servicio, otros idiomas distintos al español, los cajeros automáticos arrojan principalmente billetes verdes, no necesariamente de 200 pesos, y la preferencia por los turistas extranjeros es notoria en el servicio que brindan las grandes cadenas hoteleras que se han apoderado de las playas. Otro de los asuntos que demuestran que allá los empresarios hacen lo que quieren, es el tema de la transportación. Antes de que arrancara el “Buen Fin”, previo al inicio de la temporada alta, Ultramar subió las tarifas de su plan “Quintana Roo”, por lo que los pasajeros que viajan entre Playa del Carmen y la isla que presentan una identificación del estado pagan ahora 150 pesos por el boleto sencillo y 300 por el redondo, en lugar de los 70 y 140 pesos que se cobraban hasta el pasado 18 de noviembre. La tarifa para los cozumeleños pasó de 70 a 95 pesos de ida o vuelta, y 140 y 190 pesos, el traslado redondo.

Mirar a Cozumel, desde el punto de vista económico, hace ver demasiadas situaciones que no cuadran con las reglas de este país. Parece una zona de nadie, o de unos pocos. Tan solo dos días después, Winjet Fast Ferry subió sus tarifas, de 45 a 85 pesos el viaje sencillo para cozumeleños y de 90 a 170 el viaje redondo. El Plan Quintana Roo pasó de 75 a 140 pesos viaje de ida o vuelta, y ambos de 150 a 280 pesos. Ultramar aumentó más de 100 por ciento las tarifas y Winjet más de 80 por ciento.

Estos abusos ya están en la mira de los senadores, que la semana pasada pidieron a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), de Javier Jiménez Espriú, y a la Comisión Federal de Competencia Económica, de Alejandra Palacios, investigar e intervenir para frenar las altas tarifas impuestas por las empresas navieras.

José Luis Pech Várguez, senador por el estado de Quintana Roo, recuerda que por varios años estas dos únicas empresas prestaron el servicio de cruce a la isla de Cozumel, hasta que en febrero de 2015 entró en operaciones Impulsora Marítima de Quintana Roo y del Caribe (Barcos Caribe). Los precios bajaron con la competencia, hasta que en febrero de 2018 se declaró la suspensiones de esta firma, como resultado del presunto atentado con explosivos que sufrió el “Barco Caribe I”, asimismo, por las supuestas conexiones ilegales (presunto lavado de dinero) entre la compañía y el exgobernador Roberto Borge.

“Pagar un cruce diario por motivos de trabajo en la ruta Cozumel-Playa del Carmen-Cozumel con un precio mínimo de 170 pesos diarios, afectaría al trabajador cozumeleño que labora en el sector turístico en Playa del Carmen ganando el salario mínimo, pues apenas lograría cubrir 75 por ciento del costo del transporte”, dice Pech.

Los aumentos a los precios fueron justificados por las empresas argumentando alzas en el costo del combustible. Los senadores acusan prácticas monopólicas, lo que es casi lo mismo, manipulación de precios sin que nadie haga algo, porque no pueden hacer nada. Pocos nombres saltan cuando uno pregunta qué empresario o político está detrás de esto. ¿Ellos son los verdaderos dueños de Cozumel?

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