/ domingo 15 de julio de 2018

El estornudo de la República

1.-Los números invalidan cualquier conjetura sobre el pronunciamiento de la mayoría en el sentido de que al país le hacía falta un estremecimiento desde el subfondo, y se lo ha procurado del tamaño del espejismo que durante décadas generó el, ahora sí, próximo Presidente de la República. Poco han importado las formas y el cuidado a las fechas y plazos que la ley dispone en términos de constancia de mayoría, declaratoria de Presidente Electo, transmisión del Poder Ejecutivo ni nada que se le parezca. El Titular en funciones parece haber hace mucho abandonado el cargo, y para efectos prácticos abjuró el 2 de julio. Como si con sucumbir en la elección hubiese bastado para abdicar el gobierno constituido que concluye el 1 de diciembre.

2.-Símbolos y formalidades aparte de la inobservancia estricta de la ley, el recién electo actúa y se conduce sin controles, sin contrapesos, ni cuerdas ni estorbo alguno, en emperador. Queda claro que desde Huitzilopochtli, ningún gobernante en México había asido el poder que tiene ya el nuevo líder. A los incontables compromisos que empeñó –de los que por lo menos ya empezó a dar órdenes a las instancias del actual gobierno y se sabe piensa realizar los más vistosos-, debe aunar la jupiterina hazaña de gobernar sin oposición, y con las perlas que él mismo ha anotado al efecto, no pocas de ellas prestas a cobrar venganza más que a ayudarle a gobernar.

3.-No menos volcánica se antoja la tarea de los partidos políticos que quedaron, de resucitar y configurarse otra vez, o permanecer en la morgue sin ser reclamados. El PRD parece destinado a que los chuchos lo sepulten y funden otro con los restos de una izquierda moderada viable que es mutuamente conveniente; valiosa porque no todos sus integrantes se arrimaron a la luz perpetua, ni todos han claudicado de la genuina convicción ideológica que los orienta. Si apenas pudieran darse la oportunidad de entenderse, aportarían a un sostén confiable del esquema de partidos.

4.-El PRI dispone de más elementos para renacer de nuevo, como lo hizo ya dos veces en el primer decenio del siglo. La primera cuando Zedillo decidió liquidarlo y entregar el gobierno a quien fuera para pasar, según él, a la historieta como gran demócrata; la segunda cuando Madrazo se apoderó descaradamente de él y creyó que le serviría como su lanzadera privada. De este tercer cadalso a que lo llevó uno que no pasó la frontera política de Chalma, resurgirá por su estructura, por su propia fortaleza institucional; por la verticalidad de su ideologíahistórica fundacional, y por los adalides que dirigieron la construcción del país que tenemos.

5.-En la esquina del PAN parecen no reparar aún en el ferrocarril que les pasó por encima aún después que Anaya sacrificó al partido de la decencia, y siguen jadeando para quedarse con la carcasa. Los panistas quieren cualquier cosa que repetir el chillido kamikaze del joven campeador que sigue conquistando derrotas pírricas después de la hecatombe.

6.-En tanto, las páginas ilustres de la ética y la moral de quienes acompañan al imán destellan en madame Sansores quien, espejo de piedad y repositorio de todas las virtudes, retoma su escaño senatorial tras ganar una alcaldía, para no quedarse sin la dieta y el jugoso bono de sexenio: eso es ejemplo.

camilo@kawage.com


1.-Los números invalidan cualquier conjetura sobre el pronunciamiento de la mayoría en el sentido de que al país le hacía falta un estremecimiento desde el subfondo, y se lo ha procurado del tamaño del espejismo que durante décadas generó el, ahora sí, próximo Presidente de la República. Poco han importado las formas y el cuidado a las fechas y plazos que la ley dispone en términos de constancia de mayoría, declaratoria de Presidente Electo, transmisión del Poder Ejecutivo ni nada que se le parezca. El Titular en funciones parece haber hace mucho abandonado el cargo, y para efectos prácticos abjuró el 2 de julio. Como si con sucumbir en la elección hubiese bastado para abdicar el gobierno constituido que concluye el 1 de diciembre.

2.-Símbolos y formalidades aparte de la inobservancia estricta de la ley, el recién electo actúa y se conduce sin controles, sin contrapesos, ni cuerdas ni estorbo alguno, en emperador. Queda claro que desde Huitzilopochtli, ningún gobernante en México había asido el poder que tiene ya el nuevo líder. A los incontables compromisos que empeñó –de los que por lo menos ya empezó a dar órdenes a las instancias del actual gobierno y se sabe piensa realizar los más vistosos-, debe aunar la jupiterina hazaña de gobernar sin oposición, y con las perlas que él mismo ha anotado al efecto, no pocas de ellas prestas a cobrar venganza más que a ayudarle a gobernar.

3.-No menos volcánica se antoja la tarea de los partidos políticos que quedaron, de resucitar y configurarse otra vez, o permanecer en la morgue sin ser reclamados. El PRD parece destinado a que los chuchos lo sepulten y funden otro con los restos de una izquierda moderada viable que es mutuamente conveniente; valiosa porque no todos sus integrantes se arrimaron a la luz perpetua, ni todos han claudicado de la genuina convicción ideológica que los orienta. Si apenas pudieran darse la oportunidad de entenderse, aportarían a un sostén confiable del esquema de partidos.

4.-El PRI dispone de más elementos para renacer de nuevo, como lo hizo ya dos veces en el primer decenio del siglo. La primera cuando Zedillo decidió liquidarlo y entregar el gobierno a quien fuera para pasar, según él, a la historieta como gran demócrata; la segunda cuando Madrazo se apoderó descaradamente de él y creyó que le serviría como su lanzadera privada. De este tercer cadalso a que lo llevó uno que no pasó la frontera política de Chalma, resurgirá por su estructura, por su propia fortaleza institucional; por la verticalidad de su ideologíahistórica fundacional, y por los adalides que dirigieron la construcción del país que tenemos.

5.-En la esquina del PAN parecen no reparar aún en el ferrocarril que les pasó por encima aún después que Anaya sacrificó al partido de la decencia, y siguen jadeando para quedarse con la carcasa. Los panistas quieren cualquier cosa que repetir el chillido kamikaze del joven campeador que sigue conquistando derrotas pírricas después de la hecatombe.

6.-En tanto, las páginas ilustres de la ética y la moral de quienes acompañan al imán destellan en madame Sansores quien, espejo de piedad y repositorio de todas las virtudes, retoma su escaño senatorial tras ganar una alcaldía, para no quedarse sin la dieta y el jugoso bono de sexenio: eso es ejemplo.

camilo@kawage.com


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