/ viernes 8 de diciembre de 2017

El fin del sexenio 2012-2018

El tiempo con su inexorable trascurrir se nos ha venido encima y como nos sucede a quienes no nos cocemos al primer hervor, en lo cotidiano así, como tras las vacaciones de verano, celebramos las fiestas patrias, luego el día de muertos y zas, llega la navidad y acaba el año, todo acontece a velocidad insospechada; así también, se nos acabó el sexenio.

El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, que inició con una gran capacidad de negociación y construcción de consensos reflejado en el Pacto por México, edificado con las fuerzas políticas más significativas y posteriormente concretadas en el poder legislativo con todas las denominadas reformas estructurales, hoy está por llegar al cenit e iniciar su cuenta regresiva.

El tiempo sexenal no ha sido fácil, a los errores –innegables- solo el que no hace nada no se equivoca, se suma los ataques de los adversarios políticos; el sobre dimensionamiento de hechos que se pretenden atribuirle, el linchamiento mediático de los “intelectuales y opinologos” orgánicos de la oposición, que están prestos para la crítica acida e injuriosa y que realmente hacen política; pese a todo, pueden expresarse libremente y cuentan con foros y medios para hacerse oír y que hoy en algunas de sus mutaciones pululan en las redes.

El tiempo y la historia harán su tarea y habrá de decantarse, lo que esclarecerá el papel en la gran Historia del actual régimen. Sus logros y equivocaciones, darán paso a un balance desprejuiciado, objetivo, veraz y científico. No es aún tiempo de intentar con seriedad formular un juicio histórico del sexenio.

El tiempo que aún le falta nos permitirá testimoniar el desenlace para la elección de los candidatos presidenciales. Conocer sí cristalizó la creación del Frente Ciudadano por México, para poder ganarle al partido en el poder, entre una fracción de la izquierda y la derecha o por si lo contrario, como en el pasado se impone la ambición personal de los pre candidatos y la sobrestimación de la pretendida fortaleza del PAN, que hace un año, luego de las elecciones del 2016, se sentía seguro de que habría de ganar la presidencia en el 2018.

Poco habrán de vivir, quienes no presencien el destino último de Anaya, Moreno Valle o Mancera. En el caso de Morena, no hay duda, es partido de un solo hombre.

El procesamiento de la candidatura presidencial y el destape del candidato, marcaba en el viejo sistema político mexicano de partido casi único, el final del Tlatoani sexenal. La facultad meta constitucional de imponer sucesor, era el último gran acto de fuerza en la acumulación del poder presidencialista.

Hoy José Antonio Meade, escuchó las palabras mayores. El Presidente de la Republica, ejerció a plenitud la facultad no escrita de designar al candidato.La elección paso por una mecánica de construcción de acuerdos, consensos y alianzas al interior y de consultas a los poderes facticos. Y tiene sin duda un componente de atractivo electoral para conseguir votos adicionales al del voto duro, en una contienda electoral polarizada y altamente competitiva.

El tiempo con su inexorable trascurrir se nos ha venido encima y como nos sucede a quienes no nos cocemos al primer hervor, en lo cotidiano así, como tras las vacaciones de verano, celebramos las fiestas patrias, luego el día de muertos y zas, llega la navidad y acaba el año, todo acontece a velocidad insospechada; así también, se nos acabó el sexenio.

El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, que inició con una gran capacidad de negociación y construcción de consensos reflejado en el Pacto por México, edificado con las fuerzas políticas más significativas y posteriormente concretadas en el poder legislativo con todas las denominadas reformas estructurales, hoy está por llegar al cenit e iniciar su cuenta regresiva.

El tiempo sexenal no ha sido fácil, a los errores –innegables- solo el que no hace nada no se equivoca, se suma los ataques de los adversarios políticos; el sobre dimensionamiento de hechos que se pretenden atribuirle, el linchamiento mediático de los “intelectuales y opinologos” orgánicos de la oposición, que están prestos para la crítica acida e injuriosa y que realmente hacen política; pese a todo, pueden expresarse libremente y cuentan con foros y medios para hacerse oír y que hoy en algunas de sus mutaciones pululan en las redes.

El tiempo y la historia harán su tarea y habrá de decantarse, lo que esclarecerá el papel en la gran Historia del actual régimen. Sus logros y equivocaciones, darán paso a un balance desprejuiciado, objetivo, veraz y científico. No es aún tiempo de intentar con seriedad formular un juicio histórico del sexenio.

El tiempo que aún le falta nos permitirá testimoniar el desenlace para la elección de los candidatos presidenciales. Conocer sí cristalizó la creación del Frente Ciudadano por México, para poder ganarle al partido en el poder, entre una fracción de la izquierda y la derecha o por si lo contrario, como en el pasado se impone la ambición personal de los pre candidatos y la sobrestimación de la pretendida fortaleza del PAN, que hace un año, luego de las elecciones del 2016, se sentía seguro de que habría de ganar la presidencia en el 2018.

Poco habrán de vivir, quienes no presencien el destino último de Anaya, Moreno Valle o Mancera. En el caso de Morena, no hay duda, es partido de un solo hombre.

El procesamiento de la candidatura presidencial y el destape del candidato, marcaba en el viejo sistema político mexicano de partido casi único, el final del Tlatoani sexenal. La facultad meta constitucional de imponer sucesor, era el último gran acto de fuerza en la acumulación del poder presidencialista.

Hoy José Antonio Meade, escuchó las palabras mayores. El Presidente de la Republica, ejerció a plenitud la facultad no escrita de designar al candidato.La elección paso por una mecánica de construcción de acuerdos, consensos y alianzas al interior y de consultas a los poderes facticos. Y tiene sin duda un componente de atractivo electoral para conseguir votos adicionales al del voto duro, en una contienda electoral polarizada y altamente competitiva.