/ jueves 12 de abril de 2018

El genio muy estable de Obamacare

Comprensiblemente, los encabezados siguen dominados por los casi 130 mil escándalos que actualmente afligen al gobierno de Trump. Sin embargo, las encuestas sugieren que es poco probable que el hedor de la corrupción, intenso cual es, domine las elecciones intermedias. En cambio, el mayor problema en la mente de los electores parece ser la atención médica.

¿Saben qué? Los electores están en lo correcto. Si los republicanos conservan el control de ambas cámaras del Congreso, podemos predecir con mucha seguridad que harán otro intento para revocar Obamacare, con lo que dejarán sin seguro médico a entre 25 y 30 millones de estadounidenses. ¿Por qué? Porque sus intentos de sabotear el programa siguen quedándose cortos y el tiempo se está agotando.

No estoy diciendo que el sabotaje haya sido un absoluto fracaso. El gobierno de Trump logró aumentar significativamente el precio de las primas de los seguros y, sí, digo “logró”, porque en definitiva esa era la meta.

El registro en los centros de afiliación al seguro de la Ley de Atención Médica Asequible también ha bajado desde 2016 —casi toda esa disminución tuvo lugar en los centros que dirige el gobierno de Trump, en lugar de aquellos a cargo de los estados— y el número general de estadounidenses sin seguro médico, después de disminuir de manera considerable con el presidente Barack Obama, ha aumentado nuevamente.

Sin embargo, lo que los republicanos estaban esperando y planeando era una “espiral de la muerte” de declive en la inscripción y aumento exorbitante de los costos. Aunque las continuas afirmaciones de que dicha espiral de la muerte está en curso hayan surtido efecto —buena parte de la gente cree que los centros de afiliación están colapsando—, no es así. De hecho, el programa ha sido extraordinariamente estable si se tiene en cuenta que está administrado por gente que está tratando de hacer que fracase.

¿Cuál es el secreto de la estabilidad de Obamacare? La respuesta, aunque nadie la creerá, es que la gente que diseñó el programa era muy inteligente. La realidad política los obligó a construir una máquina de Rube Goldberg; es decir, un aparato sofisticado para lograr en esencia metas básicas; cada experto de salud progresista que conozco habría sido feliz de extender Medicare para todos, pero eso es justo lo que no iba a pasar. Sin embargo, sí lograron crear un sistema que es bastante resistente a los impactos, incluyendo el impacto de una Casa Blanca que quiere destruirlo.

Originalmente, se suponía que Obamacare se basaría en tres pilares principales: las aseguradoras privadas no podían discriminar a nadie por padecer enfermedades preexistentes; las personas tenían que comprar un seguro que cumpliera con las normas mínimas —el “mandato individual”—, incluso si en este momento estaban sanos, y se otorgaban subsidios para que el seguro fuera muy asequible.

No obstante, los republicanos han hecho su mejor esfuerzo para que uno de estos pilares desaparezca; incluso antes de revocar el mandato, ya habían reducido de manera considerable los esfuerzos de alcance en un intento por desalentar a los ciudadanos estadounidenses sanos de inscribirse.

Comprensiblemente, los encabezados siguen dominados por los casi 130 mil escándalos que actualmente afligen al gobierno de Trump. Sin embargo, las encuestas sugieren que es poco probable que el hedor de la corrupción, intenso cual es, domine las elecciones intermedias. En cambio, el mayor problema en la mente de los electores parece ser la atención médica.

¿Saben qué? Los electores están en lo correcto. Si los republicanos conservan el control de ambas cámaras del Congreso, podemos predecir con mucha seguridad que harán otro intento para revocar Obamacare, con lo que dejarán sin seguro médico a entre 25 y 30 millones de estadounidenses. ¿Por qué? Porque sus intentos de sabotear el programa siguen quedándose cortos y el tiempo se está agotando.

No estoy diciendo que el sabotaje haya sido un absoluto fracaso. El gobierno de Trump logró aumentar significativamente el precio de las primas de los seguros y, sí, digo “logró”, porque en definitiva esa era la meta.

El registro en los centros de afiliación al seguro de la Ley de Atención Médica Asequible también ha bajado desde 2016 —casi toda esa disminución tuvo lugar en los centros que dirige el gobierno de Trump, en lugar de aquellos a cargo de los estados— y el número general de estadounidenses sin seguro médico, después de disminuir de manera considerable con el presidente Barack Obama, ha aumentado nuevamente.

Sin embargo, lo que los republicanos estaban esperando y planeando era una “espiral de la muerte” de declive en la inscripción y aumento exorbitante de los costos. Aunque las continuas afirmaciones de que dicha espiral de la muerte está en curso hayan surtido efecto —buena parte de la gente cree que los centros de afiliación están colapsando—, no es así. De hecho, el programa ha sido extraordinariamente estable si se tiene en cuenta que está administrado por gente que está tratando de hacer que fracase.

¿Cuál es el secreto de la estabilidad de Obamacare? La respuesta, aunque nadie la creerá, es que la gente que diseñó el programa era muy inteligente. La realidad política los obligó a construir una máquina de Rube Goldberg; es decir, un aparato sofisticado para lograr en esencia metas básicas; cada experto de salud progresista que conozco habría sido feliz de extender Medicare para todos, pero eso es justo lo que no iba a pasar. Sin embargo, sí lograron crear un sistema que es bastante resistente a los impactos, incluyendo el impacto de una Casa Blanca que quiere destruirlo.

Originalmente, se suponía que Obamacare se basaría en tres pilares principales: las aseguradoras privadas no podían discriminar a nadie por padecer enfermedades preexistentes; las personas tenían que comprar un seguro que cumpliera con las normas mínimas —el “mandato individual”—, incluso si en este momento estaban sanos, y se otorgaban subsidios para que el seguro fuera muy asequible.

No obstante, los republicanos han hecho su mejor esfuerzo para que uno de estos pilares desaparezca; incluso antes de revocar el mandato, ya habían reducido de manera considerable los esfuerzos de alcance en un intento por desalentar a los ciudadanos estadounidenses sanos de inscribirse.