Los gobernantes y las sociedades del mundo enfrentan repercusiones por la pandemia, deben definir la estrategia de reapertura social, económica; la trascendencia y efectos de ésta, considerando aspectos como la tensión entre la salud, los temores, la seguridad frente a la reactivación y recesión económica. También tienen la tarea de crear condiciones de certeza y prosperidad mínima, todo ello con una precisión milimétrica, en virtud de que tardar mucho en el proceso puede desarticular cadenas como daños al empleo y deterioro de la calidad de vida de la población.
Sin embargo, hacerlo muy temprano podría generar una nueva ola contagios y un daño mayor, lo que constituye sin duda el gran dilema del momento y uno de los mayores de la historia. Una aproximación basada en reactivar la economía es proteger grupos vulnerables, hacerlo de manera gradual, por regiones y sectores, que es a partir de la experiencia y en el marco de la incertidumbre, la mejor opción.
Diferentes naciones han tomado varias estrategias como es el caso de Nueva Zelanda, que reactivó su economía al tener cero contagios, limitando al mínimo los viajes internacionales. Funciona para una isla con cuatro millones de habitantes, pero no es aplicable para la mayoría de los países.
En México, la estrategia del Presidente es adecuada, pertinente, ya que plantea una ruta clara, confiable y realista, estableciendo el regreso a una “nueva normalidad” como un concepto que ayuda a la resiliencia. Es sensato partir de la reactivación en los lugares donde no hay un solo caso y están rodeados de municipios sin presencia del virus. ¿Qué sentido tiene parar economía y vidas en estas localidades?
La siguiente etapa permite la reactivación económica en un contexto de prudencia, permite mantener las cadenas productivas y da una base para una salida más rápida de la crisis. Y la última fase garantiza seguridad y certeza a todos los sectores sociales en un semáforo de riesgo. Esta estrategia equilibra sin duda: esperanza, precaución, reactivación y prevención. El economista Nouriel Roubini, quien ha ganado prestigio por sus predicciones económicas, señaló riesgos y medidas entre las que destaca una crisis global por deuda y por el otro lado la necesidad de apoyos económicos directos a la población, por lo que las medidas son adecuadas en su conjunto.
Las escuelas son parte fundamental de la ecuación, ya que su reapertura debe de ser parte integral de la reactivación social y económica. No admite decisiones aisladas o regionales, por lo que la decisión del regreso y sus condiciones deben atender a criterios pedagógicos, de seguridad y armonía al contexto nacional; las decisiones aisladas, son políticas. Esto es particularmente delicado, cuando la SEP ha sido proactiva y asertiva al desarrollar un modelo que ha sido copiado a nivel global. ¿Por qué hacer una ruta independiente? ¿Qué se gana?
Frente a uno de los desafíos más grandes que se ha presentado a un gobierno, este los ha resuelto con responsabilidad y claridad, lo que será de gran utilidad para el siguiente momento. Lo más importante es definir cuál será esta nueva realidad y qué cambios serán medulares, como por ejemplo determinar una mayor inversión social y menos en lujos o accesorios; concentrarse en economía productiva, no especulativa, dar apoyos directos a la gente y no a intermediarios. El nuevo contexto nos obligará a repensar al Estado, la función social, su dirección, los conceptos de progreso y crecimiento; lo primordial será generar una economía con responsabilidad, visión social, reencausar la ciencia hacia un sentido de desarrollo y progreso humano.
@LuisH_Fernandez