/ lunes 27 de julio de 2020

El impresentable Dr. López-Gatell

¿Usted conoce a alguien que haya fallecido por covid19? No tiene la impresión de que cada vez hay más personas cerca de usted, que han tenido que ser internadas y no siempre regresan a sus familias?


A los funcionarios hay que evaluarlos por lo que hacen, por su dedicación eficiente de la función pública. Y la Ley de la administración pública señala la responsabilidad de cada área según el ámbito. La salud pública tiene como misión garantizar condiciones que le permitan a las personas tener salud, atender por lo tanto sus enfermedades, prevenirlas en base a políticas que prolonguen la vida y fortalezcan la salud de personas de todas las edades; es una de las actividades más nobles. Pero esto sucede en un país normal, en México cada integrante del gabinete hace lo que el Presidente decide, en Salud no hay un plan estratégico; así ha sido para sustituir el Seguro Popular, así ha sido con la compra de vacunas y medicinas incluyendo las que necesitan niñas y niños con cáncer, con programas desaparecidos como lo señaló en su renuncia Asa Cristina Laurell, igual tampoco hubo plan para enfrentar a la pandemia.


El covid19 nos ha mostrado tal cual somos. Las y los trabajadores del sector salud definitivamente son las heroínas y los héroes que deben tener un reconocimiento nacional. El gobierno federal también se nos ha mostrado como es, primero minimizando la repercusión del contagio, dejando pasar semanas antes de que se confirmase el primer caso y despreciando la orientación de la OMS para hacer pruebas, siguen despreciando el uso del tapabocas. Semanas perdidas para el control de una pandemia feroz cuya curva no ha sido aplanada nunca.


No hay peor cosa que cuando quién está al frente de una responsabilidad relacionada con la salud pública, deje de conmoverse, tenga una retórica a modo y sólo vea números y no personas de carne y hueso; pero hay algo peor, que habiendo podido tomar medidas para enfrentarla antes de que traspasase nuestras fronteras, el encargado de la pandemia simplemente se convirtió en un palero del régimen, dejó de ser científico para acomodarse a los caprichos de su jefe el Presidente: ahora resulta que la pandemia nos repercute por el consumo de refrescos y donas.


El Dr. López-Gatell es el funcionario ideal en el lopezobradorismo. Incapaz de contradecir al Presidente frente a sus tonteras como aquella que a los mexicanos no nos afectará el covid19 porque somos una raza especial o la otra sobre las estampas religiosas. La simpatía que provocó lo subió a un pedestal de barro, hoy sus conferencias son intrascendentes salvo por el asombro y tristeza que provoca conocer cómo aumentan día a día los decesos y los contagios en el país.


Si, ya resulta impresentable el Dr López-Gatell. Imposible excusarse sobre la alerta que los ex Secretarios de Salud señalaron por la equivocada estrategia, por cierto, no para trazar una carretera, sino para salvar vidas. Así como vamos, para finales de año que pudiéramos acceder a la vacuna, habrán muerto decenas de miles de personas por la pandemia, hoy más de 44,000 personas, aún sin conocer las cifras ocultas.


La realidad alcanza a la Secretaría de Salud cuyo Secretario no sabemos qué hace. La verdad tuvo más dignidad Jiménez Espriú al renunciar porque no fue escuchado por AMLO respecto al error de la militarización de los puertos. Así el gobierno de López Obrador.

¿Usted conoce a alguien que haya fallecido por covid19? No tiene la impresión de que cada vez hay más personas cerca de usted, que han tenido que ser internadas y no siempre regresan a sus familias?


A los funcionarios hay que evaluarlos por lo que hacen, por su dedicación eficiente de la función pública. Y la Ley de la administración pública señala la responsabilidad de cada área según el ámbito. La salud pública tiene como misión garantizar condiciones que le permitan a las personas tener salud, atender por lo tanto sus enfermedades, prevenirlas en base a políticas que prolonguen la vida y fortalezcan la salud de personas de todas las edades; es una de las actividades más nobles. Pero esto sucede en un país normal, en México cada integrante del gabinete hace lo que el Presidente decide, en Salud no hay un plan estratégico; así ha sido para sustituir el Seguro Popular, así ha sido con la compra de vacunas y medicinas incluyendo las que necesitan niñas y niños con cáncer, con programas desaparecidos como lo señaló en su renuncia Asa Cristina Laurell, igual tampoco hubo plan para enfrentar a la pandemia.


El covid19 nos ha mostrado tal cual somos. Las y los trabajadores del sector salud definitivamente son las heroínas y los héroes que deben tener un reconocimiento nacional. El gobierno federal también se nos ha mostrado como es, primero minimizando la repercusión del contagio, dejando pasar semanas antes de que se confirmase el primer caso y despreciando la orientación de la OMS para hacer pruebas, siguen despreciando el uso del tapabocas. Semanas perdidas para el control de una pandemia feroz cuya curva no ha sido aplanada nunca.


No hay peor cosa que cuando quién está al frente de una responsabilidad relacionada con la salud pública, deje de conmoverse, tenga una retórica a modo y sólo vea números y no personas de carne y hueso; pero hay algo peor, que habiendo podido tomar medidas para enfrentarla antes de que traspasase nuestras fronteras, el encargado de la pandemia simplemente se convirtió en un palero del régimen, dejó de ser científico para acomodarse a los caprichos de su jefe el Presidente: ahora resulta que la pandemia nos repercute por el consumo de refrescos y donas.


El Dr. López-Gatell es el funcionario ideal en el lopezobradorismo. Incapaz de contradecir al Presidente frente a sus tonteras como aquella que a los mexicanos no nos afectará el covid19 porque somos una raza especial o la otra sobre las estampas religiosas. La simpatía que provocó lo subió a un pedestal de barro, hoy sus conferencias son intrascendentes salvo por el asombro y tristeza que provoca conocer cómo aumentan día a día los decesos y los contagios en el país.


Si, ya resulta impresentable el Dr López-Gatell. Imposible excusarse sobre la alerta que los ex Secretarios de Salud señalaron por la equivocada estrategia, por cierto, no para trazar una carretera, sino para salvar vidas. Así como vamos, para finales de año que pudiéramos acceder a la vacuna, habrán muerto decenas de miles de personas por la pandemia, hoy más de 44,000 personas, aún sin conocer las cifras ocultas.


La realidad alcanza a la Secretaría de Salud cuyo Secretario no sabemos qué hace. La verdad tuvo más dignidad Jiménez Espriú al renunciar porque no fue escuchado por AMLO respecto al error de la militarización de los puertos. Así el gobierno de López Obrador.