Por Eduardo Vázquez
El próximo 9 de agosto, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) publicará su sexto informe, del cual, preliminarmente se ha informado que despertará las alertas sobre el avance del cambio climático global, principalmente porque se han duplicado las emisiones de gases de efecto invernadero y los niveles de dióxido de carbono en la atmosfera.
Alerta además sobre los cambios de temperatura y aumento de nivel del mar, cuyas proyecciones estiman que se está por sobrepasar el límite en el aumento de la temperatura promedio global de 1.5ºC y alcanzar un escenario fatal de un aumento de 2ºC.
Esta situación ya ha afectado a varias regiones del mundo con eventos climáticos extremos, como las lluvias históricas que recientemente inundaron varias ciudades de China, Alemania, Holanda y Bélgica y que han ocasionado la muerte de cerca de 200 personas; las olas de calor que azotan a países de Oriente Medio o la fuerte sequía que ha afectado a México en el curso de este año.
La emergencia climática que se ha venido anunciando, y de acuerdo con la información divulgada por el IPCC, en 30 años las condiciones de vida en el planeta cambiarán de forma irreversible. América Latina y el Caribe están identificadas como una de las regiones particularmente vulnerables a los impactos del Cambio Climático.
Por la exposición a fenómenos climatológicos severos; por sus altos índices de desigualdad y de pobreza; y porque no cuenta con suficientes recursos y políticas adecuadas para prevenir, adaptarse, o responder a los cambios esperados, países como México pueden enfrentar escenarios complicados.
Particularmente para nuestro país, la CONAGUA estima que en 2050 el clima será entre 2 y 4 grados más cálido, y entre 2060 y 2090 se predice una reducción en la precipitación entre 10-28%. Esto ya ha sido palpable en la sequía que hoy azota prácticamente a todo el territorio. También los fenómenos se han manifestado con inundaciones en varios estados y ciudades del país, en donde se ha colapsado la infraestructura de desalojo de agua.
Sin lugar a dudas, las catástrofes derivadas del cambio climático, tienen un impacto importante en la disponibilidad, cantidad y calidad de los recursos hídricos, más aún considerando la demanda y necesidades de la población.
La ONU ha advertido que para 2040, se proyecta que la demanda mundial de agua se incremente más del 50%, y a medida que se se agoten los recursos hídricos fácilmente disponibles, las poblaciones tendrán que obtener agua a mayores distancias, extraerla de mayores profundidades, depender de tecnologías avanzadas y enfocarse más al tratamiento y reúso de agua.
Este año está siendo particularmente complejo en el Valle de México, dadas las graves condiciones de sequía que estamos enfrentando en la región así como las consecuentes reducciones en el suministro del agua proveniente del Sistema Cutzamala tanto a municipios como alcaldías del Estado de México y la CDMX, esto derivado de los bajos niveles de almacenamiento que hay en las presas que lo suministran.
Las cifras presentadas anteriormente representan un llamado urgente para actuar. Acciones, políticas, regulación, y presupuestos efectivos son necesarios y urgentes para contener estos efectos, así como los fenómenos de urbanización exacerbada, las invasiones en áreas naturales protegidas, los cambios de uso de suelo y la deforestación, que han derivado en una fuerte degradación de los ecosistemas que son las principales fuentes de agua.
Agua Capital, en el trabajo particular que realiza en el Valle de México, reafirma su compromiso y trabajo en la promoción de nuevos modelos de gestión del agua con enfoque basado en la naturaleza, perspectivas de economía circular que fomenten el tratamiento y reúso de agua tratada, la captación de agua de lluvia, la recuperación y protección de los acuíferos y de las fuentes externas provenientes del sistema Lerma-Cutzamala.
Director de Agua Capital