/ lunes 18 de julio de 2022

El invierno económico se acerca, ¿cómo se enfrentará?

Aumentan las señales de alerta en la economía mundial: China, Estados Unidos y la Unión Europea, concentran casi el 55% del PIB mundial, muestran que la segunda ola (para algunos será un tsunami) causada por la pandemia ha llegado, el invierno se acerca.

Aún se desconoce la magnitud, profundidad y duración del desequilibrio económico que el orbe enfrenta, así como las secuelas que dejará: para algunas naciones será una desaceleración, a otros los conduce a una nueva recesión.

Todavía es prematuro poder afirmar si en los próximos dos años se presentará una contracción del PIB mundial. La evidencia y tendencias actuales permiten esbozar un futuro diferenciado que abrirá brechas y en donde la Unión Europea sacará la peor parte.

El debilitamiento del euro frente al dólar reafirma que la prospectiva sobre el futuro de la economía europea no es favorable, la salida de capitales así lo muestra: entre mayo del 2021 y julio del presente año la moneda única ha perdió más del 20% de su valor frente a la divida estadounidense. Hoy se encuentra en un nivel no observado en 20 años.

Además, se tiene claridad sobre las acciones que el Banco Central Europeo deberá implementar para controlar el aumento de la inflación: elevar sus tasas de interés para evitar que la inflación, particularmente al productor, generé más restricciones sobre la inversión productiva y el consumo. Sin embargo, el alza de las tasas de interés acelerará el proceso recesivo en la actividad industrial y menguará las ventas al menudeo.

En 2023 el PIB de la Unión Europea podría vivir su segunda contracción en tres años.

Para China las noticias tampoco son favorables, durante el segundo trimestre del 2022 su economía creció únicamente 0.4%, la segunda más baja en los últimos 40 años y sólo mayor a la caída registrada durante la primera ola de Covid-19.

Las medidas de contención aplicadas en el país asiático cobraron su factura económica: el cierre de ciudades industriales y puntos logísticos relevantes tanto para su mercado interno como para las Cadenas Globales de Valor frenó al país que contabiliza el 24% de la producción de manufacturas del orbe.

No obstante, gracias a que China mantiene una tasa descendente en lo que se refiere a precios al productor y que la inflación al consumidor se ubicó en 2.5% durante junio, la autoridad monetaria del país asiático no tiene la necesidad de elevar sus tasas de interés. Con ello genera incentivos para aumentar la inversión y el consumo al mismo tiempo que mantiene subvaluada su moneda, una ventaja que ha sabido manejar a lo largo de los últimos 40 años.

Así, el escenario más probable para China es de una desaceleración en 2022 que podrá ser manejada por una política fiscal activa a favor de sus empresas.

En Estados Unidos aún existen claro oscuros, sin embargo, los datos preliminares de la Reserva Federal de Atlanta alertan sobre una caída del PIB en el segundo trimestre (referente al inmediato anterior) que abrió el debate sobre si ello se traduce en una recesión: sería la segunda consecutiva.

No obstante, la comparación anual del PIB, los datos de empleo, producción, gasto en construcción y ventas al menudeo se encuentran en terreno positivo. En el caso de la industria el ciclo económico sigue creciendo. Por ello no la recesión no es evidente, pero si una desaceleración que podría exacerbarse por el alza en las tasas de interés.

México debe saber interpretar las señales de la economía global para evitar sus efectos negativos y tratar de aprovechas las oportunidades, estas últimas surgen de aprovechar el mercado de América del Norte: aumentar el contenido nacional y disminuir las importaciones de insumos intermedios que trasladan las ganancias a otros países. El invierno se acerca ¿Cómo se enfrentará para evitar una caída del PIB?

Aumentan las señales de alerta en la economía mundial: China, Estados Unidos y la Unión Europea, concentran casi el 55% del PIB mundial, muestran que la segunda ola (para algunos será un tsunami) causada por la pandemia ha llegado, el invierno se acerca.

Aún se desconoce la magnitud, profundidad y duración del desequilibrio económico que el orbe enfrenta, así como las secuelas que dejará: para algunas naciones será una desaceleración, a otros los conduce a una nueva recesión.

Todavía es prematuro poder afirmar si en los próximos dos años se presentará una contracción del PIB mundial. La evidencia y tendencias actuales permiten esbozar un futuro diferenciado que abrirá brechas y en donde la Unión Europea sacará la peor parte.

El debilitamiento del euro frente al dólar reafirma que la prospectiva sobre el futuro de la economía europea no es favorable, la salida de capitales así lo muestra: entre mayo del 2021 y julio del presente año la moneda única ha perdió más del 20% de su valor frente a la divida estadounidense. Hoy se encuentra en un nivel no observado en 20 años.

Además, se tiene claridad sobre las acciones que el Banco Central Europeo deberá implementar para controlar el aumento de la inflación: elevar sus tasas de interés para evitar que la inflación, particularmente al productor, generé más restricciones sobre la inversión productiva y el consumo. Sin embargo, el alza de las tasas de interés acelerará el proceso recesivo en la actividad industrial y menguará las ventas al menudeo.

En 2023 el PIB de la Unión Europea podría vivir su segunda contracción en tres años.

Para China las noticias tampoco son favorables, durante el segundo trimestre del 2022 su economía creció únicamente 0.4%, la segunda más baja en los últimos 40 años y sólo mayor a la caída registrada durante la primera ola de Covid-19.

Las medidas de contención aplicadas en el país asiático cobraron su factura económica: el cierre de ciudades industriales y puntos logísticos relevantes tanto para su mercado interno como para las Cadenas Globales de Valor frenó al país que contabiliza el 24% de la producción de manufacturas del orbe.

No obstante, gracias a que China mantiene una tasa descendente en lo que se refiere a precios al productor y que la inflación al consumidor se ubicó en 2.5% durante junio, la autoridad monetaria del país asiático no tiene la necesidad de elevar sus tasas de interés. Con ello genera incentivos para aumentar la inversión y el consumo al mismo tiempo que mantiene subvaluada su moneda, una ventaja que ha sabido manejar a lo largo de los últimos 40 años.

Así, el escenario más probable para China es de una desaceleración en 2022 que podrá ser manejada por una política fiscal activa a favor de sus empresas.

En Estados Unidos aún existen claro oscuros, sin embargo, los datos preliminares de la Reserva Federal de Atlanta alertan sobre una caída del PIB en el segundo trimestre (referente al inmediato anterior) que abrió el debate sobre si ello se traduce en una recesión: sería la segunda consecutiva.

No obstante, la comparación anual del PIB, los datos de empleo, producción, gasto en construcción y ventas al menudeo se encuentran en terreno positivo. En el caso de la industria el ciclo económico sigue creciendo. Por ello no la recesión no es evidente, pero si una desaceleración que podría exacerbarse por el alza en las tasas de interés.

México debe saber interpretar las señales de la economía global para evitar sus efectos negativos y tratar de aprovechas las oportunidades, estas últimas surgen de aprovechar el mercado de América del Norte: aumentar el contenido nacional y disminuir las importaciones de insumos intermedios que trasladan las ganancias a otros países. El invierno se acerca ¿Cómo se enfrentará para evitar una caída del PIB?