/ viernes 19 de enero de 2018

El león no es como lo pintan

¿O será?, porque el caso del gobernador de Chihuahua tiene muchas aristas. La hipersensibilidad social, con sólo escuchar la palabra corrupción, se exalta. Se omiten pruebas, decisiones judiciales. Al, o los aludidos se les etiqueta como culpables, en el juicio sumario de la opinión pública.

Javier Corral, con sus dotes para comunicar, se trepa en la ola de descontento y aprovecha la falta de entrega de un dinero prometido por la federación, para acusar a la Secretaría de Hacienda de ser instrumento de venganza, por las investigaciones realizadas en su entidad.

El panista se comprometió a meter a la cárcel al corrupto de su antecesor, César Duarte -quien hace tiempo debería estar tras las rejas-. El exgober señalado, por obra y gracia de la persistente impunidad, puso pies en polvorosa y parecía que el régimen en el poder, lo protegía. Despierta, ante la presión, la badulaque PGR y se le empieza a buscar.

Mientras se captura al objeto de la ira de los bravos del Norte, se encarcela a quien fue Secretario adjunto del PRI –Alejandro Gutiérrez- y cercano colaborador del entonces mandamás de su cúpula –Manlio Fabio Beltrones-, por una transferencia de 250 millones de pesos, que se presume usaron para gastos de campaña.

A este destape, en particular, atribuye Corral el que se le retuvieran setecientos millones, de la partida especial, que se otorga fuera de presupuesto, mediante acuerdos (Lo que la convierte en una dádiva discrecional).

”Empadronado”, el norteño convocó a una rueda de prensa, que acabó como el rosario de Amozoc. Todos le entraron al tema, aunque el asunto, y fue el propio Peña Nieto quien lo mencionó, fue político, sin duda alguna.

Los mismos partidos critican la partida de marras. El PAN lo ha hecho en innumerables ocasiones y, no obstante, sus gobernadores se benefician de ella.

A Corral se le dieron, en fecha y tiempo, los suministros fijados en el presupuesto y hasta más (Dos mil millones de pesos). El lloriquear, que ha tenido que pedir un préstamo y que los chihuahuenses se tendrán que atar el cinturón, es parte del espectáculo, ahora sí politiquero.

El día de hoy inicia una marcha a la Ciudad de México –Como lo hizo aquel glorioso Salvador Nava, que nada que ver con Corral-. Viene a continuar con la protesta, que ya encendió los ánimos de ese grueso poblacional, urgido de denuncias por corruptelas priístas.

Lo que Corral calla es el resurgimiento de la inseguridad. El crápula Duarte, abatió, en buena medida, la violencia. Coordinó esfuerzos –federal y estatal-, preparó policías, mejoró el sistema carcelario y el delito se fue a la baja.

En su soberbia, su sucesor llegó a desmantelar lo hecho, lo que propició el repunte delictivo. Su fiscal se caracteriza por ocultar expedientes y en el tema de la periodista Miroslava Breach, le dieron cerrojazo y, de acuerdo a un sector social, ocultaron a los autores intelectuales del homicidio (Se culpó a un mafioso, autor material, cuando el propio gobernador lo había declarado un crimen a cargo de la narcopolítica). Salieron a relucir amenazas de un par de panistas y las dejaron en el limbo, sin que tampoco dijeran quienes fueron los políticos involucrados con los capos.

 Por supuesto, que a la SHCP se le usa como herramienta contra el enemigo. Estoy segura, que fondos públicos van a dar a campañas. Pero, de que Corral está subido en la cresta politiquera, tampoco me cabe la menor duda.

Catalinanq@hotmail.com   @catalinanq

 

¿O será?, porque el caso del gobernador de Chihuahua tiene muchas aristas. La hipersensibilidad social, con sólo escuchar la palabra corrupción, se exalta. Se omiten pruebas, decisiones judiciales. Al, o los aludidos se les etiqueta como culpables, en el juicio sumario de la opinión pública.

Javier Corral, con sus dotes para comunicar, se trepa en la ola de descontento y aprovecha la falta de entrega de un dinero prometido por la federación, para acusar a la Secretaría de Hacienda de ser instrumento de venganza, por las investigaciones realizadas en su entidad.

El panista se comprometió a meter a la cárcel al corrupto de su antecesor, César Duarte -quien hace tiempo debería estar tras las rejas-. El exgober señalado, por obra y gracia de la persistente impunidad, puso pies en polvorosa y parecía que el régimen en el poder, lo protegía. Despierta, ante la presión, la badulaque PGR y se le empieza a buscar.

Mientras se captura al objeto de la ira de los bravos del Norte, se encarcela a quien fue Secretario adjunto del PRI –Alejandro Gutiérrez- y cercano colaborador del entonces mandamás de su cúpula –Manlio Fabio Beltrones-, por una transferencia de 250 millones de pesos, que se presume usaron para gastos de campaña.

A este destape, en particular, atribuye Corral el que se le retuvieran setecientos millones, de la partida especial, que se otorga fuera de presupuesto, mediante acuerdos (Lo que la convierte en una dádiva discrecional).

”Empadronado”, el norteño convocó a una rueda de prensa, que acabó como el rosario de Amozoc. Todos le entraron al tema, aunque el asunto, y fue el propio Peña Nieto quien lo mencionó, fue político, sin duda alguna.

Los mismos partidos critican la partida de marras. El PAN lo ha hecho en innumerables ocasiones y, no obstante, sus gobernadores se benefician de ella.

A Corral se le dieron, en fecha y tiempo, los suministros fijados en el presupuesto y hasta más (Dos mil millones de pesos). El lloriquear, que ha tenido que pedir un préstamo y que los chihuahuenses se tendrán que atar el cinturón, es parte del espectáculo, ahora sí politiquero.

El día de hoy inicia una marcha a la Ciudad de México –Como lo hizo aquel glorioso Salvador Nava, que nada que ver con Corral-. Viene a continuar con la protesta, que ya encendió los ánimos de ese grueso poblacional, urgido de denuncias por corruptelas priístas.

Lo que Corral calla es el resurgimiento de la inseguridad. El crápula Duarte, abatió, en buena medida, la violencia. Coordinó esfuerzos –federal y estatal-, preparó policías, mejoró el sistema carcelario y el delito se fue a la baja.

En su soberbia, su sucesor llegó a desmantelar lo hecho, lo que propició el repunte delictivo. Su fiscal se caracteriza por ocultar expedientes y en el tema de la periodista Miroslava Breach, le dieron cerrojazo y, de acuerdo a un sector social, ocultaron a los autores intelectuales del homicidio (Se culpó a un mafioso, autor material, cuando el propio gobernador lo había declarado un crimen a cargo de la narcopolítica). Salieron a relucir amenazas de un par de panistas y las dejaron en el limbo, sin que tampoco dijeran quienes fueron los políticos involucrados con los capos.

 Por supuesto, que a la SHCP se le usa como herramienta contra el enemigo. Estoy segura, que fondos públicos van a dar a campañas. Pero, de que Corral está subido en la cresta politiquera, tampoco me cabe la menor duda.

Catalinanq@hotmail.com   @catalinanq