/ jueves 21 de abril de 2022

El litio y la soberanía de México

El litio es un metal que se extrae de minerales de roca dura, o bien, de depósitos líquidos, como sucede en diferentes países: Bolivia, Chile o Argentina entre ellos. El también llamado oro blanco es un insumo que toma cada vez mayor valor a nivel nacional e internacional por sus múltiples usos en componentes automotrices, cerámica, vidrio, lubricantes y producción de polímeros, por mencionar algunos. Sin embargo, su utilización más extendida es para la manufactura de baterías de teléfonos celulares o automóviles.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, el mercado de baterías de litio para autos eléctricos tenía un valor de 7 mil millones de dólares estadounidenses en 2018, mientras que para 2024 se contempla que este valor ascienda a 58 mil millones.

México cuenta con alrededor del dos por ciento de todas las reservas de litio en el mundo. Otras naciones, como Canadá, Australia, China o Estados Unidos también poseen importantes porcentajes de este recurso.

Bolivia, por ejemplo, ejerce el control del litio, ya que realiza todas las actividades de la cadena productiva, que incluye la prospección, exploración, explotación, industrialización y comercialización (Ley No. 928, de 27 de abril de 2017), pues lo considera un recurso constitucionalmente estratégico; para ello, analiza las mejores opciones en tecnología de extracción disponibles en el mundo. Cabe recordar que en 2017 fue creada la empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos.

El litio como el petróleo, en su época, y aun actualmente, debido al encarecimiento de los energéticos por la guerra en Ucrania, es sin duda sinónimo de soberanía, entendida ésta como la capacidad de un Estado para determinarse a sí mismo en áreas estratégicas, además de desarrollarse y tener viabilidad geopolítica en un mundo cuyas actividades dependen de la energía.

Para la Unión Europea (UE), por ejemplo, la guerra en Ucrania ha dejado ver la necesidad de diversificar sus suministros internacionales de gas y petróleo, pues importa de otros países el 90 por ciento del gas que utiliza y del cual Rusia le vende poco más del 40 por ciento, además de que le exporta alrededor del 27 por ciento de petróleo.

Alemania es uno de los países europeos que más importa gas ruso. Sin embargo, esta nación busca la manera de ser menos dependiente de Rusia por medio de, entre otras acciones, la aceleración del despliegue de energías renovables, así como de la explotación del litio.

En efecto, el país germano busca extraer este recurso, el cual se encuentra contenido en las aguas del río Rin. Se estima que cada litro de agua contiene de 200 a 400 mg. Esta explotación podría hacer de Alemania, en el largo plazo, un país menos dependiente del exterior, en relación con este metal, que es utilizado en cantidades importantes, por ejemplo, en su industria automotriz.

No ha sido fortuito que el presidente López Obrador señalara que nuestro territorio no será escenario de conflicto entre potencias por este elemento. La lucha mundial por los energéticos, en este caso el litio, no se avizora tersa. Se trata del control soberano, por parte del Estado mexicano, del metal, y no sólo de su explotación comercial. Al tener la nación el dominio de sus recursos energéticos reafirma su soberanía en un mundo en donde el gas, el petróleo y ahora el litio son recursos estratégicos.

Para nuestro país, la explotación de este metal será en beneficio de la gente. Así, se aprovechará de manera racional, planificada, sustentable, respetando los derechos de los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanos, y generará desarrollo y bienestar para la nación y sus habitantes.

ricardomonreala@yahoo.com.mx

Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA


El litio es un metal que se extrae de minerales de roca dura, o bien, de depósitos líquidos, como sucede en diferentes países: Bolivia, Chile o Argentina entre ellos. El también llamado oro blanco es un insumo que toma cada vez mayor valor a nivel nacional e internacional por sus múltiples usos en componentes automotrices, cerámica, vidrio, lubricantes y producción de polímeros, por mencionar algunos. Sin embargo, su utilización más extendida es para la manufactura de baterías de teléfonos celulares o automóviles.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, el mercado de baterías de litio para autos eléctricos tenía un valor de 7 mil millones de dólares estadounidenses en 2018, mientras que para 2024 se contempla que este valor ascienda a 58 mil millones.

México cuenta con alrededor del dos por ciento de todas las reservas de litio en el mundo. Otras naciones, como Canadá, Australia, China o Estados Unidos también poseen importantes porcentajes de este recurso.

Bolivia, por ejemplo, ejerce el control del litio, ya que realiza todas las actividades de la cadena productiva, que incluye la prospección, exploración, explotación, industrialización y comercialización (Ley No. 928, de 27 de abril de 2017), pues lo considera un recurso constitucionalmente estratégico; para ello, analiza las mejores opciones en tecnología de extracción disponibles en el mundo. Cabe recordar que en 2017 fue creada la empresa estatal Yacimientos de Litio Bolivianos.

El litio como el petróleo, en su época, y aun actualmente, debido al encarecimiento de los energéticos por la guerra en Ucrania, es sin duda sinónimo de soberanía, entendida ésta como la capacidad de un Estado para determinarse a sí mismo en áreas estratégicas, además de desarrollarse y tener viabilidad geopolítica en un mundo cuyas actividades dependen de la energía.

Para la Unión Europea (UE), por ejemplo, la guerra en Ucrania ha dejado ver la necesidad de diversificar sus suministros internacionales de gas y petróleo, pues importa de otros países el 90 por ciento del gas que utiliza y del cual Rusia le vende poco más del 40 por ciento, además de que le exporta alrededor del 27 por ciento de petróleo.

Alemania es uno de los países europeos que más importa gas ruso. Sin embargo, esta nación busca la manera de ser menos dependiente de Rusia por medio de, entre otras acciones, la aceleración del despliegue de energías renovables, así como de la explotación del litio.

En efecto, el país germano busca extraer este recurso, el cual se encuentra contenido en las aguas del río Rin. Se estima que cada litro de agua contiene de 200 a 400 mg. Esta explotación podría hacer de Alemania, en el largo plazo, un país menos dependiente del exterior, en relación con este metal, que es utilizado en cantidades importantes, por ejemplo, en su industria automotriz.

No ha sido fortuito que el presidente López Obrador señalara que nuestro territorio no será escenario de conflicto entre potencias por este elemento. La lucha mundial por los energéticos, en este caso el litio, no se avizora tersa. Se trata del control soberano, por parte del Estado mexicano, del metal, y no sólo de su explotación comercial. Al tener la nación el dominio de sus recursos energéticos reafirma su soberanía en un mundo en donde el gas, el petróleo y ahora el litio son recursos estratégicos.

Para nuestro país, la explotación de este metal será en beneficio de la gente. Así, se aprovechará de manera racional, planificada, sustentable, respetando los derechos de los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanos, y generará desarrollo y bienestar para la nación y sus habitantes.

ricardomonreala@yahoo.com.mx

Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA