/ sábado 11 de julio de 2020

El miedo de la derecha al éxito de la visita

Tras el viaje del Presidente López Obrador a Washington puede concluirse que esa gira hizo realidad las peores pesadillas de la derecha mexicana: el encuentro con Donald Trump redobló el prestigio y la fuerza política del mandatario mexicano.

Eso era precisamente lo que temía el conservadurismo mexicano. Y es este temor lo que explica la furibunda campaña mediática contra el viaje y el viajero.

Fue una campaña sin argumentos, sin bases objetivas, puramente verborreica, más propia de locutores ignorantes que de periodistas acuciosos e informados.

Objetivamente Donald Trump nunca ha manifestado animadversión por López Obrador. Y la visita a Washington ha ratificado la buena relación política entre ambos mandatarios. Este es un gran logro de López Obrador: Trump no se inscribió en la lista de adversarios de la Cuarta Transformación. Al contrario. Y tal cosa, desde luego, cayó como bomba entre los conservadores mexicanos.

Con el buen resultado del viaje a Estados Unidos la derecha criolla comprendió que no contará con Trump para la realización de sus propósitos desestabilizadores contra el obradorismo. Si no la simpatía, al menos la neutralidad de Trump es cosa buena para López Obrador. Y cosa muy mala para la derecha autóctona. Este era uno de los temores del conservadurismo mexicano. Y la realidad mostró que era un miedo bien fundado.

Pero más allá de los temores cumplidos de la derecha, objetivamente era obvio que la visita de López Obrador a la Casa Blanca sería un éxito. Ese tipo de actos políticos se preparan con sumo cuidado y no caben las sorpresas desagradables. Y en caso de sospechas o indicios de un posible contratiempo, la posposición o cancelación del viaje es recurso válido e inmediato siempre a la mano.

¿De dónde habrá sacado la derecha que la visita podría resultar mal o que podría descomponerse? ¿Y por que habría una descomposición? Por un exabrupto de Trump que conspirara contra sus propios intereses? ¿A Trump le daba igual el fracaso o el éxito de la reunión? Si Trump buscaba obtener réditos electorales de ese cónclave, ¿por qué iba a boicotear la reunión?

Y nada de esto, por supuesto, se le escapaba a López Obrador. De modo que el presidente mexicano llevaba todas las de ganar. Y ganó en una nueva demostración de amplia superioridad política sobre sus adversarios.


www.economiaypoliticahoy.wordpress.com

mentorferrer@gmail.com



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Eso era precisamente lo que temía el conservadurismo mexicano. Y es este temor lo que explica la furibunda campaña mediática contra el viaje y el viajero.

Fue una campaña sin argumentos, sin bases objetivas, puramente verborreica, más propia de locutores ignorantes que de periodistas acuciosos e informados.

Objetivamente Donald Trump nunca ha manifestado animadversión por López Obrador. Y la visita a Washington ha ratificado la buena relación política entre ambos mandatarios. Este es un gran logro de López Obrador: Trump no se inscribió en la lista de adversarios de la Cuarta Transformación. Al contrario. Y tal cosa, desde luego, cayó como bomba entre los conservadores mexicanos.

Con el buen resultado del viaje a Estados Unidos la derecha criolla comprendió que no contará con Trump para la realización de sus propósitos desestabilizadores contra el obradorismo. Si no la simpatía, al menos la neutralidad de Trump es cosa buena para López Obrador. Y cosa muy mala para la derecha autóctona. Este era uno de los temores del conservadurismo mexicano. Y la realidad mostró que era un miedo bien fundado.

Pero más allá de los temores cumplidos de la derecha, objetivamente era obvio que la visita de López Obrador a la Casa Blanca sería un éxito. Ese tipo de actos políticos se preparan con sumo cuidado y no caben las sorpresas desagradables. Y en caso de sospechas o indicios de un posible contratiempo, la posposición o cancelación del viaje es recurso válido e inmediato siempre a la mano.

¿De dónde habrá sacado la derecha que la visita podría resultar mal o que podría descomponerse? ¿Y por que habría una descomposición? Por un exabrupto de Trump que conspirara contra sus propios intereses? ¿A Trump le daba igual el fracaso o el éxito de la reunión? Si Trump buscaba obtener réditos electorales de ese cónclave, ¿por qué iba a boicotear la reunión?

Y nada de esto, por supuesto, se le escapaba a López Obrador. De modo que el presidente mexicano llevaba todas las de ganar. Y ganó en una nueva demostración de amplia superioridad política sobre sus adversarios.


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