/ miércoles 8 de mayo de 2019

El mundo de la realeza

FUNERAL DE ESTADO POR JUAN DE LUXEMBURGO

Queridos lectores, en esta ocasión estoy triste, les comento porque. Don Juan de Luxemburgo ha sido enterrado con la presencia de la familia gran ducal, el rey de Suecia, el príncipe Alberto de Mónaco, el príncipe Moulay Rachid de Marruecos, la princesa real Ana de Inglaterra y sus tíos, los duques de Gloucester, los reyes de Noruega y la princesa Astrid, hermana del rey, la familia real belga de quien cabe destacar la presencia de la princesa heredera duquesa de Brabante Isabel, sobrina nieta del fallecido, los reyes eméritos de España, el conde de París, Beatriz de Holanda, Margarita II de Dinamarca, el conde de Anjú, duque de Cadiz, Luis Alfonso de Borbón, los pretendientes al trono portugués, Dom Duarte de Braganza y su esposa, Hassan de Jordania y su esposa.

Me dolió la muerte de este gran soberano, de quien de joven fue un héroe de guerra y gran soldado. Como monarca, cumplió con su deber desde 1964 cuando abdicó su madre hasta su propia abdicación.

Juan, de 98 años, era primo de Otto de Habsburgo, quien a su vez fue sobrino nieto de Francisco José y de Sissi de Austria. Otro hombre longevo. Gritemos ahora: larga vida al gran duque Enrique.

Al ver primero, la capilla ardiente con los restos de este gran monarca si quieren llamarme sentimental porque lloré, háganlo. Yo admiré a este monarca, quien fue un soberano constitucional y de quien ahora le decimos sus admiradores y yo un hasta pronto.

Porque sólo él se nos adelantó. Porque la muerte nos lleva a todos. Porque la muerte está en el aire. Cuando salimos de nuestras casas no sabemos si regresaremos.

El monarca fallecido sabía historia, olió la historia, vivió la historia y ahora es parte de la historia, y esta lo juzga ya. Es un ejemplo de monarca constitucional que durante su reinado conservó ciertos poderes que ahora su hijo no tiene.

Enrique, actual gran duque, no permitió que se aprobara la ley a favor del aborto y entonces el gobierno le quitó ciertos poderes reales. La familia real gran ducal son muy devotos católicos.

Juan era muy querido. Su pueblo se alzó a las calles a despedirlo cuando iba rumbo a la catedral donde se le rindió un gran homenaje.

No importó la lluvia. Sus súbditos, desde reporteros hasta gente del pueblo, vistieron de negro. Yo les doy mi pésame y les comento que se debe aceptar la pérdida del cuerpo, más no perder el recuerdo. La familia gran ducal lo recordará como sus súbditos para siempre.

En tv entrevistaron a mucha gente, entre ellas a una persona que sostenía una fotografía del gran duque fallecido autografiada y enmarcada.

Como decía la doctora Elizabeth Kubler Ross: “vive de tal forma que al mirar hacia atrás no lamentes haber desperdiciado la existencia. Vive de tal forma que no lamentes las cosas que has hecho ni desees haber actuado de otra manera. Vive con sinceridad y plenamente. Vive.“

El gran duque Juan así lo hizo. La televisión Luxemburguesa le hizo diversos homenajes al fallecido soberano. Descanse en paz.



FUNERAL DE ESTADO POR JUAN DE LUXEMBURGO

Queridos lectores, en esta ocasión estoy triste, les comento porque. Don Juan de Luxemburgo ha sido enterrado con la presencia de la familia gran ducal, el rey de Suecia, el príncipe Alberto de Mónaco, el príncipe Moulay Rachid de Marruecos, la princesa real Ana de Inglaterra y sus tíos, los duques de Gloucester, los reyes de Noruega y la princesa Astrid, hermana del rey, la familia real belga de quien cabe destacar la presencia de la princesa heredera duquesa de Brabante Isabel, sobrina nieta del fallecido, los reyes eméritos de España, el conde de París, Beatriz de Holanda, Margarita II de Dinamarca, el conde de Anjú, duque de Cadiz, Luis Alfonso de Borbón, los pretendientes al trono portugués, Dom Duarte de Braganza y su esposa, Hassan de Jordania y su esposa.

Me dolió la muerte de este gran soberano, de quien de joven fue un héroe de guerra y gran soldado. Como monarca, cumplió con su deber desde 1964 cuando abdicó su madre hasta su propia abdicación.

Juan, de 98 años, era primo de Otto de Habsburgo, quien a su vez fue sobrino nieto de Francisco José y de Sissi de Austria. Otro hombre longevo. Gritemos ahora: larga vida al gran duque Enrique.

Al ver primero, la capilla ardiente con los restos de este gran monarca si quieren llamarme sentimental porque lloré, háganlo. Yo admiré a este monarca, quien fue un soberano constitucional y de quien ahora le decimos sus admiradores y yo un hasta pronto.

Porque sólo él se nos adelantó. Porque la muerte nos lleva a todos. Porque la muerte está en el aire. Cuando salimos de nuestras casas no sabemos si regresaremos.

El monarca fallecido sabía historia, olió la historia, vivió la historia y ahora es parte de la historia, y esta lo juzga ya. Es un ejemplo de monarca constitucional que durante su reinado conservó ciertos poderes que ahora su hijo no tiene.

Enrique, actual gran duque, no permitió que se aprobara la ley a favor del aborto y entonces el gobierno le quitó ciertos poderes reales. La familia real gran ducal son muy devotos católicos.

Juan era muy querido. Su pueblo se alzó a las calles a despedirlo cuando iba rumbo a la catedral donde se le rindió un gran homenaje.

No importó la lluvia. Sus súbditos, desde reporteros hasta gente del pueblo, vistieron de negro. Yo les doy mi pésame y les comento que se debe aceptar la pérdida del cuerpo, más no perder el recuerdo. La familia gran ducal lo recordará como sus súbditos para siempre.

En tv entrevistaron a mucha gente, entre ellas a una persona que sostenía una fotografía del gran duque fallecido autografiada y enmarcada.

Como decía la doctora Elizabeth Kubler Ross: “vive de tal forma que al mirar hacia atrás no lamentes haber desperdiciado la existencia. Vive de tal forma que no lamentes las cosas que has hecho ni desees haber actuado de otra manera. Vive con sinceridad y plenamente. Vive.“

El gran duque Juan así lo hizo. La televisión Luxemburguesa le hizo diversos homenajes al fallecido soberano. Descanse en paz.