/ miércoles 2 de octubre de 2019

El mundo de la realeza

La monarquía como un sistema de gobierno ideal


Estoy, queridos lectores, escribiéndoles no sin antes reflexionar sobre este tema. Durante más de 30 años he tenido en la mente a las monarquías- sobre todo a las europeas, que son mis favoritas- como un buen sistema de gobierno, un buen sistema.

He oído críticas a mi gusto por estas. Las he leído. Pero, sin embargo, a veces pienso si mi idealismo y mis principios monárquicos se confunden con un sistema que la gente adora y también critica. Un sistema que puede ser interpretado como pasado de moda y antidemocrático.

Pero yo veo que los monarcas, tienen un papel muy importante a desempeñar. Entre café y café, leo, investigo y estudio interesantes historias sobre la realeza que me dejan impactada.

Obviamente, la realeza se apasiona de su trabajo, así como de los problemas mundiales en los sectores económicos, sociales, ecológicos, etc.

Ellos como yo, se apasionan de las historias de antiguas dinastías y de sus antepasados: cómo vivían, sus joyas y tronos que ahora ellos conservan, y hasta se apasionan de leer sus diarios íntimos.

Pienso que las épocas y dinastías cambian conforme pasa el tiempo, obviamente, y ahora vemos a reyes viajar en aviones-no todos, pero algunos lo hacen como nosotros, otros en sus propios aviones, yates o barcos son utilizados para visitar sus municipios dentro de sus países.

Son monarcas con conciencia. Mientras Alberto de Mónaco pone el ejemplo y limpia alcantarillas, Victoria de Suecia le enseña a su hija a limpiar los bosques y parques levantando basura.

La reina Sofía también es un ejemplo de una luchadora social. Haakon Magnus y Mette Marit de Noruega buscan concientizar a las personas de tener un mejor medio ambiente.

Haakon Magnus está esta semana en Nueva York, y junto con los reyes de Holanda, la reina de Bélgica, los reyes de Jordania y su heredero, las princesas Eugenia y Beatrice, hijas del duque de York, el millonario príncipe Alois de Liechtenstein, entre otros, asisten a conferencias donde, mediante su participación, exponen sus ideas y sobre su trabajo en la ONU.

Cierto que tienen una vida “de reyes”, pero es importante notar que se interesan por dar lo mejor de sí para sus pueblos o países. Viajan para conocer la vida de sus súbditos y de otras personalidades, o simplemente exponen sus conocimientos ante sus parlamentos y, en este caso, lo hicieron ante la ONU.

Creo que la monarquía sobrevivirá mientras exista la libertad de expresión y de creencias. Las monarquías aún funcionan como sistema de gobierno. Y eso sucede porque son funcionales y sirven a sus países.

Monarquías y pueblos van unidos de la mano, aunque no en todas partes del mundo este sistema parezca así. Hay todavía tiranos y semidioses.

La monarquía como un sistema de gobierno ideal


Estoy, queridos lectores, escribiéndoles no sin antes reflexionar sobre este tema. Durante más de 30 años he tenido en la mente a las monarquías- sobre todo a las europeas, que son mis favoritas- como un buen sistema de gobierno, un buen sistema.

He oído críticas a mi gusto por estas. Las he leído. Pero, sin embargo, a veces pienso si mi idealismo y mis principios monárquicos se confunden con un sistema que la gente adora y también critica. Un sistema que puede ser interpretado como pasado de moda y antidemocrático.

Pero yo veo que los monarcas, tienen un papel muy importante a desempeñar. Entre café y café, leo, investigo y estudio interesantes historias sobre la realeza que me dejan impactada.

Obviamente, la realeza se apasiona de su trabajo, así como de los problemas mundiales en los sectores económicos, sociales, ecológicos, etc.

Ellos como yo, se apasionan de las historias de antiguas dinastías y de sus antepasados: cómo vivían, sus joyas y tronos que ahora ellos conservan, y hasta se apasionan de leer sus diarios íntimos.

Pienso que las épocas y dinastías cambian conforme pasa el tiempo, obviamente, y ahora vemos a reyes viajar en aviones-no todos, pero algunos lo hacen como nosotros, otros en sus propios aviones, yates o barcos son utilizados para visitar sus municipios dentro de sus países.

Son monarcas con conciencia. Mientras Alberto de Mónaco pone el ejemplo y limpia alcantarillas, Victoria de Suecia le enseña a su hija a limpiar los bosques y parques levantando basura.

La reina Sofía también es un ejemplo de una luchadora social. Haakon Magnus y Mette Marit de Noruega buscan concientizar a las personas de tener un mejor medio ambiente.

Haakon Magnus está esta semana en Nueva York, y junto con los reyes de Holanda, la reina de Bélgica, los reyes de Jordania y su heredero, las princesas Eugenia y Beatrice, hijas del duque de York, el millonario príncipe Alois de Liechtenstein, entre otros, asisten a conferencias donde, mediante su participación, exponen sus ideas y sobre su trabajo en la ONU.

Cierto que tienen una vida “de reyes”, pero es importante notar que se interesan por dar lo mejor de sí para sus pueblos o países. Viajan para conocer la vida de sus súbditos y de otras personalidades, o simplemente exponen sus conocimientos ante sus parlamentos y, en este caso, lo hicieron ante la ONU.

Creo que la monarquía sobrevivirá mientras exista la libertad de expresión y de creencias. Las monarquías aún funcionan como sistema de gobierno. Y eso sucede porque son funcionales y sirven a sus países.

Monarquías y pueblos van unidos de la mano, aunque no en todas partes del mundo este sistema parezca así. Hay todavía tiranos y semidioses.