/ miércoles 12 de febrero de 2020

El mundo de la realeza

¿Por qué Isabel II es defensora de la fe?

No, queridos lectores, la familia real británica no es católica, son anglicanos. Me encanta la historia de los Tudor, y, sobretodo, de Enrique VIII y sus seis esposas. Desde ese tiempo, la realeza europea pertenecía a la iglesia católica. Enrique se había casado por vez primera con la hija de los reyes católicos, Isabel y Fernando, Catalina de Aragón.

El rey apoyaba las creencias católicas, y el papa lo nombró Defensor de la fe. Pero, Enrique tenía buen gusto por las mujeres. Dado que Catalina fue viuda del príncipe Arturo de Gales, hermano mayor de Enrique, y al no darle al rey un hijo varón, sólo una hija, María, el monarca tuvo amoríos con María Bolena, su dama de compañía con quien tuvo dos hijos, un varón y una niña.

María Bolena tenía una hermana, Ana, de la que se enamoró Enrique. Ella influyó en el rey con ideas luteranas. Su familia era ambiciosa y ella también. Tardó en dejarse seducir. El rey deseaba su cuerpo pero ella le pedía matrimonio.

El papa no autorizó el divorcio de Catalina. El monarca ponía como pretexto que la Biblia dice que un hombre no debe casarse con la viuda de su hermano. Como el papa ni el rey de España, sobrino de Catalina, accedieron al deseo del rey, Enrique, con sus consejeros y gobierno, se alejaron del Vaticano y formaron la iglesia anglicana, cuya autoridad era el rey.

Se divorció de Catalina, se casó con Ana, quien ya estaba embarazada, y quien dio a luz a una niña, la futura Isabel I, la reina virgen. El título de Defensor de la fe fue heredado por sus sucesores.

Enrique se casó seis veces, se divorció de dos, mandó a ejecutar a dos esposas, enviudó una vez, tuvo un hijo varón, Eduardo VI.

Esa fue parte de la razón del por qué los ingleses son anglicanos. Cuando María I sucedió a su hermano, Eduardo VI, se comportó de forma cruel y sangrienta con los anglicanos, aunque fue su hermana, Isabel I, su heredera, quien estableció de nuevo la religión anglicana.

Isabel II, en la actualidad, es jefe de la iglesia anglicana y defensora de la fe, por encima del arzobispo de Canterbury. En cierta manera la reina tiene prioridad, aunque la iglesia tiene influencia.

En los años 50, cuando la princesa Margarita, hermana fallecida de la reina, quiso casarse con un divorciado, Peter Townsend, la iglesia “convenció” a su majestad para que la pareja se esperara dos años, y trascurridos estos, presionó a la reina para que su hermana abdicara a sus derechos al trono, para contraer matrimonio con Peter. La pareja se separó y se casaron con otros.

Margarita se divorció del conde de Snowden, cuñado favorito de la reina. Pero, el hijo del duque de Kent, el conde de Saint Andrews, abdicó a sus derechos al trono hace unos años para casarse en el Vaticano.

Y, además, se dice que Camila, duquesa de Cornualles, es católica como la princesa María Cristina de Kent, cuyo esposo, el príncipe Miguel, abdicó a sus derechos al trono aunque sus hijos y nietos, anglicanos, si tienen derecho.

Ahora se dice que el príncipe Carlos cree que, cuando sea rey, debe de ser “defensor de la fe” dando a entender que respeta las diversas creencias religiosas, como el espiritismo.

En los años venideros veremos si Carlos llega al trono, si puede cambiar o modificar ese título, y si Camila, como católica, puede ser reina o en secreto se cambió de religión. Ya veremos.


¿Por qué Isabel II es defensora de la fe?

No, queridos lectores, la familia real británica no es católica, son anglicanos. Me encanta la historia de los Tudor, y, sobretodo, de Enrique VIII y sus seis esposas. Desde ese tiempo, la realeza europea pertenecía a la iglesia católica. Enrique se había casado por vez primera con la hija de los reyes católicos, Isabel y Fernando, Catalina de Aragón.

El rey apoyaba las creencias católicas, y el papa lo nombró Defensor de la fe. Pero, Enrique tenía buen gusto por las mujeres. Dado que Catalina fue viuda del príncipe Arturo de Gales, hermano mayor de Enrique, y al no darle al rey un hijo varón, sólo una hija, María, el monarca tuvo amoríos con María Bolena, su dama de compañía con quien tuvo dos hijos, un varón y una niña.

María Bolena tenía una hermana, Ana, de la que se enamoró Enrique. Ella influyó en el rey con ideas luteranas. Su familia era ambiciosa y ella también. Tardó en dejarse seducir. El rey deseaba su cuerpo pero ella le pedía matrimonio.

El papa no autorizó el divorcio de Catalina. El monarca ponía como pretexto que la Biblia dice que un hombre no debe casarse con la viuda de su hermano. Como el papa ni el rey de España, sobrino de Catalina, accedieron al deseo del rey, Enrique, con sus consejeros y gobierno, se alejaron del Vaticano y formaron la iglesia anglicana, cuya autoridad era el rey.

Se divorció de Catalina, se casó con Ana, quien ya estaba embarazada, y quien dio a luz a una niña, la futura Isabel I, la reina virgen. El título de Defensor de la fe fue heredado por sus sucesores.

Enrique se casó seis veces, se divorció de dos, mandó a ejecutar a dos esposas, enviudó una vez, tuvo un hijo varón, Eduardo VI.

Esa fue parte de la razón del por qué los ingleses son anglicanos. Cuando María I sucedió a su hermano, Eduardo VI, se comportó de forma cruel y sangrienta con los anglicanos, aunque fue su hermana, Isabel I, su heredera, quien estableció de nuevo la religión anglicana.

Isabel II, en la actualidad, es jefe de la iglesia anglicana y defensora de la fe, por encima del arzobispo de Canterbury. En cierta manera la reina tiene prioridad, aunque la iglesia tiene influencia.

En los años 50, cuando la princesa Margarita, hermana fallecida de la reina, quiso casarse con un divorciado, Peter Townsend, la iglesia “convenció” a su majestad para que la pareja se esperara dos años, y trascurridos estos, presionó a la reina para que su hermana abdicara a sus derechos al trono, para contraer matrimonio con Peter. La pareja se separó y se casaron con otros.

Margarita se divorció del conde de Snowden, cuñado favorito de la reina. Pero, el hijo del duque de Kent, el conde de Saint Andrews, abdicó a sus derechos al trono hace unos años para casarse en el Vaticano.

Y, además, se dice que Camila, duquesa de Cornualles, es católica como la princesa María Cristina de Kent, cuyo esposo, el príncipe Miguel, abdicó a sus derechos al trono aunque sus hijos y nietos, anglicanos, si tienen derecho.

Ahora se dice que el príncipe Carlos cree que, cuando sea rey, debe de ser “defensor de la fe” dando a entender que respeta las diversas creencias religiosas, como el espiritismo.

En los años venideros veremos si Carlos llega al trono, si puede cambiar o modificar ese título, y si Camila, como católica, puede ser reina o en secreto se cambió de religión. Ya veremos.