/ viernes 27 de marzo de 2020

El mundo se puso en pausa

Miles de millones de personas hoy están en sus casas, es la acción coordinada más grande en la historia de la humanidad, nunca tantos se habían puesto de acuerdo para hacer algo en beneficio de todos. La triste belleza de las tragedias, como ha sido la historia de la Ciudad de México, que muestra su grandeza frente a la adversidad desde su fundación misma: las inundaciones, sismos, invasiones y epidemias, es cuando la ciudadanía se ha unido para salir adelante.


La crisis ha exhibido las capacidades de los gobiernos de todo el mundo al límite, pero también la capacidad de las sociedades para ser solidarias y autoprotegerse.


Habrá cambios de fondo en muchos sentidos: la educación, el desarrollo de tecnologías para el aprendizaje a distancia serán herramientas que llegaron para quedarse, el contenido digital de toda la malla curricular, creación de materiales didácticos más claros y poderosos serán una agenda obligada para todos los sistemas educativos así como la colaboración internacional. La economía y el trabajo presencial también tendrán que evolucionar; la pandemia tendrá un papel determinante en la crisis global del capitalismo. Seguramente habrá mezquinos capitalistas que vean esto como oportunidad para incrementar el uso de robots industriales y evitar el empleo humano. En todo caso habrá sorpresas.


La pandemia nos ha mostrado el daño que le ha hecho la humanidad a la Tierra, ver los delfines regresar a Venecia o la disminución de la contaminación en un lapso tan breve, no puede pasar sin que genere un impacto en la conciencia colectiva de la humanidad. No podemos cerrar los ojos frente a la necesidad global de una fuerte y determinada política demográfica mundial.


Pero la reflexión más profunda es si la cuarentena tendrá un efecto moral o de conciencia en los miles de millones que hoy estamos o estaremos en aislamiento. A lo largo de la historia los aislamientos han generado algunos de los más grandes cambios de la humanidad, por ejemplo, los cuarenta días que Cristo paso en el desierto y la meditación de Mahoma en la cueva de Hira. ¿Qué aprenderemos en estos días de aislamiento? ¿Comprenderemos que las bolsas y los relojes caros no se comen? Como dijo Will Smith: “gastamos dinero que no tenemos, en cosas que no necesitamos, para impresionar a personas a quienes no les importamos”. El mundo se puso en pausa, podemos hacer una reflexión común, ojalá sirva para hacer una humanidad menos frívola, un poco más solidaria y consciente.



@LuisH_Fernandez

Miles de millones de personas hoy están en sus casas, es la acción coordinada más grande en la historia de la humanidad, nunca tantos se habían puesto de acuerdo para hacer algo en beneficio de todos. La triste belleza de las tragedias, como ha sido la historia de la Ciudad de México, que muestra su grandeza frente a la adversidad desde su fundación misma: las inundaciones, sismos, invasiones y epidemias, es cuando la ciudadanía se ha unido para salir adelante.


La crisis ha exhibido las capacidades de los gobiernos de todo el mundo al límite, pero también la capacidad de las sociedades para ser solidarias y autoprotegerse.


Habrá cambios de fondo en muchos sentidos: la educación, el desarrollo de tecnologías para el aprendizaje a distancia serán herramientas que llegaron para quedarse, el contenido digital de toda la malla curricular, creación de materiales didácticos más claros y poderosos serán una agenda obligada para todos los sistemas educativos así como la colaboración internacional. La economía y el trabajo presencial también tendrán que evolucionar; la pandemia tendrá un papel determinante en la crisis global del capitalismo. Seguramente habrá mezquinos capitalistas que vean esto como oportunidad para incrementar el uso de robots industriales y evitar el empleo humano. En todo caso habrá sorpresas.


La pandemia nos ha mostrado el daño que le ha hecho la humanidad a la Tierra, ver los delfines regresar a Venecia o la disminución de la contaminación en un lapso tan breve, no puede pasar sin que genere un impacto en la conciencia colectiva de la humanidad. No podemos cerrar los ojos frente a la necesidad global de una fuerte y determinada política demográfica mundial.


Pero la reflexión más profunda es si la cuarentena tendrá un efecto moral o de conciencia en los miles de millones que hoy estamos o estaremos en aislamiento. A lo largo de la historia los aislamientos han generado algunos de los más grandes cambios de la humanidad, por ejemplo, los cuarenta días que Cristo paso en el desierto y la meditación de Mahoma en la cueva de Hira. ¿Qué aprenderemos en estos días de aislamiento? ¿Comprenderemos que las bolsas y los relojes caros no se comen? Como dijo Will Smith: “gastamos dinero que no tenemos, en cosas que no necesitamos, para impresionar a personas a quienes no les importamos”. El mundo se puso en pausa, podemos hacer una reflexión común, ojalá sirva para hacer una humanidad menos frívola, un poco más solidaria y consciente.



@LuisH_Fernandez