/ martes 1 de junio de 2021

El nuevo superlativo de catástrofe

Por: Carolina Heye Silva* y Ana Gabriela González Alcalá**

Según datos de la ONU, previos a la pandemia, en 2025 100 bolsas plásticas podrían cubrir cada metro de costa en todo el mundo, y para 2050 habría más plástico que peces en los océanos. Sin embargo, el uso desmesurado del plástico para detener la propagación del virus y la mala gestión de residuos desde el inicio de la pandemia ha cambiado radicalmente el futuro de nuestros océanos acelerando su degradación y pérdida de biodiversidad.

La amenaza de la contaminación plástica ya representaba un reto global por su presencia en cada rincón del planeta. Al ser un problema que no respeta límites fronterizos, se convierte en un asunto de seguridad medioambiental y alimentaria a nivel global.

El uso de artículos como mascarillas, guantes de látex, botellas y empaques de plástico de un solo uso han inundado al mundo desde el inicio de la pandemia a finales de 2019. De acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas, las ventas globales de mascarillas de un solo uso en 2020 aumentaron 200 veces en comparación con las ventas de 2019. Mientras que los desechos médicos, tan solo en la provincia de Wuhan, aumentaron 6 veces a 240 toneladas por día durante la pandemia.

Esta situación también representa el colapso global de las instalaciones de reciclaje, que sobrepasaron sus límites de capacidad por la cantidad masiva de desechos producidos en un corto periodo de tiempo. El Banco Mundial explica que también se han visto afectados por la caída del precio del petróleo, que reduce los costos del plástico nuevo en comparación con el reciclado.

La ONU espera que solo el 10% de todo el plástico utilizado durante la contingencia sea reciclado, mientras más del 70% terminará en vertederos o será directamente depositado en el medio ambiente. Según los últimos informes de PNUD, esta situación tendrá repercusiones negativas y desproporcionadas para grupos vulnerables, como las comunidades indígenas, ya que, representa una amenaza a la salud y la seguridad sanitaria, causando un retroceso en el seguimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.

La crisis sanitaria también tiene un impacto negativo en los mecanismos de cooperación internacional. Fue cancelada la celebración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos este año por las medidas de distanciamiento social, por lo que se hace el llamado a impulsar el ODS14 (vida submarina) anticipando la conferencia que se proyecta celebrar en 2022.

Estos hechos históricos nos impulsan a tomar acción y mejorar nuestra relación con la naturaleza, responsabilizándonos de nuestras decisiones y buscar soluciones mediante la cooperación internacional. Es urgente mejorar el control del reciclaje, el consumo responsable y ampliar los estudios sobre la gestión del plástico. Recordemos que la pandemia de COVID-19 es un pequeño reto comparado con las amenazas medio ambientales de dimensiones titánicas a las que nos enfrentamos actualmente y que vendrán a lo largo de este siglo.

* Carolina Heye Silva es egresada de la Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México

** Ana Gabriela González Alcalá es Coordinadora de la Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México.

Por: Carolina Heye Silva* y Ana Gabriela González Alcalá**

Según datos de la ONU, previos a la pandemia, en 2025 100 bolsas plásticas podrían cubrir cada metro de costa en todo el mundo, y para 2050 habría más plástico que peces en los océanos. Sin embargo, el uso desmesurado del plástico para detener la propagación del virus y la mala gestión de residuos desde el inicio de la pandemia ha cambiado radicalmente el futuro de nuestros océanos acelerando su degradación y pérdida de biodiversidad.

La amenaza de la contaminación plástica ya representaba un reto global por su presencia en cada rincón del planeta. Al ser un problema que no respeta límites fronterizos, se convierte en un asunto de seguridad medioambiental y alimentaria a nivel global.

El uso de artículos como mascarillas, guantes de látex, botellas y empaques de plástico de un solo uso han inundado al mundo desde el inicio de la pandemia a finales de 2019. De acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas, las ventas globales de mascarillas de un solo uso en 2020 aumentaron 200 veces en comparación con las ventas de 2019. Mientras que los desechos médicos, tan solo en la provincia de Wuhan, aumentaron 6 veces a 240 toneladas por día durante la pandemia.

Esta situación también representa el colapso global de las instalaciones de reciclaje, que sobrepasaron sus límites de capacidad por la cantidad masiva de desechos producidos en un corto periodo de tiempo. El Banco Mundial explica que también se han visto afectados por la caída del precio del petróleo, que reduce los costos del plástico nuevo en comparación con el reciclado.

La ONU espera que solo el 10% de todo el plástico utilizado durante la contingencia sea reciclado, mientras más del 70% terminará en vertederos o será directamente depositado en el medio ambiente. Según los últimos informes de PNUD, esta situación tendrá repercusiones negativas y desproporcionadas para grupos vulnerables, como las comunidades indígenas, ya que, representa una amenaza a la salud y la seguridad sanitaria, causando un retroceso en el seguimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030.

La crisis sanitaria también tiene un impacto negativo en los mecanismos de cooperación internacional. Fue cancelada la celebración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos este año por las medidas de distanciamiento social, por lo que se hace el llamado a impulsar el ODS14 (vida submarina) anticipando la conferencia que se proyecta celebrar en 2022.

Estos hechos históricos nos impulsan a tomar acción y mejorar nuestra relación con la naturaleza, responsabilizándonos de nuestras decisiones y buscar soluciones mediante la cooperación internacional. Es urgente mejorar el control del reciclaje, el consumo responsable y ampliar los estudios sobre la gestión del plástico. Recordemos que la pandemia de COVID-19 es un pequeño reto comparado con las amenazas medio ambientales de dimensiones titánicas a las que nos enfrentamos actualmente y que vendrán a lo largo de este siglo.

* Carolina Heye Silva es egresada de la Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México

** Ana Gabriela González Alcalá es Coordinadora de la Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México.