/ viernes 8 de diciembre de 2017

El observador parlamentario | El “destape”: salto al vacío con equipo tecnócrata

Se apagan los últimos fulgores de la LXIII Legislatura; mientras en San Lázaro preparan la designación del Auditor Superior de la Federación, en el Senado se  entregó la Medalla Belisario Domínguez y aproximan la aprobación de la Ley de seguridad interior (LSI), así como propiciar el pase automático en la Fiscalía general y el nombramiento de un nuevo Fiscal electoral. El  Legislativo blinda al Ejecutivo le otorga amnistía e impunidad ante responsabilidad oficial.

La adjudicación de la presea del Senado se ha vuelto un ritual tardío donde la opinión discordante la ejerce la senadora Laida Sansores al increpar, como en ocasiones pasadas, al Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, quien se muestra impasible ante el reclamo de dolor ocasionado por la guerra del narcotráfico expresado por  la legisladora del Partido del Trabajo.  La escena,  fuera de reglamento, cobra sentido en la medida que la acción del prócer chiapaneco ejerció su derecho a la discrepancia en la circunstancia extrema de opositor vulnerable a la represión del dictador.

La Medalla del Senado fue bien designada al reconocer a Julia Carabías, quien se empeña por salvar la selva Lacandona y pedir respeto a las comunidades originarias que cuidan nuestro patrimonio ambiental.

El ambiente de tensión propiciado por la casi segura aprobación de la LSI alcanza el escándalo de paralizar las actividades legislativas, pese a ello el líder del partido oficial, senador Emilio Gamboa, asegura que se escuchará la voz de los ciudadanos, no incluye, desde luego, su comprensión y acatamiento, todo indica que la decisión será tomada en las inmediaciones de la clausura del Periodo ordinario

EL IMPACTO DE LA APROBACIÓN de la LSI se amortigua con la decantación de la precampaña presidencial, de una parte el debate de  la amnistía centra el rechazo a AMLO, pero deja incólume su objetivo de la paz y seguridad, la senadora del PRD Angélica de la Peña la calificó de locura “al calor del ambiente electoral”.

Es evidente que la idea abre muchas heridas y odios que también deben valorarse y cuantificarse si se quiere sacar al país de una guerra inútil por absurda además combatida con una estrategia que no cambió en 12 años sin importar ni los muertos ni las evaluaciones de resultados de un gobierno tan adicto a sus indicadores.

MILITARES O CIVILES es un aspecto del rechazo a la idea de AMLO resaltado para destacar la presencia del Ejército en los distintos momentos de nuestra historia (Lorenzo Meyer dixit), subyace en ese enfoque la sombra de una lucha civil que dio lugar a la derrota o reemplazo de las fuerzas represoras, por citar solo algunos rasgos: 1810 Hidalgo ante Allende y contra las milicias de la monarquía,1848 Ocampo al proponer la Guardia nacional ante la invasión yanqui, igual que en 1862 el Frente de Oriente para rechazar a los franceses, 1914 el Plan de Guadalupe el Ejército constitucionalista lo formaron civiles. Siempre los ciudadanos organizados en milicias han recuperado la patria.

EL EQUIPO DE JOSÉ ANTONIO MEADE, quien no replicó a su opositor de Morena para no fortalecer la discusión, el dilema consiste en definir si será una campaña de confrontación directa o se dará paso a la racionalidad de propuestas. La etapa previa de la campaña se registra una simulación de “vacío de poder” en la medida que la unción del candidato prende como un poder creciente hasta su magnificación como presidente constitucional.

 Por otra parte se observa que ni en el equipo cercano al candidato del PRI, compuesto de tecnócratas, ni en la dirección de la campaña, Aurelio Nuño, advierte la presencia de  expertos conocedores con un pasado a prueba de someterse a una elección directa, al parecer prevalecer la teoría sobre la práctica, aunque existen políticos sobresalientes por distintos aspectos como, Manlio Fabio Beltrones,  Heriberto Galindo o Augusto Gómez Villanueva, recién Presidente de la constituyente de la Ciudad de México, aunque son glorias pasadas, cierto,  pero  aún mantienen la estela de su paso que no vislumbran la coyuntura tecnócrata.

Se apagan los últimos fulgores de la LXIII Legislatura; mientras en San Lázaro preparan la designación del Auditor Superior de la Federación, en el Senado se  entregó la Medalla Belisario Domínguez y aproximan la aprobación de la Ley de seguridad interior (LSI), así como propiciar el pase automático en la Fiscalía general y el nombramiento de un nuevo Fiscal electoral. El  Legislativo blinda al Ejecutivo le otorga amnistía e impunidad ante responsabilidad oficial.

La adjudicación de la presea del Senado se ha vuelto un ritual tardío donde la opinión discordante la ejerce la senadora Laida Sansores al increpar, como en ocasiones pasadas, al Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, quien se muestra impasible ante el reclamo de dolor ocasionado por la guerra del narcotráfico expresado por  la legisladora del Partido del Trabajo.  La escena,  fuera de reglamento, cobra sentido en la medida que la acción del prócer chiapaneco ejerció su derecho a la discrepancia en la circunstancia extrema de opositor vulnerable a la represión del dictador.

La Medalla del Senado fue bien designada al reconocer a Julia Carabías, quien se empeña por salvar la selva Lacandona y pedir respeto a las comunidades originarias que cuidan nuestro patrimonio ambiental.

El ambiente de tensión propiciado por la casi segura aprobación de la LSI alcanza el escándalo de paralizar las actividades legislativas, pese a ello el líder del partido oficial, senador Emilio Gamboa, asegura que se escuchará la voz de los ciudadanos, no incluye, desde luego, su comprensión y acatamiento, todo indica que la decisión será tomada en las inmediaciones de la clausura del Periodo ordinario

EL IMPACTO DE LA APROBACIÓN de la LSI se amortigua con la decantación de la precampaña presidencial, de una parte el debate de  la amnistía centra el rechazo a AMLO, pero deja incólume su objetivo de la paz y seguridad, la senadora del PRD Angélica de la Peña la calificó de locura “al calor del ambiente electoral”.

Es evidente que la idea abre muchas heridas y odios que también deben valorarse y cuantificarse si se quiere sacar al país de una guerra inútil por absurda además combatida con una estrategia que no cambió en 12 años sin importar ni los muertos ni las evaluaciones de resultados de un gobierno tan adicto a sus indicadores.

MILITARES O CIVILES es un aspecto del rechazo a la idea de AMLO resaltado para destacar la presencia del Ejército en los distintos momentos de nuestra historia (Lorenzo Meyer dixit), subyace en ese enfoque la sombra de una lucha civil que dio lugar a la derrota o reemplazo de las fuerzas represoras, por citar solo algunos rasgos: 1810 Hidalgo ante Allende y contra las milicias de la monarquía,1848 Ocampo al proponer la Guardia nacional ante la invasión yanqui, igual que en 1862 el Frente de Oriente para rechazar a los franceses, 1914 el Plan de Guadalupe el Ejército constitucionalista lo formaron civiles. Siempre los ciudadanos organizados en milicias han recuperado la patria.

EL EQUIPO DE JOSÉ ANTONIO MEADE, quien no replicó a su opositor de Morena para no fortalecer la discusión, el dilema consiste en definir si será una campaña de confrontación directa o se dará paso a la racionalidad de propuestas. La etapa previa de la campaña se registra una simulación de “vacío de poder” en la medida que la unción del candidato prende como un poder creciente hasta su magnificación como presidente constitucional.

 Por otra parte se observa que ni en el equipo cercano al candidato del PRI, compuesto de tecnócratas, ni en la dirección de la campaña, Aurelio Nuño, advierte la presencia de  expertos conocedores con un pasado a prueba de someterse a una elección directa, al parecer prevalecer la teoría sobre la práctica, aunque existen políticos sobresalientes por distintos aspectos como, Manlio Fabio Beltrones,  Heriberto Galindo o Augusto Gómez Villanueva, recién Presidente de la constituyente de la Ciudad de México, aunque son glorias pasadas, cierto,  pero  aún mantienen la estela de su paso que no vislumbran la coyuntura tecnócrata.