/ miércoles 27 de diciembre de 2017

El observador parlamentario | ¿Esperanza o cataclismo electoral 2018?

La advertencia de una inminente presencia del crimen organizado en las elecciones presidenciales fue pronunciada con magistral sutileza por el Secretario de Gobernación. Miguel Ángel Osorio Chong, reafirmó que la federación cumple con la responsabilidad de la seguridad.

En el umbral del medio siglo del Movimiento del 68 encaramos la realidad de nuestras mermadas libertades civiles, las mismas que llevaron al sacrificio a los estudiantes en Tlatelolco y abrieron la brecha al pluralismo partidista en 1976, la “caída” del sistema” con la derrota de Carlos Salinas en 1988, la ciudadanización de las autoridades electorales, IFE en 1996, la alternancia de partidos con el ascenso a la Presidencia del PAN en 2000, una senda de avances democráticos del voto no experimentados con anterioridad.

La Ley de seguridad interior, ahora, es un parteaguas en la vida institucional del país, se trata de un modelo de seguridad militarizada que pone en riesgo la libertad de manifestación (arts. 8,9) aquellas consideradas como “amenazas”,

En paralelo de la participación la historia de la democracia suele vincularse directamente con los procesos electorales, se idealiza que por la via de los comicios lograremos una sociedad más igual con derecho a elegir los gobiernos  honestos y eficientes.

Durante siete décadas el sistema presidencialista autoritario fue hegemónico y dominante, las libertades civiles reclamadas en 1968 lograron abrir la senda del pluripartidismo en el Congreso de la Unión.

El proceso de democratización electoral recorrió un camino reglamentarita siempre impregnado de sospechas de fraude a partir de las condiciones de inequidad y desigualdad que pesaban en el manejo y aplicación de los recursos financieros cuya culminación terminaba en la compra de voto de distinta manera, como ocurre con las políticas asistencialistas convertidas en clientela cautiva electoral, A pesar de las adversidades y contratiempos que imponen las elites del poder por retener el poder, la via electoral es el recurso disponible para acceder a una democracia superior, por eso  conviene reflexionar sobre las opciones en juego

El doctor Julián Germán Molina, Rector del Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla expone sus reflexiones a este respecto a la verdadera fuerza de cambio radica en el ciudadano, aunque suene demagógico, es real que en un régimen democrático el poder radica en el pueblo, solo que los ciudadanos hemos permitido, desde nuestra indiferente y apática participación política, la sumisión a ese régimen.

Por lo que la única posibilidad de alcanzar un verdadero cambio, es mediante la vía electoral, donde la participación ciudadana sea tan grande y apabullante que termine por aplastar con votos, el poderío de la maquinaria que apoya a Antonio Meade, el candidato oficial del régimen, o al capricho llamado Frente por México de Anaya.

Si el día de la elección, se ejerce el derecho al voto, más del habitual 65%, la victoria (gane quien gane), será de la ciudadanía, representara el golpe de autoridad que pondrá a temblar al régimen autoritario.

Dentro del régimen federal, se preparan para contrarrestar y acallar a los inconformes con sus prácticas, tendrán a su disposición la Ley de Seguridad Interior, con la que pretende legalizar su dictadura, al conferirle poderes extraordinarios al presidente en turno y a las fuerzas armadas en labores de seguridad pública, sin que existan controles democráticos que permitan regular su actuación.

El doctor Molina hace un llamado al ciudadano a no vender el voto,  tampoco  permitas que te compren tu único instrumento de autoridad, no lo cambies por una despensa o por una promesa de hueso político, que por cierto nunca veras, no permitas que te arrebaten la oportunidad de combatir los gasolinazos, la inseguridad, la corrupción, la pobreza, todo lo que ha lacerado el crecimiento y desarrollo de nuestro país, si lo permites, cualquier queja o grito posterior resultara estéril.

Cada quien desde su trinchera debe oponerse a que la elección someta la voluntad libre de la ciudadanía

La advertencia de una inminente presencia del crimen organizado en las elecciones presidenciales fue pronunciada con magistral sutileza por el Secretario de Gobernación. Miguel Ángel Osorio Chong, reafirmó que la federación cumple con la responsabilidad de la seguridad.

En el umbral del medio siglo del Movimiento del 68 encaramos la realidad de nuestras mermadas libertades civiles, las mismas que llevaron al sacrificio a los estudiantes en Tlatelolco y abrieron la brecha al pluralismo partidista en 1976, la “caída” del sistema” con la derrota de Carlos Salinas en 1988, la ciudadanización de las autoridades electorales, IFE en 1996, la alternancia de partidos con el ascenso a la Presidencia del PAN en 2000, una senda de avances democráticos del voto no experimentados con anterioridad.

La Ley de seguridad interior, ahora, es un parteaguas en la vida institucional del país, se trata de un modelo de seguridad militarizada que pone en riesgo la libertad de manifestación (arts. 8,9) aquellas consideradas como “amenazas”,

En paralelo de la participación la historia de la democracia suele vincularse directamente con los procesos electorales, se idealiza que por la via de los comicios lograremos una sociedad más igual con derecho a elegir los gobiernos  honestos y eficientes.

Durante siete décadas el sistema presidencialista autoritario fue hegemónico y dominante, las libertades civiles reclamadas en 1968 lograron abrir la senda del pluripartidismo en el Congreso de la Unión.

El proceso de democratización electoral recorrió un camino reglamentarita siempre impregnado de sospechas de fraude a partir de las condiciones de inequidad y desigualdad que pesaban en el manejo y aplicación de los recursos financieros cuya culminación terminaba en la compra de voto de distinta manera, como ocurre con las políticas asistencialistas convertidas en clientela cautiva electoral, A pesar de las adversidades y contratiempos que imponen las elites del poder por retener el poder, la via electoral es el recurso disponible para acceder a una democracia superior, por eso  conviene reflexionar sobre las opciones en juego

El doctor Julián Germán Molina, Rector del Instituto de Ciencias Jurídicas de Puebla expone sus reflexiones a este respecto a la verdadera fuerza de cambio radica en el ciudadano, aunque suene demagógico, es real que en un régimen democrático el poder radica en el pueblo, solo que los ciudadanos hemos permitido, desde nuestra indiferente y apática participación política, la sumisión a ese régimen.

Por lo que la única posibilidad de alcanzar un verdadero cambio, es mediante la vía electoral, donde la participación ciudadana sea tan grande y apabullante que termine por aplastar con votos, el poderío de la maquinaria que apoya a Antonio Meade, el candidato oficial del régimen, o al capricho llamado Frente por México de Anaya.

Si el día de la elección, se ejerce el derecho al voto, más del habitual 65%, la victoria (gane quien gane), será de la ciudadanía, representara el golpe de autoridad que pondrá a temblar al régimen autoritario.

Dentro del régimen federal, se preparan para contrarrestar y acallar a los inconformes con sus prácticas, tendrán a su disposición la Ley de Seguridad Interior, con la que pretende legalizar su dictadura, al conferirle poderes extraordinarios al presidente en turno y a las fuerzas armadas en labores de seguridad pública, sin que existan controles democráticos que permitan regular su actuación.

El doctor Molina hace un llamado al ciudadano a no vender el voto,  tampoco  permitas que te compren tu único instrumento de autoridad, no lo cambies por una despensa o por una promesa de hueso político, que por cierto nunca veras, no permitas que te arrebaten la oportunidad de combatir los gasolinazos, la inseguridad, la corrupción, la pobreza, todo lo que ha lacerado el crecimiento y desarrollo de nuestro país, si lo permites, cualquier queja o grito posterior resultara estéril.

Cada quien desde su trinchera debe oponerse a que la elección someta la voluntad libre de la ciudadanía