/ miércoles 11 de julio de 2018

El observador parlamentario | Presidencialismo fortalecido

La elección pasada favoreció a Andrés Manuel López Obrador con más de 30 millones de votos, el 53 % del total, para ser Presidente de la República de 2018 a 2024.

Entre sus efectos colaterales destaca el debilitar a los partidos de oposición y fortalecer más al Ejecutivo con una mayoría absoluta en el Congreso de la Unión, así como en los Congresos locales.

Emergen nuevas composiciones de las fuerzas políticas como se dejan sentir en la declaración del Presidente del Senado, Ernesto Cordero Arroyo al señalar el riesgo de que el PAN pueda “extinguirse, es el peor momento de su historia, solo obtuvo el 22.5 por ciento de los votos”, con todo y alianza son resultados inferiores a los obtenidos por Josefina Vázquez Mota en la contienda presidencial de hace seis años.

En efecto, el computo de urnas llevó al blanquiazul, también, a la perdida de registro en un Estado con un desenlace adverso ante del secuestro del PAN por la candidatura de Ricardo Anaya quien al promover la coalición con otros partidos impidió a la militancia manifestara su decisión de elegir un candidato en ejercicio de sus derechos.

Los partidos que no alcanzaron el 3% de la votación, como establece el artículo 94 de la Constitución y la Ley electoral, en ninguna de las elecciones federales son Encuentro Social y Nueva Alianza, ambos desaparecen, mientras PRD. Verde y Movimiento Ciudadano, aunque tuvieron menos del nivel básico exigido en la boleta presidencial, si lograron superarlo en la de senadores y diputados.

Las coaliciones electorales sirvieron para diluir la voluntad de los militantes aunque fueron diseñadas con el propósito de enriquecer las opciones de organización y la fortaleza de las minorías para acceder a compartir el poder, sin embargo, la práctica ha llevado a resultados cuestionados porque aún al contribuir a forjar la victoria se encuentran con la cancelación de su registro, como ocurre con el Partido Encuentro Social, el cual aliado con Morena no alcanzó el 3 por ciento que establece la ley. Ahí se presenta la situación de una fracción parlamentaria sin partido.

El Partido de la Revolución Democrática también pierde su registro por su bajo nivel de votación, al interior se justifica con el argumento de la pérdida de su estructura que fue absorbida por Morena, del argumento se desprende la ventaja obtenida por la conformación de un movimiento electoral sobre los partidos constituidos de los que salieron inconformes y desplazados para unidos enfrentar y derrotar a sus paridos originarios, se trata entonces de un frente electoral de amplio espectro.

La presente etapa es la formación de gobierno desde el poder, AMLO presentó anteriormente un gabinete de gobierno, a diferencia de la tradición mexicana, donde se conocían a los servidores públicos una vez pasado el proceso, para evitar escisiones y separaciones, donde también, se explica la perpetuidad del PRI durante casi ochenta años de vigencia en el poder.

La formación de gobierno en el sistema parlamentario sirve para rehacer a los partidos para formar mayoría, pero en México la mayoría pretende fortalecerse por medio redefinir alianzas y perfilar las políticas públicas de la próxima administración. Hay quien como la organización Constitución y República considera que el nuevo Gabinete reproduce las elites con todo y sistema político que siempre gobernaron el país, en su clamor demandan un lapso de reflexión y mesura.


La elección pasada favoreció a Andrés Manuel López Obrador con más de 30 millones de votos, el 53 % del total, para ser Presidente de la República de 2018 a 2024.

Entre sus efectos colaterales destaca el debilitar a los partidos de oposición y fortalecer más al Ejecutivo con una mayoría absoluta en el Congreso de la Unión, así como en los Congresos locales.

Emergen nuevas composiciones de las fuerzas políticas como se dejan sentir en la declaración del Presidente del Senado, Ernesto Cordero Arroyo al señalar el riesgo de que el PAN pueda “extinguirse, es el peor momento de su historia, solo obtuvo el 22.5 por ciento de los votos”, con todo y alianza son resultados inferiores a los obtenidos por Josefina Vázquez Mota en la contienda presidencial de hace seis años.

En efecto, el computo de urnas llevó al blanquiazul, también, a la perdida de registro en un Estado con un desenlace adverso ante del secuestro del PAN por la candidatura de Ricardo Anaya quien al promover la coalición con otros partidos impidió a la militancia manifestara su decisión de elegir un candidato en ejercicio de sus derechos.

Los partidos que no alcanzaron el 3% de la votación, como establece el artículo 94 de la Constitución y la Ley electoral, en ninguna de las elecciones federales son Encuentro Social y Nueva Alianza, ambos desaparecen, mientras PRD. Verde y Movimiento Ciudadano, aunque tuvieron menos del nivel básico exigido en la boleta presidencial, si lograron superarlo en la de senadores y diputados.

Las coaliciones electorales sirvieron para diluir la voluntad de los militantes aunque fueron diseñadas con el propósito de enriquecer las opciones de organización y la fortaleza de las minorías para acceder a compartir el poder, sin embargo, la práctica ha llevado a resultados cuestionados porque aún al contribuir a forjar la victoria se encuentran con la cancelación de su registro, como ocurre con el Partido Encuentro Social, el cual aliado con Morena no alcanzó el 3 por ciento que establece la ley. Ahí se presenta la situación de una fracción parlamentaria sin partido.

El Partido de la Revolución Democrática también pierde su registro por su bajo nivel de votación, al interior se justifica con el argumento de la pérdida de su estructura que fue absorbida por Morena, del argumento se desprende la ventaja obtenida por la conformación de un movimiento electoral sobre los partidos constituidos de los que salieron inconformes y desplazados para unidos enfrentar y derrotar a sus paridos originarios, se trata entonces de un frente electoral de amplio espectro.

La presente etapa es la formación de gobierno desde el poder, AMLO presentó anteriormente un gabinete de gobierno, a diferencia de la tradición mexicana, donde se conocían a los servidores públicos una vez pasado el proceso, para evitar escisiones y separaciones, donde también, se explica la perpetuidad del PRI durante casi ochenta años de vigencia en el poder.

La formación de gobierno en el sistema parlamentario sirve para rehacer a los partidos para formar mayoría, pero en México la mayoría pretende fortalecerse por medio redefinir alianzas y perfilar las políticas públicas de la próxima administración. Hay quien como la organización Constitución y República considera que el nuevo Gabinete reproduce las elites con todo y sistema político que siempre gobernaron el país, en su clamor demandan un lapso de reflexión y mesura.