/ martes 17 de septiembre de 2019

El olor del Poder Judicial

El juez del caso Ayotzinapa liberó a 24 personas acusadas, lo anterior, dio lugar a que el subsecretario de derechos humanos señalará a que ello huele a podrido, también nos dijo que se investigará a Jesús Murillo Karam y a Tomás Zerón de Lucio. En mi óptica la primera declaración es errónea y la segunda está incompleta. Querido lector, veamos algunas razones:


La integridad física es un derecho humano absoluto, no existe excepción o causa para que una autoridad del Estado mexicano nos pueda torturar, y el remedio contra esta atrocidad tiene que ser el más eficiente. Imagine: usted tiene un vecino muy violento mismo que trabaja en la fiscalía del estado, todos los días tiene conflictos con esa persona, ya sea por el volumen de la música o por el cajón de estacionamiento. Incluso cruzarse con él en las escaleras del edificio tiene el riesgo de una mentada de madre. Un día la persona lo amenaza con un arma de fuego y le lanza un golpe, usted se defiende para salvar su vida, los dos forcejean por el arma y esta se dispara. Su vecino está herido en la pierna.


Tres días después, lo capturan elementos de la agencia de investigación, lo asfixian durante horas con una bolsa, lo golpean, lo amenazan con hacerle daño a su familia, le quitan la respiración con un tehuacán y usted para hacer cesar la tortura confiesa que: el vecino es un pan de Dios, que ese día usted lo despojó arbitrariamente del arma por la espalda, le escupió y después le disparó a la pierna como advertencia. ¿Qué tipo de verdad se puede obtener, con este inicio de investigación? . El proceso ya lleva más de seis años con esa confesión y usted insiste en que fue torturado. Aquí hay dos opciones: (i) el juez observa los dictámenes médico y psicológico de hace seis años, su confesión ante el ministerio público, su retractación ante el juez, otras pruebas y, con ello, decide otorgarle la libertad o no. (ii) el juez puede ordenar que después de seis años lo vuelvan a revisar médicos y psicólogos para ver que rastros de la tortura quedan a esa distancia, cómo se interpretan los datos y decidir si con esto usted merece la libertad o no.


La justicia no puede utiliza métodos que ofendan a la justicia, han dicho los tribunales de los Estados Unidos; y, en efecto, no se puede cumplir la ley violando la propia ley. La tortura tiene que ser erradicada. La libertad de una persona torturada rebasa el caso concreto, el juez libera para recomponer la política pública criminal (inercial), los métodos de investigación que vienen del letargo institucional; y evitar que se repita un caso de tortura. Con este argumento en mano, intuyo que el subsecretario de derechos humanos no está en lo correcto cuando dice que el Poder Judicial huele a podrido. En sentido contrario, la sociedad debería de estar escandalizada por el hecho de que en el caso más relevante de derechos humanos (en lo que va de este siglo) se siga utilizando la tortura cómo método de investigación. Más aún, no basta con investigar a Murillo Karam y Tomás Zerón. ¿Quién está preguntando por los agentes de investigación que llevaron a cabo la tortura y por qué no están en la cárcel? ¿Quién pregunta por la reforma institucional de la FGR y sus medidas para no torturar? La tortura se tiene que erradicar, el Estado no puede admitir que atentó contra la integridad de un ser humano, pues con ello, se asume que estamos en un Estado que prefiere la tortura frente a las buenas investigaciones.

El juez del caso Ayotzinapa liberó a 24 personas acusadas, lo anterior, dio lugar a que el subsecretario de derechos humanos señalará a que ello huele a podrido, también nos dijo que se investigará a Jesús Murillo Karam y a Tomás Zerón de Lucio. En mi óptica la primera declaración es errónea y la segunda está incompleta. Querido lector, veamos algunas razones:


La integridad física es un derecho humano absoluto, no existe excepción o causa para que una autoridad del Estado mexicano nos pueda torturar, y el remedio contra esta atrocidad tiene que ser el más eficiente. Imagine: usted tiene un vecino muy violento mismo que trabaja en la fiscalía del estado, todos los días tiene conflictos con esa persona, ya sea por el volumen de la música o por el cajón de estacionamiento. Incluso cruzarse con él en las escaleras del edificio tiene el riesgo de una mentada de madre. Un día la persona lo amenaza con un arma de fuego y le lanza un golpe, usted se defiende para salvar su vida, los dos forcejean por el arma y esta se dispara. Su vecino está herido en la pierna.


Tres días después, lo capturan elementos de la agencia de investigación, lo asfixian durante horas con una bolsa, lo golpean, lo amenazan con hacerle daño a su familia, le quitan la respiración con un tehuacán y usted para hacer cesar la tortura confiesa que: el vecino es un pan de Dios, que ese día usted lo despojó arbitrariamente del arma por la espalda, le escupió y después le disparó a la pierna como advertencia. ¿Qué tipo de verdad se puede obtener, con este inicio de investigación? . El proceso ya lleva más de seis años con esa confesión y usted insiste en que fue torturado. Aquí hay dos opciones: (i) el juez observa los dictámenes médico y psicológico de hace seis años, su confesión ante el ministerio público, su retractación ante el juez, otras pruebas y, con ello, decide otorgarle la libertad o no. (ii) el juez puede ordenar que después de seis años lo vuelvan a revisar médicos y psicólogos para ver que rastros de la tortura quedan a esa distancia, cómo se interpretan los datos y decidir si con esto usted merece la libertad o no.


La justicia no puede utiliza métodos que ofendan a la justicia, han dicho los tribunales de los Estados Unidos; y, en efecto, no se puede cumplir la ley violando la propia ley. La tortura tiene que ser erradicada. La libertad de una persona torturada rebasa el caso concreto, el juez libera para recomponer la política pública criminal (inercial), los métodos de investigación que vienen del letargo institucional; y evitar que se repita un caso de tortura. Con este argumento en mano, intuyo que el subsecretario de derechos humanos no está en lo correcto cuando dice que el Poder Judicial huele a podrido. En sentido contrario, la sociedad debería de estar escandalizada por el hecho de que en el caso más relevante de derechos humanos (en lo que va de este siglo) se siga utilizando la tortura cómo método de investigación. Más aún, no basta con investigar a Murillo Karam y Tomás Zerón. ¿Quién está preguntando por los agentes de investigación que llevaron a cabo la tortura y por qué no están en la cárcel? ¿Quién pregunta por la reforma institucional de la FGR y sus medidas para no torturar? La tortura se tiene que erradicar, el Estado no puede admitir que atentó contra la integridad de un ser humano, pues con ello, se asume que estamos en un Estado que prefiere la tortura frente a las buenas investigaciones.

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