/ martes 7 de diciembre de 2021

El olvido de la ciudad

Por: Rosario Robiou Vivero* y Ana Gabriela González Alcalá**

En la actualidad, es inevitable considerar a las ciudades como el principal asentamiento humano. Pero en el último siglo, parece que la humanidad se ha olvidado de las transformaciones de las que ha sido sujeto parte de su derecho a la ciudad y por lo tanto, hemos ignorado que la formación de las ciudades también es parte de la toma de decisiones en el escenario internacional, sobre todo en el aspecto ambiental. En específico, existen 3 ejemplos de modelos de ciudades que en los últimos 10 años continuamente generan impacto en dicho ámbito: las megaciudades, las ciudades verdes y las ciudades inteligentes.

Por un lado, las megaciudades son el máximo ejemplo de ciudad, ya que en 2018 existían 33 megaciudades en todo el mundo y para 2030 se espera que esta cantidad ascienda a 43. Ciudades como Sao Paulo, Tokio y Ciudad de México son los principales referentes de este fenómeno poblacional y más allá de representar un beneficio para sus ciudadanos, cada vez se enfrentan a múltiples retos difíciles de superar. En el caso de la Ciudad de México, es imposible no mencionar la débil capacidad de tratar el problema de la calidad del aire que la posiciona como una de las ciudades más contaminadas. Aunado a ello, la huella urbana provocada por la contaminación convierte a la Ciudad de México en la entidad federativa del país que más impacto ambiental genera afectando a la calidad de vida, la sostenibilidad e incluso la habitabilidad de la ciudad.

Sin embargo, también se puede considerar a otros modelos de ciudades como esperanza para el desarrollo de la humanidad mientras se tiene una buena relación con el medio ambiente. Es importante destacar en primer lugar a Copenhague, Dinamarca ya que es considerada una de las mejores ciudades verdes del mundo. En ella, el gobierno local de manera histórica ha basado su planeación urbana en el llamado “Plan de los 5 dedos” para conectar los diferentes puntos de la ciudad, respetando los espacios verdes y los cuerpos de agua. Otro ejemplo de ciudad que genera interés para ser aplicada en el futuro cercano, es la ciudad inteligente. A través de ciudades como Busan en Corea del Sur, podemos ver que la tecnología no solo nos ayuda a facilitar nuestra vida, sino que también es una herramienta para la innovación medioambiental. En este sentido, la principal acción es el plan de regeneración de los puertos marítimos (como el de Seo-gu) el gobierno local de Busan atrajo a su población a cohabitar en espacios verdes accesibles y útiles.

Estos ejemplos de nuevas formas de relación entre la ciudad y el ciudadano muestran que no se debe ignorar que la ciudad es un organismo vivo que crece, se desarrolla y cambia. Todas y todos los que formamos parte de una ciudad somos responsables de sus cambios y debemos ser sujetos activos que ayuden a nuestras ciudades y sus habitantes a crecer en inclusión, desarrollo y cooperación. Existen muchas formas de hacerlo: siendo parte de la toma de decisiones de nuestros gobiernos locales, proponer acciones de innovación ambiental, fomentando su actuar internacional (paradiplomacia), aprendiendo de otras ciudades en el mundo y siendo partícipes del derecho a la ciudad.

*Rosario Robiou Vivero es egresada de la Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México.

**Ana Gabriela González Alcalá es coordinadora académica en la Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México.

Por: Rosario Robiou Vivero* y Ana Gabriela González Alcalá**

En la actualidad, es inevitable considerar a las ciudades como el principal asentamiento humano. Pero en el último siglo, parece que la humanidad se ha olvidado de las transformaciones de las que ha sido sujeto parte de su derecho a la ciudad y por lo tanto, hemos ignorado que la formación de las ciudades también es parte de la toma de decisiones en el escenario internacional, sobre todo en el aspecto ambiental. En específico, existen 3 ejemplos de modelos de ciudades que en los últimos 10 años continuamente generan impacto en dicho ámbito: las megaciudades, las ciudades verdes y las ciudades inteligentes.

Por un lado, las megaciudades son el máximo ejemplo de ciudad, ya que en 2018 existían 33 megaciudades en todo el mundo y para 2030 se espera que esta cantidad ascienda a 43. Ciudades como Sao Paulo, Tokio y Ciudad de México son los principales referentes de este fenómeno poblacional y más allá de representar un beneficio para sus ciudadanos, cada vez se enfrentan a múltiples retos difíciles de superar. En el caso de la Ciudad de México, es imposible no mencionar la débil capacidad de tratar el problema de la calidad del aire que la posiciona como una de las ciudades más contaminadas. Aunado a ello, la huella urbana provocada por la contaminación convierte a la Ciudad de México en la entidad federativa del país que más impacto ambiental genera afectando a la calidad de vida, la sostenibilidad e incluso la habitabilidad de la ciudad.

Sin embargo, también se puede considerar a otros modelos de ciudades como esperanza para el desarrollo de la humanidad mientras se tiene una buena relación con el medio ambiente. Es importante destacar en primer lugar a Copenhague, Dinamarca ya que es considerada una de las mejores ciudades verdes del mundo. En ella, el gobierno local de manera histórica ha basado su planeación urbana en el llamado “Plan de los 5 dedos” para conectar los diferentes puntos de la ciudad, respetando los espacios verdes y los cuerpos de agua. Otro ejemplo de ciudad que genera interés para ser aplicada en el futuro cercano, es la ciudad inteligente. A través de ciudades como Busan en Corea del Sur, podemos ver que la tecnología no solo nos ayuda a facilitar nuestra vida, sino que también es una herramienta para la innovación medioambiental. En este sentido, la principal acción es el plan de regeneración de los puertos marítimos (como el de Seo-gu) el gobierno local de Busan atrajo a su población a cohabitar en espacios verdes accesibles y útiles.

Estos ejemplos de nuevas formas de relación entre la ciudad y el ciudadano muestran que no se debe ignorar que la ciudad es un organismo vivo que crece, se desarrolla y cambia. Todas y todos los que formamos parte de una ciudad somos responsables de sus cambios y debemos ser sujetos activos que ayuden a nuestras ciudades y sus habitantes a crecer en inclusión, desarrollo y cooperación. Existen muchas formas de hacerlo: siendo parte de la toma de decisiones de nuestros gobiernos locales, proponer acciones de innovación ambiental, fomentando su actuar internacional (paradiplomacia), aprendiendo de otras ciudades en el mundo y siendo partícipes del derecho a la ciudad.

*Rosario Robiou Vivero es egresada de la Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México.

**Ana Gabriela González Alcalá es coordinadora académica en la Facultad de Estudios Globales, Universidad Anáhuac México.