/ viernes 27 de octubre de 2017

El Paquete Económico 2018 nos sigue debiendo

Por Mariana Campos

Se está discutiendo en este momento el Paquete Económico 2018, el cual representa la última propuesta de presupuesto de la actual administración. Éste dictará la línea el próximo 2018, que por cierto será año electoral. Un paquete con estas características requiere un escrutinio más estricto que nunca y un seguimiento constante durante su ejercicio, con el propósito fundamental de prevenir desvíos de los recursos públicos para fines electoreros.

El paquete nos da algunas buenas noticias. Un ejemplo es el nivel de endeudamiento. Por primera vez en diez años, el gobierno federal propone una proporción de la deuda respecto al PIB menor a la del año anterior. Así para el 2018 se plantea que la deuda sea de 47.3% del PIB, mientras que en el presupuesto aprobado para 2017 se había estimado en 50.2%.

La pregunta es si se podrá cumplir. Se estima hoy que al final de este año la deuda podría cerrar en 48% del PIB, es decir más de 2 puntos menos de lo previsto, por lo que podemos esperar que se esté dando un cambio positivo con respecto a la tendencia alcista de la deuda de los últimos años . Para que esto se cumpla, si durante 2018 se percibe que la economía no crece 2.5% como se prevé en este momento, entonces el saldo de la deuda deberá ajustarse para garantizar que el indicador se mantenga en 47.3% del PIB.

Otra buena noticia es que se propone un balance primario de 197 mil millones de pesos, un monto mayor que en 2017. Para cualquier país, es positivo que el balance primario, es decir, la diferencia entre los ingresos totales del sector público y sus gastos totales, sin considerar el costo financiero de la deuda, sea positivo y vaya creciendo. Sin embargo, el monto propuesto no es suficiente para cubrir el pago de la deuda y de su costo financiero (incluyendo los adeudos de ejercicios fiscales anteriores), cuyo monto total asciende a 698 mil millones de pesos. El balance primario propuesto sólo podrá cubrir 28% del costo financiero que debemos pagar en 2018. En lo ideal, el balance primario debe ser suficiente para cubrir el total de los gastos y el costo financiero de la deuda.

¿Cómo se va a pagar la diferencia? Si los ingresos no alcanzan, tendremos que recurrir a más deuda.

El techo de deuda del sector público presupuestario propuesto en el paquete es 44% mayor al déficit presentado. ¿Por qué son diferentes el techo de deuda y el déficit? Deberían ser iguales. No se justifica la diferencia. El detalle está en que el hecho de contar con un techo de deuda mayor al déficit implica tener un colchón ancho para aumentar el gasto en un año electoral.

Por otra parte, el hecho de que el costo financiero de la deuda alcanzará su máximo histórico el próximo año no es buena noticia. Significa que estamos dejando de invertir en temas prioritarios como desarrollo social, educación, salud, ciencia y tecnología, seguridad, para poder pagar la deuda que contratamos en los años pasados.

Estos indicadores de finanzas públicas deben marcar un cambio de rumbo pues todavía nos ubican en una situación vulnerable y con espacios para la discrecionalidad. Esto es todavía más importante este año en el que el paquete económico estará expuesto durante su ejercicio a mayores riesgos de ser captado por intereses políticos, en oposición a los criterios de eficacia y eficiencia que deberían prevalecer en la toma de decisiones del gasto. Por eso, México Evalúa hace un llamado al Gobierno Federal y al Congreso de la Unión para fomentar una estrategia en favor del bienestar económico y social, la responsabilidad y la sostenibilidad fiscal.

Coordinadora del programa de Gasto Público y Rendición de Cuentas de México Evalúa.

Por Mariana Campos

Se está discutiendo en este momento el Paquete Económico 2018, el cual representa la última propuesta de presupuesto de la actual administración. Éste dictará la línea el próximo 2018, que por cierto será año electoral. Un paquete con estas características requiere un escrutinio más estricto que nunca y un seguimiento constante durante su ejercicio, con el propósito fundamental de prevenir desvíos de los recursos públicos para fines electoreros.

El paquete nos da algunas buenas noticias. Un ejemplo es el nivel de endeudamiento. Por primera vez en diez años, el gobierno federal propone una proporción de la deuda respecto al PIB menor a la del año anterior. Así para el 2018 se plantea que la deuda sea de 47.3% del PIB, mientras que en el presupuesto aprobado para 2017 se había estimado en 50.2%.

La pregunta es si se podrá cumplir. Se estima hoy que al final de este año la deuda podría cerrar en 48% del PIB, es decir más de 2 puntos menos de lo previsto, por lo que podemos esperar que se esté dando un cambio positivo con respecto a la tendencia alcista de la deuda de los últimos años . Para que esto se cumpla, si durante 2018 se percibe que la economía no crece 2.5% como se prevé en este momento, entonces el saldo de la deuda deberá ajustarse para garantizar que el indicador se mantenga en 47.3% del PIB.

Otra buena noticia es que se propone un balance primario de 197 mil millones de pesos, un monto mayor que en 2017. Para cualquier país, es positivo que el balance primario, es decir, la diferencia entre los ingresos totales del sector público y sus gastos totales, sin considerar el costo financiero de la deuda, sea positivo y vaya creciendo. Sin embargo, el monto propuesto no es suficiente para cubrir el pago de la deuda y de su costo financiero (incluyendo los adeudos de ejercicios fiscales anteriores), cuyo monto total asciende a 698 mil millones de pesos. El balance primario propuesto sólo podrá cubrir 28% del costo financiero que debemos pagar en 2018. En lo ideal, el balance primario debe ser suficiente para cubrir el total de los gastos y el costo financiero de la deuda.

¿Cómo se va a pagar la diferencia? Si los ingresos no alcanzan, tendremos que recurrir a más deuda.

El techo de deuda del sector público presupuestario propuesto en el paquete es 44% mayor al déficit presentado. ¿Por qué son diferentes el techo de deuda y el déficit? Deberían ser iguales. No se justifica la diferencia. El detalle está en que el hecho de contar con un techo de deuda mayor al déficit implica tener un colchón ancho para aumentar el gasto en un año electoral.

Por otra parte, el hecho de que el costo financiero de la deuda alcanzará su máximo histórico el próximo año no es buena noticia. Significa que estamos dejando de invertir en temas prioritarios como desarrollo social, educación, salud, ciencia y tecnología, seguridad, para poder pagar la deuda que contratamos en los años pasados.

Estos indicadores de finanzas públicas deben marcar un cambio de rumbo pues todavía nos ubican en una situación vulnerable y con espacios para la discrecionalidad. Esto es todavía más importante este año en el que el paquete económico estará expuesto durante su ejercicio a mayores riesgos de ser captado por intereses políticos, en oposición a los criterios de eficacia y eficiencia que deberían prevalecer en la toma de decisiones del gasto. Por eso, México Evalúa hace un llamado al Gobierno Federal y al Congreso de la Unión para fomentar una estrategia en favor del bienestar económico y social, la responsabilidad y la sostenibilidad fiscal.

Coordinadora del programa de Gasto Público y Rendición de Cuentas de México Evalúa.