/ jueves 27 de septiembre de 2018

El partido sin ideas

Es casi seguro que los demócratas vayan a obtener más votos que los republicanos en las elecciones intermedias. No obstante, la manipulación y otros factores han desnivelado seriamente el campo de juego, así que necesitarían ganar el voto popular por un amplio margen para recuperar la Cámara de Representantes, y un margen enorme para recuperar el Senado.

Los republicanos perdieron contundentemente la batalla de las ideas. Ninguna de sus principales estrategias en materia de políticas, respecto de servicios médicos, impuestos y aranceles, está funcionando en el electorado.

De hecho, las políticas republicanas son tan impopulares que los candidatos del partido apenas hacen el intento de promoverlas. El Partido Republicano se ha vuelto el partido sin ideas.

Comencemos con la atención médica. No hace mucho, los ataques a Obamacare eran la táctica ganadora del Partido Republicano, pero el intento del año pasado de revocar la Ley de Atención Médica Asequible parece haber concentrado la mente de los electores, haciendo que mucha gente esté consciente de lo mucho que podría perder si esta ley desaparece.

Luego, están los impuestos. La última vez que los republicanos hicieron que se aprobaran enormes recortes fiscales, con el presidente George W. Bush, fueron muy populares.

Por último, está el giro de Donald Trump, la única área en la que de algún modo está en conflicto con la ortodoxia del Partido Republicano: su nacionalismo económico, materializado en un conjunto rápidamente creciente de aranceles a las importaciones.

En específico, la guerra comercial está ocasionando un malestar considerable entre los republicanos de las zonas agrícolas. Mientras tanto, los aranceles tampoco parecen ser populares en los estados industriales. De hecho, es difícil encontrar a un grupo grande al que le guste la política comercial de Trump.

¿Por qué las ideas de las políticas republicanas fracasan de manera tan contundente? Hasta cierto punto, la respuesta es evidente: las políticas del Partido Republicano son impopulares porque dañan a muchos más estadounidenses de los que ayudan.

En resumen, el público estadounidense parece haberse espabilado; los electores parecen haber reconocido la verdadera agenda de Robin Hood a la inversa del Partido Republicano de quitarles a las familias comunes para darles a los ricos.

Claro está que los republicanos no se están dando por vencidos. Si no pueden ganar con los problemas tratarán de ganar con otra cosa… y sabemos lo que será. En todo Estados Unidos los electores se ven bombardeados con anuncios republicanos que muestran a gente atemorizante de piel morena. En Texas, Ted Cruz incluso piensa que un video en el que aparece Beto O’Rourke diciendo cosas perfectamente razonables a los feligreses negros ayudará a su campaña tambaleante.

Tal vez funcione. Después de todo, los estudios de las elecciones de 2016 demuestran claramente que el resentimiento racial, y no la “ansiedad económica”, fue lo que le dio la victoria a Trump.

No obstante, si el Partido Republicano gana, lo habrá hecho de una forma extremadamente fea, y la política estadounidense sólo empeorará.


Es casi seguro que los demócratas vayan a obtener más votos que los republicanos en las elecciones intermedias. No obstante, la manipulación y otros factores han desnivelado seriamente el campo de juego, así que necesitarían ganar el voto popular por un amplio margen para recuperar la Cámara de Representantes, y un margen enorme para recuperar el Senado.

Los republicanos perdieron contundentemente la batalla de las ideas. Ninguna de sus principales estrategias en materia de políticas, respecto de servicios médicos, impuestos y aranceles, está funcionando en el electorado.

De hecho, las políticas republicanas son tan impopulares que los candidatos del partido apenas hacen el intento de promoverlas. El Partido Republicano se ha vuelto el partido sin ideas.

Comencemos con la atención médica. No hace mucho, los ataques a Obamacare eran la táctica ganadora del Partido Republicano, pero el intento del año pasado de revocar la Ley de Atención Médica Asequible parece haber concentrado la mente de los electores, haciendo que mucha gente esté consciente de lo mucho que podría perder si esta ley desaparece.

Luego, están los impuestos. La última vez que los republicanos hicieron que se aprobaran enormes recortes fiscales, con el presidente George W. Bush, fueron muy populares.

Por último, está el giro de Donald Trump, la única área en la que de algún modo está en conflicto con la ortodoxia del Partido Republicano: su nacionalismo económico, materializado en un conjunto rápidamente creciente de aranceles a las importaciones.

En específico, la guerra comercial está ocasionando un malestar considerable entre los republicanos de las zonas agrícolas. Mientras tanto, los aranceles tampoco parecen ser populares en los estados industriales. De hecho, es difícil encontrar a un grupo grande al que le guste la política comercial de Trump.

¿Por qué las ideas de las políticas republicanas fracasan de manera tan contundente? Hasta cierto punto, la respuesta es evidente: las políticas del Partido Republicano son impopulares porque dañan a muchos más estadounidenses de los que ayudan.

En resumen, el público estadounidense parece haberse espabilado; los electores parecen haber reconocido la verdadera agenda de Robin Hood a la inversa del Partido Republicano de quitarles a las familias comunes para darles a los ricos.

Claro está que los republicanos no se están dando por vencidos. Si no pueden ganar con los problemas tratarán de ganar con otra cosa… y sabemos lo que será. En todo Estados Unidos los electores se ven bombardeados con anuncios republicanos que muestran a gente atemorizante de piel morena. En Texas, Ted Cruz incluso piensa que un video en el que aparece Beto O’Rourke diciendo cosas perfectamente razonables a los feligreses negros ayudará a su campaña tambaleante.

Tal vez funcione. Después de todo, los estudios de las elecciones de 2016 demuestran claramente que el resentimiento racial, y no la “ansiedad económica”, fue lo que le dio la victoria a Trump.

No obstante, si el Partido Republicano gana, lo habrá hecho de una forma extremadamente fea, y la política estadounidense sólo empeorará.