/ lunes 6 de mayo de 2019

El PGP camina

VER.- Los obispos mexicanos estamos reunidos en una de las dos asambleas ordinarias que tenemos cada año, para analizar diversas situaciones del país y acompañar a nuestro pueblo en la construcción de la dignidad humana y de la paz, a partir de nuestra fe en Cristo Redentor y Resucitado. Son cuatro los ejes temáticos que abordamos: jóvenes, protección de menores, formación del clero y migrantes.

Nos importan los jóvenes, porque son más del 25% de la población y son no sólo el futuro, sino el presente. Nos angustia el fenómeno creciente del suicidio entre ellos, aún desde la adolescencia; nos duele verlos navegando sin rumbo en su soledad y expuestos a la ambivalencia del celular; no cuentan con una familia estable y armónica; son jaloneados por bandas de criminales y narcotraficantes; son pocos en nuestros grupos juveniles. El reciente Sínodo y la correspondiente exhortación del Papa “Cristo vive” nos urgen a atenderlos como requieren.

No importa afinar nuestras estrategias para proteger a los menores y a las personas vulnerables, y así evitar cualquier caso de pederastia, no sólo por parte del clero, sino por muchas personas de la sociedad, incluso de la propia familia. Ya hemos tomado decisiones eficaces, y ya no se infravalora su gravedad. Estamos analizando qué más hacer para erradicar esta plaga y lograr tolerancia cero.

Nos importa la formación del clero, desde los Seminarios, no sólo ante el relativismo moral que llevó a la pederastia, sino ante los retos del cambio de época que vivimos. Anhelamos que sean sacerdotes consagrados plenamente a Jesús y entregados de corazón al servicio del pueblo. La mayoría son excelentes, pero nuestro pueblo se queja de los malos tratos de algunos, de un clericalismo que concentra el poder religioso, de falta de entusiasmo misionero.

Nos importan las crecientes olas de migrantes, que a todos nos han rebasado. Tenemos cerca de cien casas en todo el territorio nacional, para atenderlos, pero estamos desbordados. El Papa ha enviado una buena cantidad para apoyar esta pastoral, pero lo más valioso es la generosidad de nuestro pueblo, aunque no faltan sectores que los desprecian y explotan.

PENSAR

Hace un año, aprobamos un Proyecto Global de Pastoral (PGP), en la perspectiva del año 2031, a los 500 años de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, y del año 2033, a los dos mil años de la muerte redentora de Jesucristo. En esta asamblea episcopal, queremos proponer caminos para poner más en marcha esta intuición, alentando y fortaleciendo la pastoral que se lleva a cabo en diócesis, provincias eclesiásticas, parroquias y movimientos eclesiales.

En dicho PGP, nos comprometimos a una pastoral juvenil más renovada, a tomar medidas más eficaces para proteger a los menores, a cuidar más la formación de los sacerdotes.

Y sobre la pastoral hacia los migrantes: “Recibir con caridad, acompañar, defender los derechos e integrar a los hermanos y hermanas migrantes que transiten o deseen permanecer con nosotros” (176 f). “Abrir más espacios para una Iglesia Pueblo, una Iglesia incluyente donde se acoja con misericordia a indigentes y migrantes” (179 c). “Abrir más espacios para una Iglesia Pueblo, una Iglesia incluyente donde se acoja con misericordia a: esposos vueltos a casar, homosexuales, madres solteras, ancianos, indigentes y migrantes, entre otros” (186 c).

ACTUAR

Que el Espíritu Santo nos ilumine, para que estos compromisos no se queden en el papel, sino que todos cuantos somos la Iglesia asumamos estas opciones y las pongamos en práctica.

Obispo emérito de San Cristóbal de las Casas

VER.- Los obispos mexicanos estamos reunidos en una de las dos asambleas ordinarias que tenemos cada año, para analizar diversas situaciones del país y acompañar a nuestro pueblo en la construcción de la dignidad humana y de la paz, a partir de nuestra fe en Cristo Redentor y Resucitado. Son cuatro los ejes temáticos que abordamos: jóvenes, protección de menores, formación del clero y migrantes.

Nos importan los jóvenes, porque son más del 25% de la población y son no sólo el futuro, sino el presente. Nos angustia el fenómeno creciente del suicidio entre ellos, aún desde la adolescencia; nos duele verlos navegando sin rumbo en su soledad y expuestos a la ambivalencia del celular; no cuentan con una familia estable y armónica; son jaloneados por bandas de criminales y narcotraficantes; son pocos en nuestros grupos juveniles. El reciente Sínodo y la correspondiente exhortación del Papa “Cristo vive” nos urgen a atenderlos como requieren.

No importa afinar nuestras estrategias para proteger a los menores y a las personas vulnerables, y así evitar cualquier caso de pederastia, no sólo por parte del clero, sino por muchas personas de la sociedad, incluso de la propia familia. Ya hemos tomado decisiones eficaces, y ya no se infravalora su gravedad. Estamos analizando qué más hacer para erradicar esta plaga y lograr tolerancia cero.

Nos importa la formación del clero, desde los Seminarios, no sólo ante el relativismo moral que llevó a la pederastia, sino ante los retos del cambio de época que vivimos. Anhelamos que sean sacerdotes consagrados plenamente a Jesús y entregados de corazón al servicio del pueblo. La mayoría son excelentes, pero nuestro pueblo se queja de los malos tratos de algunos, de un clericalismo que concentra el poder religioso, de falta de entusiasmo misionero.

Nos importan las crecientes olas de migrantes, que a todos nos han rebasado. Tenemos cerca de cien casas en todo el territorio nacional, para atenderlos, pero estamos desbordados. El Papa ha enviado una buena cantidad para apoyar esta pastoral, pero lo más valioso es la generosidad de nuestro pueblo, aunque no faltan sectores que los desprecian y explotan.

PENSAR

Hace un año, aprobamos un Proyecto Global de Pastoral (PGP), en la perspectiva del año 2031, a los 500 años de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, y del año 2033, a los dos mil años de la muerte redentora de Jesucristo. En esta asamblea episcopal, queremos proponer caminos para poner más en marcha esta intuición, alentando y fortaleciendo la pastoral que se lleva a cabo en diócesis, provincias eclesiásticas, parroquias y movimientos eclesiales.

En dicho PGP, nos comprometimos a una pastoral juvenil más renovada, a tomar medidas más eficaces para proteger a los menores, a cuidar más la formación de los sacerdotes.

Y sobre la pastoral hacia los migrantes: “Recibir con caridad, acompañar, defender los derechos e integrar a los hermanos y hermanas migrantes que transiten o deseen permanecer con nosotros” (176 f). “Abrir más espacios para una Iglesia Pueblo, una Iglesia incluyente donde se acoja con misericordia a indigentes y migrantes” (179 c). “Abrir más espacios para una Iglesia Pueblo, una Iglesia incluyente donde se acoja con misericordia a: esposos vueltos a casar, homosexuales, madres solteras, ancianos, indigentes y migrantes, entre otros” (186 c).

ACTUAR

Que el Espíritu Santo nos ilumine, para que estos compromisos no se queden en el papel, sino que todos cuantos somos la Iglesia asumamos estas opciones y las pongamos en práctica.

Obispo emérito de San Cristóbal de las Casas