/ viernes 21 de enero de 2022

El policía siempre es policía

Por Lorenza Hope Damm, investigadora de Causa en Común



No es ningún secreto que la vida de los policías en México está repleta de complicaciones. Podremos pensar que por el simple hecho de formar parte de corporaciones que se dedican a realizar labores de seguridad están mucho más seguros que nosotros. Esto está lejos de ser cierto pues no hay que olvidar que un policía es como nosotros, un ciudadano que quiere estar seguro y en paz como cualquier otro. Sin embargo, el policía se encuentra en una posición extremadamente delicada y denigrante, ya que parece que nadie busca reconocer lo que estos ciudadanos hacen o intentan hacer día tras día: arriesgar su vida por nosotros a cambio de muy poco.

No obstante, nosotros contribuimos a hacerles más difícil esta tarea, ya que, no pensamos más que en nosotros mismos. Ni siquiera nos preocupamos por tener empatía. Todo esto lo podemos demostrar gracias a la encuesta “¿Qué piensa la policía?” realizada por Causa en Común en el 2019, en la cual, se hace muy notorio el hecho de que no existe ningún tipo de desarrollo en las corporaciones policiales. Es cierto que la encuesta mencionada anteriormente ya no es tan reciente; sin embargo, sigue siendo relevante ya que la percepción de los policías no ha cambiado o incluso, hasta ha empeorado.

Nadie los escucha, es como si no tuvieran voz, como si sus vidas no importaran. Se ven obligados a adentrarse en un mundo de muerte y desamparo. Además, la encuesta nos revela también que el 60% de los policías se sienten discriminados por la sociedad. Nadie nunca se preocupa por verlos como víctimas, sino que más bien como agresores.

Sin embargo, este agujero negro en el cual se encuentran cayendo los policías no termina con esto. El conteo de policías asesinados, también realizado por Causa en Común, con el apoyo de una numerosa red de periodistas podemos subrayar que 401 policías fueron asesinados en el 2021. Esto nos muestra que los policías corren también muchos riesgos saliendo a la calle. De modo que, a ellos también les pueden ocurrir horrores.

Los policías siempre se van a encontrar en una posición desprotegida. Ellos se lanzan a un abismo de oscuridad y rudeza mientras que nosotros los juzgamos y los hacemos menos. Pese a cualquier circunstancia, un policía siempre va a tener una vida difícil debido al peligro en el que se adentran como parte de su profesión. Por eso, hay que dejar de creer que todo está bien como en los cuentos. Un policía no deja de ser policía a las 12 de la noche, así como el presidente no deja de ser presidente cada vez que las campanadas de medianoche resuenan. Dejemos de creer que nunca pasa nada y que a los policías nunca les va suceder nada. Dejemos de deshumanizar a los policías y comencemos a dignificar y modificar las condiciones laborales en las cuales ejercen su cargo. Hay que reconocer también que la corrupción existe en las corporaciones policiales. Pero, por las condiciones en las que trabajan, la corrupción se vuelve inevitable. Por lo tanto, se crea un círculo vicioso en el cual, además de ser juzgados y maltratados, el presupuesto es extremadamente insuficiente y, por ende, no les queda otra opción más que seguir trabajando bajo esquemas corruptos.

Por lo tanto, con respecto a lo anterior, es importante recordar que los policías no cuentan ni con la formación ni mucho menos con las herramientas para cuidarse a sí mismos o para cuidar a los demás. Esto nos lo revela el INDEPOL (Índice de Desarrollo Policial) de 2018, realizado por Causa en Común. Por ejemplo, en ciertas ocasiones, los policías se han visto obligados a invertir en gasolina para las patrullas, en uniformes, chalecos y balas.

Hoy en día, podemos decir que los policías han sido relegados tanto por los gobiernos como por la sociedad. Podemos aludir a la militarización ya que esta está avanzando a costa de las policías. En consecuencia, no nos interesamos por ellos y, por ende, el sistema podrido bajo el cual trabajan no se termina. Da igual si el policía o ex-policía esté en funciones o no. Nunca va a estar protegido y, mucho menos, en este mundo oscuro en donde la muerte, los disparos, la inseguridad y la militarización reinan por sobre todas las cosas. Salgamos de la burbuja rosa en la cual nos encontramos y comenzemos a mirarlos.

Por Lorenza Hope Damm, investigadora de Causa en Común



No es ningún secreto que la vida de los policías en México está repleta de complicaciones. Podremos pensar que por el simple hecho de formar parte de corporaciones que se dedican a realizar labores de seguridad están mucho más seguros que nosotros. Esto está lejos de ser cierto pues no hay que olvidar que un policía es como nosotros, un ciudadano que quiere estar seguro y en paz como cualquier otro. Sin embargo, el policía se encuentra en una posición extremadamente delicada y denigrante, ya que parece que nadie busca reconocer lo que estos ciudadanos hacen o intentan hacer día tras día: arriesgar su vida por nosotros a cambio de muy poco.

No obstante, nosotros contribuimos a hacerles más difícil esta tarea, ya que, no pensamos más que en nosotros mismos. Ni siquiera nos preocupamos por tener empatía. Todo esto lo podemos demostrar gracias a la encuesta “¿Qué piensa la policía?” realizada por Causa en Común en el 2019, en la cual, se hace muy notorio el hecho de que no existe ningún tipo de desarrollo en las corporaciones policiales. Es cierto que la encuesta mencionada anteriormente ya no es tan reciente; sin embargo, sigue siendo relevante ya que la percepción de los policías no ha cambiado o incluso, hasta ha empeorado.

Nadie los escucha, es como si no tuvieran voz, como si sus vidas no importaran. Se ven obligados a adentrarse en un mundo de muerte y desamparo. Además, la encuesta nos revela también que el 60% de los policías se sienten discriminados por la sociedad. Nadie nunca se preocupa por verlos como víctimas, sino que más bien como agresores.

Sin embargo, este agujero negro en el cual se encuentran cayendo los policías no termina con esto. El conteo de policías asesinados, también realizado por Causa en Común, con el apoyo de una numerosa red de periodistas podemos subrayar que 401 policías fueron asesinados en el 2021. Esto nos muestra que los policías corren también muchos riesgos saliendo a la calle. De modo que, a ellos también les pueden ocurrir horrores.

Los policías siempre se van a encontrar en una posición desprotegida. Ellos se lanzan a un abismo de oscuridad y rudeza mientras que nosotros los juzgamos y los hacemos menos. Pese a cualquier circunstancia, un policía siempre va a tener una vida difícil debido al peligro en el que se adentran como parte de su profesión. Por eso, hay que dejar de creer que todo está bien como en los cuentos. Un policía no deja de ser policía a las 12 de la noche, así como el presidente no deja de ser presidente cada vez que las campanadas de medianoche resuenan. Dejemos de creer que nunca pasa nada y que a los policías nunca les va suceder nada. Dejemos de deshumanizar a los policías y comencemos a dignificar y modificar las condiciones laborales en las cuales ejercen su cargo. Hay que reconocer también que la corrupción existe en las corporaciones policiales. Pero, por las condiciones en las que trabajan, la corrupción se vuelve inevitable. Por lo tanto, se crea un círculo vicioso en el cual, además de ser juzgados y maltratados, el presupuesto es extremadamente insuficiente y, por ende, no les queda otra opción más que seguir trabajando bajo esquemas corruptos.

Por lo tanto, con respecto a lo anterior, es importante recordar que los policías no cuentan ni con la formación ni mucho menos con las herramientas para cuidarse a sí mismos o para cuidar a los demás. Esto nos lo revela el INDEPOL (Índice de Desarrollo Policial) de 2018, realizado por Causa en Común. Por ejemplo, en ciertas ocasiones, los policías se han visto obligados a invertir en gasolina para las patrullas, en uniformes, chalecos y balas.

Hoy en día, podemos decir que los policías han sido relegados tanto por los gobiernos como por la sociedad. Podemos aludir a la militarización ya que esta está avanzando a costa de las policías. En consecuencia, no nos interesamos por ellos y, por ende, el sistema podrido bajo el cual trabajan no se termina. Da igual si el policía o ex-policía esté en funciones o no. Nunca va a estar protegido y, mucho menos, en este mundo oscuro en donde la muerte, los disparos, la inseguridad y la militarización reinan por sobre todas las cosas. Salgamos de la burbuja rosa en la cual nos encontramos y comenzemos a mirarlos.