/ viernes 13 de septiembre de 2019

El presupuesto, un estilo de gobernar

El pasado 8 de septiembre, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, cumplió con la Constitución. Efectivamente, tal y como lo establece el artículo 74, fracción IV, el titular del Ejecutivo envió a la Cámara de Diputados su Iniciativa de Ley de Ingresos y el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el año 2020.

El Paquete Económico persigue objetivos eminentemente políticos; de hecho, éstos constituyen el eje articulador de las acciones más relevantes que el actual gobierno está llevando a cabo. En realidad, el Presidente ya lo había anticipado: la economía subordinada a la política.

El Proyecto de Presupuesto de Egresos revela contradicciones, prioridades y al mismo tiempo da cuenta de aquellos sectores que, siendo fundamentales para el desarrollo nacional, serán sometidos a fuertes restricciones durante el próximo año.

Entre las contradicciones, hay que destacar aquellas dependencias cuyos incrementos presupuestales no reflejan la importancia que se les otorga en el discurso presidencial. Por ejemplo, el Presidente reconoce una “situación de rezago” en el sector Salud y asume que la Educación no sólo es “el principal agente de transformación social”, sino que también permite “reducir las brechas de desigualdad” en la población; sin embargo, los presupuestos en ambos sectores sólo crecen en un 3.4 % y un 5.4 por ciento, respectivamente, que no es nada en comparación con los casos que abordaremos un poco más adelante.

Pero las contradicciones no terminan aquí. Siendo nuestro país uno de los destinos turísticos más atractivos del mundo y siendo también el turismo uno de los principales motores de la economía nacional, a la respectiva Secretaría se le aplica un recorte del 42.6 %. Y ni que decir de otros rubros tan importantes para el desarrollo como Economía, Agricultura y Comunicaciones, que tendrán ajustes del 30.9; 29.3; y 18.3, por ciento, respectivamente.

Sin ánimo de hacer un desglose detallado del Presupuesto, no podría dejar de mencionar un caso sui generis: el severo ajuste al que ha sido sometida la Secretaría de Gobernación, a quien le reducen 90.4 por ciento los recursos para el 2020, algo nunca antes visto. Lo señalo no tanto porque se trate del área responsable de la política interior del país, pues está claro que la “política” se hace en “Palacio Nacional” y su único protagonista es AMLO, sino porque justamente en ese sector se coordinan y despliegan otros programas en torno a los cuales el Presidente ha hecho compromisos muy específicos: el respeto a los derechos humanos, la prevención de la discriminación, la búsqueda y localización de personas, protección civil y migración, entre otros más.

Todos estos recortes presupuestales señalados, así como los exiguos incrementos a salud y educación, tienen una sola explicación: por una parte, contar con los cuantiosos recursos que demanda la política social clientelar y populista del Presidente de la República, que se instrumenta repartiendo dinero directamente a sectores específicos de la población; por la otra, asegurar los objetivos de combate a la corrupción, impulso al desarrollo energético -seguir metiendo dinero a Pemex- y seguridad, ésta última aun sin dar los resultados prometidos.

En este contexto, no resulta extraño que las dependencias que recibirán un extraordinario trato en el proyecto de Presupuesto del próximo año son: Energía (con un incremento de 78.1%); Función Pública (gana un 62% más de recursos); y, Bienestar (14.9%).

Por lo que toca a los programas asistenciales como: “Jóvenes Construyendo el Futuro”, Bienestar de las “Personas Adultas Mayores” y de las “Personas con Discapacidad, “Sembrando Vida”, Becas de “Educación Básica para el Bienestar Benito Juárez”, “Beca Universal para Estudiantes de Educación Media Superior Benito Juárez”, “Jóvenes Escribiendo el Futuro” y el de Universidades para el Bienestar Benito Juárez García”, todos tienen asegurados altos montos de recursos.

Y no podría ser de otra manera. Estos instrumentos son clave para AMLO, ya que sus beneficiarios son quienes en realidad sostienen la popularidad del Presidente, que oscila entre el 60 y 70 por ciento de apoyo.

De la Ley de Ingresos la abordaré en su momento, pues también contiene grandes sorpresas; pero por ahora solo me queda reiterar que el Presupuesto de Egresos retrata muy bien el estilo de gobernar del Presidente: mantener el apoyo popular a partir del dinero que llega al bolsillo de la gente -que es el mecanismo más efectivo para ganar respaldo social-, pues en seguridad nos sigue debiendo resultados y éstos no llegarán con un simple llamado a que los delincuentes se “porten bien”, tal y como sucede con los llamados a misa.

*Presidente de la Academia Mexicana de Educación.

El pasado 8 de septiembre, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, cumplió con la Constitución. Efectivamente, tal y como lo establece el artículo 74, fracción IV, el titular del Ejecutivo envió a la Cámara de Diputados su Iniciativa de Ley de Ingresos y el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el año 2020.

El Paquete Económico persigue objetivos eminentemente políticos; de hecho, éstos constituyen el eje articulador de las acciones más relevantes que el actual gobierno está llevando a cabo. En realidad, el Presidente ya lo había anticipado: la economía subordinada a la política.

El Proyecto de Presupuesto de Egresos revela contradicciones, prioridades y al mismo tiempo da cuenta de aquellos sectores que, siendo fundamentales para el desarrollo nacional, serán sometidos a fuertes restricciones durante el próximo año.

Entre las contradicciones, hay que destacar aquellas dependencias cuyos incrementos presupuestales no reflejan la importancia que se les otorga en el discurso presidencial. Por ejemplo, el Presidente reconoce una “situación de rezago” en el sector Salud y asume que la Educación no sólo es “el principal agente de transformación social”, sino que también permite “reducir las brechas de desigualdad” en la población; sin embargo, los presupuestos en ambos sectores sólo crecen en un 3.4 % y un 5.4 por ciento, respectivamente, que no es nada en comparación con los casos que abordaremos un poco más adelante.

Pero las contradicciones no terminan aquí. Siendo nuestro país uno de los destinos turísticos más atractivos del mundo y siendo también el turismo uno de los principales motores de la economía nacional, a la respectiva Secretaría se le aplica un recorte del 42.6 %. Y ni que decir de otros rubros tan importantes para el desarrollo como Economía, Agricultura y Comunicaciones, que tendrán ajustes del 30.9; 29.3; y 18.3, por ciento, respectivamente.

Sin ánimo de hacer un desglose detallado del Presupuesto, no podría dejar de mencionar un caso sui generis: el severo ajuste al que ha sido sometida la Secretaría de Gobernación, a quien le reducen 90.4 por ciento los recursos para el 2020, algo nunca antes visto. Lo señalo no tanto porque se trate del área responsable de la política interior del país, pues está claro que la “política” se hace en “Palacio Nacional” y su único protagonista es AMLO, sino porque justamente en ese sector se coordinan y despliegan otros programas en torno a los cuales el Presidente ha hecho compromisos muy específicos: el respeto a los derechos humanos, la prevención de la discriminación, la búsqueda y localización de personas, protección civil y migración, entre otros más.

Todos estos recortes presupuestales señalados, así como los exiguos incrementos a salud y educación, tienen una sola explicación: por una parte, contar con los cuantiosos recursos que demanda la política social clientelar y populista del Presidente de la República, que se instrumenta repartiendo dinero directamente a sectores específicos de la población; por la otra, asegurar los objetivos de combate a la corrupción, impulso al desarrollo energético -seguir metiendo dinero a Pemex- y seguridad, ésta última aun sin dar los resultados prometidos.

En este contexto, no resulta extraño que las dependencias que recibirán un extraordinario trato en el proyecto de Presupuesto del próximo año son: Energía (con un incremento de 78.1%); Función Pública (gana un 62% más de recursos); y, Bienestar (14.9%).

Por lo que toca a los programas asistenciales como: “Jóvenes Construyendo el Futuro”, Bienestar de las “Personas Adultas Mayores” y de las “Personas con Discapacidad, “Sembrando Vida”, Becas de “Educación Básica para el Bienestar Benito Juárez”, “Beca Universal para Estudiantes de Educación Media Superior Benito Juárez”, “Jóvenes Escribiendo el Futuro” y el de Universidades para el Bienestar Benito Juárez García”, todos tienen asegurados altos montos de recursos.

Y no podría ser de otra manera. Estos instrumentos son clave para AMLO, ya que sus beneficiarios son quienes en realidad sostienen la popularidad del Presidente, que oscila entre el 60 y 70 por ciento de apoyo.

De la Ley de Ingresos la abordaré en su momento, pues también contiene grandes sorpresas; pero por ahora solo me queda reiterar que el Presupuesto de Egresos retrata muy bien el estilo de gobernar del Presidente: mantener el apoyo popular a partir del dinero que llega al bolsillo de la gente -que es el mecanismo más efectivo para ganar respaldo social-, pues en seguridad nos sigue debiendo resultados y éstos no llegarán con un simple llamado a que los delincuentes se “porten bien”, tal y como sucede con los llamados a misa.

*Presidente de la Academia Mexicana de Educación.