/ jueves 14 de mayo de 2020

El registro de víctimas de Covid-19

Por: Luis Raúl González Pérez

Desde la perspectiva de los derechos humanos, la inexactitud de las cifras oficiales sobre los casos de Covid-19 en nuestro país, genera múltiples cuestionamientos que necesitan ser aclarados. Al inicio de la etapa más crítica de la pandemia no existe una estimación oficial verosímil, sustentada en información confiable, sobre el numero real de personas contagiadas y que han perdido la vida.

Se ha sugerido que los datos a los que aluden las autoridades se tendrían que multiplicar por un factor que va desde 8 hasta 50, para obtener una cifra más apegada a la verdad. Una ponderación hecha por académicos de la UNAM situaría actualmente el factor de multiplicación en poco menos de 24, lo cual daría un numero real de contagios superior a los 800 mil casos. Lo anterior haría evidente que el derecho de las y los mexicanos a recibir de sus autoridades información veraz, transparente y oportuna sobre el impacto en México de la enfermedad no se habría respetado y generaría una señal de alerta sobre la calidad de los datos que estarían sustentando la toma de decisiones por parte de las autoridades de salud, así como su pertinencia.

Se ha reconocido que los datos oficiales no corresponden a los casos que efectivamente se han presentado y que, en particular, en lo relativo al numero de fallecimientos, casos que podrían considerarse como de Covid-19 no se están contemplando en la estadística oficial al no haberse realizado las pruebas correspondientes en vida de las personas, siendo en consecuencia registrados bajo rubros tales como “neumonía atípica” o “neumonía adquirida en comunidad”. Algunos análisis ubican en más del 50% el porcentaje de este subregistro, lo cual implicaría que la mayoría de los casos que han implicado pérdida de vidas no fueron debidamente diagnosticados y los datos que quedarán asentados en actas de defunción y demás registros oficiales serán inexactos, al no haberse determinado con precisión las causas reales de los decesos.

Tanto a nivel nacional como internacional se reconocen, entre otros derechos de los pacientes, el recibir atención médica adecuada, un trato digno, así como el que se le proporcione información suficiente, clara, oportuna y veraz sobre su situación de salud.

En caso de fallecimiento, es de interés de sus familiares y de la sociedad que se establezca con precisión la causa que motivó el mismo. Al no existir diagnósticos confiables en los casos que no se incluyen en las estadísticas oficiales, se podría suponer que en los mismos se vulneraron los derechos de las personas. Por otra parte, el hecho de que en un número considerable de casos las personas enfermas, por alguna razón, no hubiesen acudido oportunamente a las instituciones de salud para recibir la atención médica que requerían y a la que tenían derecho, tendría que mover a las autoridades a realizar acciones específicas al respecto, pues los mecanismos y esquemas de atención no estarían funcionando. Las personas no tendrían que esperar a que sus casos fueran críticos y los daños en su salud irreversibles para poder acceder a la atención médica.

En estas condiciones, determinar el impacto real de la pandemia en México, en particular en el número real de sus víctimas, implicará realizar un ejercicio para recuperar la verdad en el que se recopilen y revisen todos los casos de infección respiratoria aguda (IRA) que se hubiesen presentado desde que se detectó la presencia de Covid-19 en nuestro país, analizando en específico los fallecimiento que se hubiesen registrado, para precisar sus causas reales y, de ser necesario, realizar las correcciones conducentes en documentos y registros oficiales, tarea particularmente compleja toda vez que al haberse cremado los cuerpos será imposible realizar pruebas o análisis posteriores, situación que deberá resolver el comité especial que las autoridades federales han señalado que conformará para tal efecto.

Es preciso asumir como un compromiso común el que la realidad que vivimos no quede sin registro. Las víctimas de la pandemia no son sólo números, estadísticas o elementos dentro de una gráfica. Detrás de cada registro de enfermad o fallecimiento está la vida de una persona, así como su dolor y sufrimiento, al igual que el de sus familiares y amigos. Contar con información fidedigna no sólo es importante como un ejercicio de memoria y verdad. La información es indispensable para determinar las acciones futuras en el ámbito sanitario.

Es previsible que haya nuevas oleadas de esta pandemia que nos afecten en el futuro, por lo que estos datos nos permitirían determinar políticas y acciones más pertinentes, que deben pasar por fortalecer los sistemas de salud, apoyar y promover la investigación médica, establecer esquemas de prevención, detección, atención temprana, así como buscar que las poblaciones con mayores condiciones de vulnerabilidad frente a la enfermedad (hipertensión, diabetes, obesidad, etc.) reduzcan esos riesgos o reciban mejores cuidados. La falta de información veraz, afecta la toma de decisiones e incide negativamente en la posibilidad de proteger la salud de las personas.

Coordinador del Programa Universitario de Derechos Humanos de la UNAM (PUDH)

Por: Luis Raúl González Pérez

Desde la perspectiva de los derechos humanos, la inexactitud de las cifras oficiales sobre los casos de Covid-19 en nuestro país, genera múltiples cuestionamientos que necesitan ser aclarados. Al inicio de la etapa más crítica de la pandemia no existe una estimación oficial verosímil, sustentada en información confiable, sobre el numero real de personas contagiadas y que han perdido la vida.

Se ha sugerido que los datos a los que aluden las autoridades se tendrían que multiplicar por un factor que va desde 8 hasta 50, para obtener una cifra más apegada a la verdad. Una ponderación hecha por académicos de la UNAM situaría actualmente el factor de multiplicación en poco menos de 24, lo cual daría un numero real de contagios superior a los 800 mil casos. Lo anterior haría evidente que el derecho de las y los mexicanos a recibir de sus autoridades información veraz, transparente y oportuna sobre el impacto en México de la enfermedad no se habría respetado y generaría una señal de alerta sobre la calidad de los datos que estarían sustentando la toma de decisiones por parte de las autoridades de salud, así como su pertinencia.

Se ha reconocido que los datos oficiales no corresponden a los casos que efectivamente se han presentado y que, en particular, en lo relativo al numero de fallecimientos, casos que podrían considerarse como de Covid-19 no se están contemplando en la estadística oficial al no haberse realizado las pruebas correspondientes en vida de las personas, siendo en consecuencia registrados bajo rubros tales como “neumonía atípica” o “neumonía adquirida en comunidad”. Algunos análisis ubican en más del 50% el porcentaje de este subregistro, lo cual implicaría que la mayoría de los casos que han implicado pérdida de vidas no fueron debidamente diagnosticados y los datos que quedarán asentados en actas de defunción y demás registros oficiales serán inexactos, al no haberse determinado con precisión las causas reales de los decesos.

Tanto a nivel nacional como internacional se reconocen, entre otros derechos de los pacientes, el recibir atención médica adecuada, un trato digno, así como el que se le proporcione información suficiente, clara, oportuna y veraz sobre su situación de salud.

En caso de fallecimiento, es de interés de sus familiares y de la sociedad que se establezca con precisión la causa que motivó el mismo. Al no existir diagnósticos confiables en los casos que no se incluyen en las estadísticas oficiales, se podría suponer que en los mismos se vulneraron los derechos de las personas. Por otra parte, el hecho de que en un número considerable de casos las personas enfermas, por alguna razón, no hubiesen acudido oportunamente a las instituciones de salud para recibir la atención médica que requerían y a la que tenían derecho, tendría que mover a las autoridades a realizar acciones específicas al respecto, pues los mecanismos y esquemas de atención no estarían funcionando. Las personas no tendrían que esperar a que sus casos fueran críticos y los daños en su salud irreversibles para poder acceder a la atención médica.

En estas condiciones, determinar el impacto real de la pandemia en México, en particular en el número real de sus víctimas, implicará realizar un ejercicio para recuperar la verdad en el que se recopilen y revisen todos los casos de infección respiratoria aguda (IRA) que se hubiesen presentado desde que se detectó la presencia de Covid-19 en nuestro país, analizando en específico los fallecimiento que se hubiesen registrado, para precisar sus causas reales y, de ser necesario, realizar las correcciones conducentes en documentos y registros oficiales, tarea particularmente compleja toda vez que al haberse cremado los cuerpos será imposible realizar pruebas o análisis posteriores, situación que deberá resolver el comité especial que las autoridades federales han señalado que conformará para tal efecto.

Es preciso asumir como un compromiso común el que la realidad que vivimos no quede sin registro. Las víctimas de la pandemia no son sólo números, estadísticas o elementos dentro de una gráfica. Detrás de cada registro de enfermad o fallecimiento está la vida de una persona, así como su dolor y sufrimiento, al igual que el de sus familiares y amigos. Contar con información fidedigna no sólo es importante como un ejercicio de memoria y verdad. La información es indispensable para determinar las acciones futuras en el ámbito sanitario.

Es previsible que haya nuevas oleadas de esta pandemia que nos afecten en el futuro, por lo que estos datos nos permitirían determinar políticas y acciones más pertinentes, que deben pasar por fortalecer los sistemas de salud, apoyar y promover la investigación médica, establecer esquemas de prevención, detección, atención temprana, así como buscar que las poblaciones con mayores condiciones de vulnerabilidad frente a la enfermedad (hipertensión, diabetes, obesidad, etc.) reduzcan esos riesgos o reciban mejores cuidados. La falta de información veraz, afecta la toma de decisiones e incide negativamente en la posibilidad de proteger la salud de las personas.

Coordinador del Programa Universitario de Derechos Humanos de la UNAM (PUDH)