/ martes 21 de noviembre de 2017

El reto: seguir adelante con o sin TLCN

Una declaración de Robert Lighthizer, representante comercial de la Casa Blanca, una amenaza inaceptable, parece marcar el derrotero de la negociación del Tratado de Libre Comercio (TLCAN): “El TLCAN es, hasta cierto grado, un acuerdo de inversiones, y es poco razonable esperar que Estados Unidos continúe fomentando y garantizando a las empresas estadounidenses invertir en México y Canadá principalmente para exportar a Estados Unidos”.-

México y Canadá han coincidido en rechazar peticiones de Estados Unidos sobre reglas de origen, de metodología o cláusulas como esa para que el TLCAN muera automáticamente cada cinco años. A cambio, en una salida razonable, el secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo, ha dicho ya que podría aceptarse revisar el TLCAN cada cinco años, quizás hacerle ajustes, pero no que fenezca cada lustro por todas las consecuencias de inestabilidad que podría generar.

Ya sabemos que, en estos días, del 16 al 21 de noviembre se realizan nuevas pláticas con el fin de trabajar en unir las “brechas conceptuales” y se tomó el acuerdo de extender las pláticas para el año próximo. Las expectativas, sin embargo, siguen siendo inciertas frente a la postura norteamericana. Hay esfuerzos de los equipos negociadores de México y Canadá para llegar a acuerdos que beneficien a los tres países, lo sabemos. Y la instrucción de los presidentes de ambos países es continuar, no levantarse de la mesa, buscar los caminos más propicios, insistir una y otra vez, mantener la paciencia y un poco más frente a los exabruptos de la parte norteamericana.

Sin embargo, en este caso como en muchos de la vida, las negociaciones tendrán que tener un final y hoy, insisto, no tenemos ninguna certeza. ¿Qué haremos al día siguiente de que terminen las negociaciones? El escenario ideal es que, con los ajustes necesarios y benéficos para las tres partes, el TLCAN continúe sirviendo a los sectores productivos. ¿Y si no hay acuerdo? Para responder esta última pregunta es que debemos estar preparados.

Jaime Zabludovski, del equipo de asesores del Consejo Coordinador Empresarial en la renegociación del TLCAN, hizo consideraciones razonables, atendibles, que deberemos preparar paralelamente. Dijo que México, ante la eventualidad de no contar con un TLCAN, debe tener una economía abierta, competitiva y continuar con su política de diversificación y profundización con otros mercados para ser de los mejores destinos de inversión nacional y extranjera.

Como bien dijo, “no sería el fin del mundo” y el de Estados Unidos continuará siendo un gran mercado como el resto del mundo, pero con la ventaja de que lo tenemos en la frontera norte y algo muy importante que agregó este especialista: “no se va a ir la inversión y la integración con Estados Unidos y Canadá continuará pues la inercia de la geografía y las economías es muy poderosa”.

Y así es. El eventual fin del TLCAN no termina con nuestra vecindad. Las fronteras no se corren ni se restringen físicamente, seguirán ahí y podremos cruzarlas con nuestros productos o servicios, si bien atendiendo nuevas reglas que serán las mismas para todos los que comercien.

Vaya, como dije en otro momento, México ya existía y tenía un lugar en el mundo antes del Tratado de Libre Comercio. Nuestro país no se desbaratará ni se acaba. Al contrario, el reto es seguir adelante y plantear el futuro con una simpleza: llevar nuestros productos al mundo y que los inversionistas extranjeros encuentren en México las condiciones propicias para invertir y generar empleos y riqueza.

Por lo pronto, hay que atender y seguir con detenimiento las negociaciones que se llevan a cabo en estos días. Los que tenemos responsabilidades públicas aplaudimos la forma en que el gobierno del presidente Peña Nieto ha encarado este reto: con valentía, con dignidad y anteponiendo los intereses de México a cualquier interés personal.

Senador por el PRI

Una declaración de Robert Lighthizer, representante comercial de la Casa Blanca, una amenaza inaceptable, parece marcar el derrotero de la negociación del Tratado de Libre Comercio (TLCAN): “El TLCAN es, hasta cierto grado, un acuerdo de inversiones, y es poco razonable esperar que Estados Unidos continúe fomentando y garantizando a las empresas estadounidenses invertir en México y Canadá principalmente para exportar a Estados Unidos”.-

México y Canadá han coincidido en rechazar peticiones de Estados Unidos sobre reglas de origen, de metodología o cláusulas como esa para que el TLCAN muera automáticamente cada cinco años. A cambio, en una salida razonable, el secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo, ha dicho ya que podría aceptarse revisar el TLCAN cada cinco años, quizás hacerle ajustes, pero no que fenezca cada lustro por todas las consecuencias de inestabilidad que podría generar.

Ya sabemos que, en estos días, del 16 al 21 de noviembre se realizan nuevas pláticas con el fin de trabajar en unir las “brechas conceptuales” y se tomó el acuerdo de extender las pláticas para el año próximo. Las expectativas, sin embargo, siguen siendo inciertas frente a la postura norteamericana. Hay esfuerzos de los equipos negociadores de México y Canadá para llegar a acuerdos que beneficien a los tres países, lo sabemos. Y la instrucción de los presidentes de ambos países es continuar, no levantarse de la mesa, buscar los caminos más propicios, insistir una y otra vez, mantener la paciencia y un poco más frente a los exabruptos de la parte norteamericana.

Sin embargo, en este caso como en muchos de la vida, las negociaciones tendrán que tener un final y hoy, insisto, no tenemos ninguna certeza. ¿Qué haremos al día siguiente de que terminen las negociaciones? El escenario ideal es que, con los ajustes necesarios y benéficos para las tres partes, el TLCAN continúe sirviendo a los sectores productivos. ¿Y si no hay acuerdo? Para responder esta última pregunta es que debemos estar preparados.

Jaime Zabludovski, del equipo de asesores del Consejo Coordinador Empresarial en la renegociación del TLCAN, hizo consideraciones razonables, atendibles, que deberemos preparar paralelamente. Dijo que México, ante la eventualidad de no contar con un TLCAN, debe tener una economía abierta, competitiva y continuar con su política de diversificación y profundización con otros mercados para ser de los mejores destinos de inversión nacional y extranjera.

Como bien dijo, “no sería el fin del mundo” y el de Estados Unidos continuará siendo un gran mercado como el resto del mundo, pero con la ventaja de que lo tenemos en la frontera norte y algo muy importante que agregó este especialista: “no se va a ir la inversión y la integración con Estados Unidos y Canadá continuará pues la inercia de la geografía y las economías es muy poderosa”.

Y así es. El eventual fin del TLCAN no termina con nuestra vecindad. Las fronteras no se corren ni se restringen físicamente, seguirán ahí y podremos cruzarlas con nuestros productos o servicios, si bien atendiendo nuevas reglas que serán las mismas para todos los que comercien.

Vaya, como dije en otro momento, México ya existía y tenía un lugar en el mundo antes del Tratado de Libre Comercio. Nuestro país no se desbaratará ni se acaba. Al contrario, el reto es seguir adelante y plantear el futuro con una simpleza: llevar nuestros productos al mundo y que los inversionistas extranjeros encuentren en México las condiciones propicias para invertir y generar empleos y riqueza.

Por lo pronto, hay que atender y seguir con detenimiento las negociaciones que se llevan a cabo en estos días. Los que tenemos responsabilidades públicas aplaudimos la forma en que el gobierno del presidente Peña Nieto ha encarado este reto: con valentía, con dignidad y anteponiendo los intereses de México a cualquier interés personal.

Senador por el PRI