/ domingo 15 de mayo de 2022

El riesgo de la soledad: hacia adentro y hacia afuera

Twitter: @cons_gentil

Entre los problemas que las personas han enfrentado a lo largo de los últimos dos años de la pandemia de COVID-19, algunos de los más importantes son las consecuencias del aislamiento y la soledad.

Este texto intentará analizar en dos partes la soledad y sus peligros. La primera desde el espectro de la salud mental y la segunda desde el aislamiento político, al igual los riesgos que ambos significan para los seres humanos colectiva e individualmente.

En octubre de 2021 la Academia Norteamericana de Pediatría y otras dos instituciones más emitieron un comunicado declarando un estado de emergencia nacional en materia de salud mental infantil. Aunado a esto, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) informaron que las visitas al área de urgencias por sospechas de intentos de suicidio por parte de niñas de 12 a 17 años aumentaron en un 51% desde principios de 2019 hasta principios de 2021.

Los adolescentes son un sector particular que merece mayor atención debido a los cambios físicos y psicológicos que pasan en esta etapa, sin embargo, los trastornos de la salud mental también han afectado seriamente a diferentes grupos en años recientes.

El Cirujano General de los Estados Unidos, Vivek Murthy, quien ha ocupado el puesto en las administraciones de Obama y después nuevamente con Biden, explica en su libro Juntos: El poder de la conexión humana sobre la enorme amenaza que implica la soledad para la salud humana. En este brillante trabajo de investigación menciona que existen tres diferentes niveles de soledad: la primera es soledad íntima, que es el deseo de tener un confidente cercano con quien compartimos un profundo vínculo de afecto y confianza. El segundo es la soledad social, es decir el anhelo de amistades de calidad, compañía y apoyo social. Y por último está la soledad colectiva, que es la necesidad de una red de personas que comparten los mismos intereses o valores. De manera que, para que los seres humanos puedan tener una vida plena, es necesario contar con conexiones sociales valiosas en cada uno de estos niveles. Y también es posible sentir una soledad real si se carece de alguno de estos niveles, a pesar que en los demás estemos satisfechos.

En este libro se refiere también a la investigación de Julianne Holt-Lunstad, quien menciona que descubrió que las personas con relaciones sociales sólidas tienen 50% menos probabilidades de morir prematuramente que las personas con relaciones sociales débiles. También descubrió que el impacto de la falta de conexión social en la esperanza de vida es igual al riesgo de fumar 15 cigarros al día, mayor al riesgo de la obesidad, el consumo excesivo de alcohol y la falta de actividad física. Llegando así a la conclusión que las conexiones sociales débiles, es decir, la soledad, puede ser un riesgo considerable para nuestra salud.

Este riesgo es quizá todavía más grande que algunos otros pues, en palabras del Dr. Murthy, la medicina tradicional se ha enfocado mucho más en la salud física y menos en las dimensiones mentales y emocionales de la salud.

Es preocupante pensar que las generaciones más jóvenes, el futuro de la sociedad, cargue consigo el peso de una soledad severa y que ésta juegue un papel importante durante años formativos. Si no logramos hablar, tratar y educar sobre la salud mental de una manera más efectiva, la juventud que sufre de esta soledad también puede convertirse en el objetivo y sustento de regímenes políticos totalitarios, de los que hablaremos en el siguiente texto.

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Entre los problemas que las personas han enfrentado a lo largo de los últimos dos años de la pandemia de COVID-19, algunos de los más importantes son las consecuencias del aislamiento y la soledad.

Este texto intentará analizar en dos partes la soledad y sus peligros. La primera desde el espectro de la salud mental y la segunda desde el aislamiento político, al igual los riesgos que ambos significan para los seres humanos colectiva e individualmente.

En octubre de 2021 la Academia Norteamericana de Pediatría y otras dos instituciones más emitieron un comunicado declarando un estado de emergencia nacional en materia de salud mental infantil. Aunado a esto, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) informaron que las visitas al área de urgencias por sospechas de intentos de suicidio por parte de niñas de 12 a 17 años aumentaron en un 51% desde principios de 2019 hasta principios de 2021.

Los adolescentes son un sector particular que merece mayor atención debido a los cambios físicos y psicológicos que pasan en esta etapa, sin embargo, los trastornos de la salud mental también han afectado seriamente a diferentes grupos en años recientes.

El Cirujano General de los Estados Unidos, Vivek Murthy, quien ha ocupado el puesto en las administraciones de Obama y después nuevamente con Biden, explica en su libro Juntos: El poder de la conexión humana sobre la enorme amenaza que implica la soledad para la salud humana. En este brillante trabajo de investigación menciona que existen tres diferentes niveles de soledad: la primera es soledad íntima, que es el deseo de tener un confidente cercano con quien compartimos un profundo vínculo de afecto y confianza. El segundo es la soledad social, es decir el anhelo de amistades de calidad, compañía y apoyo social. Y por último está la soledad colectiva, que es la necesidad de una red de personas que comparten los mismos intereses o valores. De manera que, para que los seres humanos puedan tener una vida plena, es necesario contar con conexiones sociales valiosas en cada uno de estos niveles. Y también es posible sentir una soledad real si se carece de alguno de estos niveles, a pesar que en los demás estemos satisfechos.

En este libro se refiere también a la investigación de Julianne Holt-Lunstad, quien menciona que descubrió que las personas con relaciones sociales sólidas tienen 50% menos probabilidades de morir prematuramente que las personas con relaciones sociales débiles. También descubrió que el impacto de la falta de conexión social en la esperanza de vida es igual al riesgo de fumar 15 cigarros al día, mayor al riesgo de la obesidad, el consumo excesivo de alcohol y la falta de actividad física. Llegando así a la conclusión que las conexiones sociales débiles, es decir, la soledad, puede ser un riesgo considerable para nuestra salud.

Este riesgo es quizá todavía más grande que algunos otros pues, en palabras del Dr. Murthy, la medicina tradicional se ha enfocado mucho más en la salud física y menos en las dimensiones mentales y emocionales de la salud.

Es preocupante pensar que las generaciones más jóvenes, el futuro de la sociedad, cargue consigo el peso de una soledad severa y que ésta juegue un papel importante durante años formativos. Si no logramos hablar, tratar y educar sobre la salud mental de una manera más efectiva, la juventud que sufre de esta soledad también puede convertirse en el objetivo y sustento de regímenes políticos totalitarios, de los que hablaremos en el siguiente texto.