El robo está siempre asociado a la idea del poder
Fernando Savater
Todos sabemos las consecuencias de la medida que, en afán de combatir la corrupción, tuvo a bien implementar el presidente Andrés Manuel López Obrador respecto al hurto de gasolina y la depravación en Pemex, producto de una inclemente y abusiva burocracia cuya labor generó y disfrazó desviaciones monumentales, mismas que dieron cauce y fomento al huachicoleo.
“Después de niño ahogado”, a tapar el pozo… Y es que ya de nada sirve señalar todo lo que se pudo haber hecho: si los kilométricos ductos hubieran sido vigilados, si el país tuviese mayor capacidad de almacenamiento, en fin, como de costumbre suposiciones y cuestionamientos sin respuesta que hoy nos tienen contra la pared. Pero, para incrementar el almacenamiento, se requiere inversión al igual que para implementar medidas de seguridad, en ductos y controladores que podrían ser financiados por el sector privado: cancelar la Reforma Energética no es precisamente la mejor decisión.
Mal, muy mal el silencio sepulcral del director de Pemex, al igual que el laberinto de explicaciones oficiales sobre la crisis. No se evaluó la dimensión y profundidad del problema y la medida fue una muestra de improvisación sin planear, sin forma… Sabemos que las cárceles son insuficientes para los miles de mexicanos involucrados en el negocio. Cierto es que el problema no es de ahora, es heredado de administraciones anteriores pero, abordarlo simplemente como un asunto criminal es absurdo y lanzar una voz de “valentía y ejemplo” –los anteriores no quisieron, yo sí…-, se trata de un asunto de voluntarismo puro del presidente: acciones tan complejas y de tanta trascendencia demandan meses de planeación, no una orden de cierre improvisada, y a ver qué pasa…
El daño al país ha sido brutal: el desabasto nos golpea a todos, incluidos los más pobres. El transportista incrementó tarifas, las pérdidas en horas-hombre esperando cargar gasolina han sido cuantiosísimas, los trabajadores han incumplido con la puntualidad ante las dificultades para llegar a sus fuentes de trabajo... ¿A cuánto ascienden los daños, señor presidente?
Miles de toneladas de productos perecederos varados, echados a perder… Seguramente el costo arrojará cifras similares a lo que implicaba el robo anual de combustible… La medida era necesaria, sí pero las formas no fueron las adecuadas o, ¿así se irán combatiendo la infinidad de negocios chuecos y clandestinos que operan en México? ¡A temblar!!!
Cerrar los ductos empobreció aún más a México, y en los casi dos meses de esta administración se cuentan varios eventos desafortunados: la cancelación del NAIM, la advertencia del Banco de México respecto a alzas de precios y su impacto en la inflación… todo ello también empobrece más a los pobres, a esos que prometió proteger…
No es cerrando tubos como se va a solucionar el problema, se trata de buscar estrategias bien planeadas, reconocer y enmendar los errores, escuchar otras voces y decidir con expertos: el gobierno no es decisión personal y Usted presidente López Obrador prometió ser un buen Presidente… ¿Cómo le va a hacer?
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